La filosofía del Athletic, un valor añadido para competir ante los mejores del mundo
El Athletic disputará el domingo en La Cartuja su séptima final desde 2009 a la que habrá que añadir en abril la de Copa de la temporada anterior. Un modelo exitoso con su particular filosofía si se compara con equipos de su nivel y presupuesto, que en este periodo han llegado a perder la categoría.
Cuando los resultados deportivos no acompañan, desde algunos ámbitos con sus particulares intereses siempre se suscitan debates sobre la viabilidad de la filosofía del Athletic de jugar con futbolistas nacidos o formados en Euskal Herria. En los últimos 25 años se ha anunciado su muerte en repetidas ocasiones, pero el club rojiblanco siempre ha conseguido salir a flote.
Desde los títulos en los 80 el Athletic inició una travesía en el desierto con apariciones esporádicas en competiciones europeas. Por recordar, en los noventa se celebró con una invasión de campo en San Mamés la clasificación para la UEFA del equipo de Heynckees y Guerrero en 1994. A los que hay que añadir los festejos por el subcampeonato que permitió jugar la Champions en 1998, año del centenario.
Sin embargo, el equipo nunca se ha derrumbado. Ni con la entrada en vigor de la Ley Bosman que atrajo a un mayor número de futbolistas de distintos países a la Liga ni con la llegada del dinero de las televisiones. Salió adelante y hasta volvió a jugar en Europa en 2004 con Valverde.
Pasó una mala época entre 2005 y 2007. El famoso bienio negro en el que si no llega a ser por el compromiso de la plantilla y su identificación con el club, probablemente hubiera perdido la categoría como les pasó a equipos como el Celta y la Real.
En 2009, con Caparrós en el banquillo, lograba volver a meterse en una final de Copa con una contundente victoria ante el potente Sevilla en la vuelta de las semifinales en San Mamés. Se desató la locura en las calles de Bilbo y Toquero fue nombrado lehendakari rojiblanco de por vida. No en vano habían pasado 24 años desde la última final alcanzada. Sería el inicio de una época de bonanza.
Al Athletic le tocó medirse con el Barcelona de Guardiola en Mestalla y le pasó por encima. El sueño con el tanto de Toquero se desvaneció ante la superioridad culé. El conjunto rojiblanco ha tenido la mala suerte de que en la última década se ha tenido que enfrentar en finales con el mejor Barcelona de todos los tiempos. Le volvió a ocurrir en la disputa de la Supercopa siguiente y en 2012, despedida de Guardiola. Asimismo, en 2015 tuvo enfrente al equipo liderado por Messi con Neymar y Luis Suárez. Se tomó la revancha por todo ello en la Supercopa de ese mismo año.
Tampoco se puede olvidar la espectacular trayectoria con Marcelo Bielsa en Europa League que acabó con la dolorosa derrota en Bucarest ante el Atlético de Simeone.
Victoria ante el vigente campeón de Liga y de la Supercopa
Son los logros deportivos cosechados en la última década que se completan con la final de Copa del año pasado y la presente Supercopa. Se dice fácil, ocho finales en once años. En ese mismo periodo rivales con similar presupuesto como Villarreal y Betis han conocido la Segunda División. Sin olvidar la continua participación en competiciones europeas.
Datos para poner en valor cada vez que alguien suelte aquello de que la filosofía está obsoleta y que no se puede competir de esta manera en un mundo globalizado.
Y añadiría convencido, de que este Athletic, se impuso al Real Madrid en gran medida por la implicación de los jugadores con el proyecto.
Marcelino así lo agradeció tras el partido y el ex capitán Gurpegi también lo comentaba en la entrevista en NAIZ cuando se refería a la familia del Athletic, explicando que siempre se une para salir adelante en tiempos difíciles.
La última victoria ante el vigente campeón de Liga y del torneo tiene mucho mérito. Un equipo que ha ganado varias Champions con la mayoría de esos jugadores. Sobre todo si se tienen en cuenta los condicionantes previos -cambio de entrenador, crisis institucional,...- y vuelve a poner en la órbita del planeta futbolístico al Athletic y su particular filosofía.
Un factor diferencial y un valor añadido que llena de orgullo a sus aficionados además de demostrar que se puede competir ante los mejores del mundo.