Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea / Redactor especializado en internacional

Biden copa su gabinete con ejecutivos que vuelven de una consultoría estratégica

Al elegir para los cargos más altos, el último en el Pentágono, a figuras procedentes de una consultora privada de empresas sobre cuestiones geopolíticas y militares, Joe Biden alimenta un sistema de puertas giratorias para los políticos en el interregno de un gobierno a otro.

 El general Lloyd Austin será el nuevo jefe del Pentágono. (Paul J. RICHARDS/ AFP)
El general Lloyd Austin será el nuevo jefe del Pentágono. (Paul J. RICHARDS/ AFP)

El próximo jefe de la diplomacia estadounidense, Tony Blinken, la flamante nueva directora de Inteligencia, Avril Haines, y el que será portavoz del Gobierno, Jen Psaki, son cofundadores o han trabajado para la consultora privada WestExec Advisors.

A ellos se suma el anunciado jefe del Pentágono, el general Lloyd Austin, quien no solo es consejero de la firma sino uno de los responsables de los fondos de inversión de WestExec, Pine Island Capital Partners.

El presidente electo, Joe Biden, ha optado por elegir al primer negro que asumirá el cargo de secretario de Defensa en la historia de de EEUU, descartando a la que sonaba en las quinielas e iba a ser la primera mujer, Michèle Flournoy.

Se da el hecho de que esta última era también una de las cofundadoras WestExec Advisors, además –o quizás por ello– de firme defensora de las guerras en Afganistán y en Yemen, entre otros escenarios de crisis.

Los sectores progresistas del Partido Demócrata criticaron su posible elección en una carta pública a la agencia AP.

WestExec se presenta a sí misma como una consultora que proporciona «experiencia geopolítica y política única para ayudar a los líderes empresariales».

Y, según adelantan algunos medios de comunicación, otro consultor de la firma, David Cohen, suena para dirigir la CIA, la principal agencia de inteligencia estadounidense.

Tras cuatro años de acusaciones de conflictos de intereses en el mandato de Donald Trump, la decisión de Biden de apoyar su Gabinete en esa consultora privada, que tiene lazos estrechos con la industria armamentística, ha provocado duras críticas.

Noah Bookbinder, director del grupo anticorruption Citizens for Responsibility and Ethics in Washington (CREW), ha advertido al Gobierno Biden y a sus candidatos de que «ahora les toca a ellos» tomar medidas firmes para evitar conflictos de intereses. Tras el desprecio mostrado por Trump a las reglas de la ética, «espero que hayan aprendido la lección», ha instado.

Calle símbolo del poder

La sociedad WestExec fue creada en 2017 para hospedar a los antiguos responsables del Gobierno Obama tras el triunfo de Trump. Ofrece servicios de «consejo en estrategia» a empresas en «cuestiones de seguridad y defensa».

Debe su nombre a la West Executive Avenue, una pequeña calle cortada a la circulación que separa la Casa Blanca del gran edificio que alberga la mayor parte de las oficinas del Gobierno estadounidense, el Eisenhower Executive Office Building.

No pocos ven en el nombre y en las prácticas de esa empresa una forma descarada de lobismo, de utilización de las redes de influencia para convencer a los responsables políticos, o en este caso para copar sus puestos, de cara a modificar leyes favorables a los intereses de sus clientes.

En EEUU, los grupos lobistas están obligados a identificar públicamente a sus clientes, pero estas reglas, aprobadas tras una serie de escándalos de corrupción, no afectan a las firmas consultoras como WestExec y a sus clientes.

La revista especializada 'The American Prospect' y el diario 'The New York Times' han logrado identificar a algunos de estos últimos, como el fabricante de drones Shield AI, que tiene contratos con el Pentágono; Schmidt Futures, dirigido por el antiguo patrón de Google Eric Schmidt; y la firma israelí Windward, especializada en inteligencia artificial.

El fondo de inversiones de WestExec, Pine Island, ha invertido 283 millones de dólares en empresas armamentísticas.

El futuro secretario de Estado, Tony Blinken es, al igual que el general Lloyd Austin, responsable de Pine Island.