Apenas se han cumplido diez días desde que entraron en vigor las últimas restricciones del Gobierno de Lakua para atajar la expansión del covid, con el cierre de la hostelería como medida más llamativa, y todavía es pronto para medir su alcance real, pero en la evolución pandémica de las últimas jornadas sí se aprecia una mejora, con una bajada tanto en los niveles de incidencia como en el número reproductivo básico.
Sin embargo, este avance en sentido positivo, todavía leve, mantiene una pendiente muy sostenida y no parece que vaya a alcanzar en la CAV la misma rapidez que en Nafarroa, que ayer se convirtió en el herrialde de Hego Euskal Herria con menor incidencia acumulada, después de dos semanas con los contagios cayendo a una velocidad insospechada a principios de noviembre, cuando todos los números estaban en rojo.
Alcanzó el pico antes
Tras un final de verano complicado, CAV tocó suelo el 7 de octubre, con una incidencia acumulada de 246,07 casos por cien mil habitantes. Luego comenzó a empeorar y el pasado jueves llegó a 849,49, para empezar a bajar hasta los 816,63 de este lunes. Por tanto, ha necesitado un mes y cinco días en alcanzar el pico de esta segunda ola, bastante menos que Nafarroa, donde la afección del virus estuvo dos meses creciendo de forma casi ininterrumpida.
Pero, tras doblar la curva, Nafarroa empezó a mejorar sus datos más rápidamente de lo que lo están haciendo ahora los otros tres herrialdes. Así, si entre el jueves y el lunes la incidencia en la CAV se ha reducido en 32,86 casos (849,49 - 816,63), en Nafarroa en ese mismo tiempo, cuatro días, la cifra de contagios cayó más del doble: de 1.132,12 casos el 1 de noviembre a 1.061,21 el día 5: 70,91.
En la CAV, por otra parte, la evolución no es la misma en Gipuzkoa, Araba y Bizkaia, pues estos dos últimos territorios registraron el lunes exactamente la misma incidencia que una semana antes: 720 en el caso de Bizkaia y 551 en el de Araba, con unas décimas de distancia entre ambos días en los dos casos.
Es más, en el caso de Araba, que ayer notificó 146 nuevos positivos, la cifra más alta en diez días, la afección ha crecido durante este fin de semana.
Gipuzkoa, por contra, mantiene una caída más acusada y es la que más está tirando hacia abajo la incidencia de la CAV.
El ritmo de la desescalada
Estos datos son importantes, pues la rapidez a la que evolucionen las cifras de contagios marcará, junto a la presión asistencial, el ritmo de la desescalada. En este sentido, después de que el Gobierno de Iruñea haya prorrogado el grueso de sus medidas hasta el 18 de diciembre, con opción a la reapertura de las terrazas a finales de este mes, es probable que en la CAV las restricciones se puedan mantener en vigor incluso después de esa fecha, si se confirma la tendencia de estos días y si el Ejecutivo de Lakua mantiene la misma prudencia que el de María Chivite.
A este respecto, un elemento que puede jugar a su favor es que el punto de partida es mejor que en Nafarroa, pues solo Gipuzkoa se ha acercado a sus peores números, mientras Bizkaia y, sobre todo, Araba han quedado lejos. Si Lakua optara por actuar en función de la incidencia en cada herrialde, alguno de estos dos podría aliviar las medidas antes, pero hasta el momento el Ejecutivo ha decidido no hacer distinciones entre territorios pese a la diferente situación pandémica.
A la espera de lo que decida mañana el consejo asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi (LABI), el portavoz del Ejecutivo, Bingen Zupiria, destacó ayer que el nivel de transmisión del covid-19 en la CAV es «aún muy alto», algo que, según apostilló, va a exigir el «mantenimiento de medidas severas durante algún tiempo».
En parecidos términos, el coordinador del Programa de Vigilancia y Control de Osakidetza, Ignacio Garitano, declaró el lunes que «a pesar de una tendencia epidemiológica favorable, debemos seguir manteniendo la tensión actuando con rigor», de modo que pidió «no caer en la autocomplacencia».