Este viernes se cumplen siete años de la desaparición de Borja Lázaro en La Guajira colombiana. Fue visto por última vez la noche del 7 al 8 de enero de 2014 en una posada de la localidad costera de Cabo de la Vela.

Desde entonces no se sabe nada de este ingeniero gasteiztarra, que estaba realizando un reportaje fotográfico cuando desapareció. Sus pertenencias, entre las que estaban sus cámaras de fotos y la documentación, fueron encontradas en el hostal en el que se hospedaba.

La Policía colombiana barajó tres hipótesis sobre su desaparición: que hubiera sido secuestrado, que se ahogara en el mar o que se introdujera desorientado en el interior de La Guajira, una península semidesértica situada en el norte de Colombia, cerca de la frontera con Venezuela.

Las dos primeras hipótesis fueron perdiendo peso al no haber petición de rescate y no haber devuelto el mar su cadáver. Y no se han dado pasos que ayuden a saber qué ocurrió aquella noche, en la que Lázaro estuvo acompañado por dos turistas alemanas, dos chilenas y unos colombianos.

Su familia sigue trabajando para que el caso no caiga en el olvido, pese a que este año, a consecuencia de la pandemia, no habrá concentración en el centro de Gasteiz.

«En este séptimo aniversario, debido a la situación sanitaria, no vamos a realizar concentración ni otros eventos presenciales. Sin embargo, seguiremos haciendo visible a Borja a través de las redes sociales para que la investigación siga activa», han apuntado en una escueta nota, en la que han agradecido el apoyo de «todos los que nos habéis acompañado durante estos siete años y seguís colaborando en la difusión de su imagen».