Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

«Les parfums»

Es el estreno elegido por la distribuidora BTeam Pictures para abrir el nuevo año, por lo que a partir del viernes uno de enero podremos ver esta comedia dramática con el título correctamente traducido, pero sin artículo, de “Perfumes”. Se puede decir que en cierta forma supone el debut de Grégory Magne, al menos en solitario, ya que antes codirigió con Stéphane Viard “L’air de rien” (2012), donde empezó a confiar en el actor Grégory Montel como su principal valedor al otro lado de la cámara. Para “Les parfums” (2019) repite con él, y este le regala una actuación llena de matices, emparejado con una actriz de tanta categoría y estilo como Emmanuelle Devos, con quien comparte la típica relación que va pasando del rechazo inicial al descubrimiento de una atracción basada en la dualidad complementaria.

La sutileza es la principal virtud en la película y en el cine de Magne, potenciándola mediante el recurso del olfato, que le sirve para incorporar al lenguaje audiovisual un sentido mucho más fino que la vista o el oído. Como los tiempos de aquel invento para las salas de exhibición llamado “odorama” (sistema que incorporaba diferentes olores en un cartón numerado que había que ir rascando siguiendo las indicaciones en pantalla) ya pasaron, el cineasta debe de recurrir a la sugerencia, y ahí es donde Emmanuelle Devos se revela vital en su cometido de “nariz de oro”.

Y del modo más sutil va abordando Magne todo un abanico de temas desde la delicada perspectiva olfativa, mediante la cual abre una ventana diferente a la percepción de las relaciones personales, ya sea entre hombres y mujeres, o entre padres e hijos, o la que se tiene con el dinero, con la vocación profesional, con la pertenencia a una determinada clase social, y mucho más.

El Guillaume Favre que interpreta Grégory Montel es un hombre divorciado volcado en la batalla legal por la custodia de su hija, un problema que le tiene absorbido en cuerpo y alma, pues necesita urgentemente conseguir el dinero suficiente para poder alquilar un piso más grande donde vivir con Léa, papel encarnado por la ascendente Zélie Rixhon, recientemente vista en un papel clave de “El palacio ideal” (2018), bajo la dirección de Nils Tavernier. Solo cumpliendo dicha condición logrará acceder a esa custodia compartida a la que aspira.

En medio de su ya de por sí complicada situación, Guillaume se encuentra al borde del despido laboral en la agencia de alquiler de coches privados en la cual trabaja como chófer, una empresa que lleva el pomposo nombre de Elite Driver. La salvadora de su puesto de trabajo será precisamente la Anne Walberg a la que da vida Emmanuelle Devos, pues le quiere a toda costa a su servicio. Guillaume, en agradecimiento, se mostrará predispuesto a soportar los aires de diva de su nueva jefa.

La altivez le viene a la mujer de los días en que fue la número uno en su tan especializada profesión, cuando tenía un contrato millonario con Dior. Con el tiempo ha ido perdiendo algo de olfato, y eso ha hecho que haya tenido que colaborar con todo tipo de empresas no necesariamente dedicadas a la elaboración de perfumes caros. Se trata de fragancias menos distinguidas, que tienen que ver con la industria química, la automovilística, los ambientadores para el comercio, las tiendas de animales, o hasta la recreación de ambientes históricos para museos.

La teoría de los polos opuestos que se atraen funciona en “Les parfums” (2019), seguramente porque en el fondo él y ella comparten su aislamiento en la era de la comunicación-incomunicación, a la vez que el antagonismo les une en la medida en que es estimulante para ambos. Hay un aprendizaje mutuo, que Magne sabe graduar a la perfección, siguiendo un tipo de comedia que conjuga muy bien con el realismo social, más allá de los lugares comunes sobre el desencuentro entre gentes de niveles económicos muy diferentes.