El prefecto de Pirineos Atlánticos, Eric Spitz, ha sido preguntado durante la ceremonia destinada a exponer los objetivos cara al año recién estrenado sobre el cierre de ocho pasos en Euskal Herria y uno más en Bearn.
El delegado estatal, que ha insistido en que la medida se adoptó tras consultar con delegados del Gobierno español en Iruñea y Gasteiz, y también en Aragón, ha revelado que, inicialmente, se planteaba incluso un cierre más amplio.
De hecho, según ha explicado Spitz, «estuvo sobre la mesa» el cierre de mugas con un volumen alto de paso, como son las de Behobia (Irun-Hendaia) y la de Ibardin (Bera-Urruña).
Spitz ha descartado que «dado que estamos en un nivel de riesgo alto de atentado» se vaya a dar marcha atrás en lo inmediato en esa orden de cierre que entró en vigor el 14 de enero pasado.
No se contempla que haya apertura «antes de finales de febrero», ha detallado.
Manga ancha
El prefecto ha reconocido que, ante el malestar que ha causado la medida, particularmente en localidades de Nafarroa Beherea, las más afectadas por el cierre de pasos como el de Izpegi o Aldude, que obliga a los vecinos a realizar largos recorridos para pasar la muga, por lo general por Arnegi, ha dado orden a los agentes de la Gendarmería de «ser tolerantes para evitar causar molestias suplementarias a los habitantes».
Cabe señalar que en ese y algunos otros pasos el cierre ha consistido en poco más que colocar unas vallas, tras lo cual el puesto quedaba, por lo general, sin vigilancia. Ello ha facilitado algunas idas y venidas de vecinos, incluso antes de que Spitz abogara hoy por que la Gendarmería adopte esa actitud más laxa.
«Los gendarmes están permitiendo en Aldude que la gente que vive en las cercanías pase», se escuchó afirmar ya ayer en los micrófonos de Euskal Irratiak al prefecto Spitz.
Hoy ha defendido el cierre de mugas, porque con ese despliegue suplementario de 200 agentes en la frontera pirenaica acordado por el Gobierno francés dentro de su plan «contra el terrorismo y la migración ilegal» no es posible proceder al control del conjunto de pasos fronterizos.
Sin embargo, el delegado gubernamental tampoco se ha mostrado partidario de proceder a un control exhausivo de vehículos y personas en los pasos abiertos, por temor a colapsos diarios en la muga.
El pronunciamiento de Spitz se produce después de que diversos electos y representantes institucionales hayan hecho patente su malestar por las consecuencias de una medida que genera fuerte incomprensión en la ciudadanía vasca.