El Senado francés dio luz verde la pasada noche, mediante un voto a mano alzada, a la enmienda presentada por el grupo mayoritario en la cámara baja, Les Républicains (LR, derecha) por la que se preconiza un aplazamiento al mes de junio de las elecciones regionales y departamentales que debían celebrarse en el Estado francés el próximo mes de marzo.
En los últimos meses se ha especulado abundantemente sobre la intención del ejecutivo de Emmanuel Macron de estirar todavía más el calendario y llevar esa votación –que a priori se le presenta difícil al inquilino del Elíseo– a 2022, cuando se prevé la celebración de elecciones presidenciales, lo que habría dado lugar a una especie de super año electoral de reminiscencias estadounidenses pero sin tradición en la historia electoral francesa.
El voto en el Senado parece desmentir esos supuestos planes, en palabras de la «número dos» de Interior, Marlene Schiappa, que acataba de inmediato la decisión del Senado.
En todo caso, corresponderá a la Asamblea Nacional adoptar la decisión definitiva sobre los comicios regionales y departamentales en la sesión prevista para el 9 de febrero. La víspera, el 8 de febrero es la fecha límite que se ha dado, por cierto, a sí mismo el TSJC para hacer pública su decisión definitiva sobre la celebración de los comicios catalanes.
En su voto del 26 de enero, los senadores galos acotaron la recomendación incluida en el informe del expresidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis Debré, que ya validaba ese aplazamiento de tres meses, al acordar que los comicios regionales y departamentales se completen «como tarde el 20 de junio».
Ello para evitar una segunda vuelta al domingo siguiente, el 27, por ser «fecha de salida de vacaciones», razonaron los senadores, en todo un alarde de optimismo, ya que la evolución de la pandemia hace que en el Consejo de Defensa que presidirá Emmanuel Macron este miércoles se baraje un tercer confinamiento, o al menos de medidas más restrictivas, lo que hace difícil proyectarse en un «éxodo vacacional».
Mirando a Catalunya nord
Así las cosas, y a expensas de una decisión del TSJC sobre la fecha definitiva de los comicios en el sur catalán, puede darse la situación, cuanto menos curiosa, de que a los electores de Catalunya Nord no les autoricen a elegir en marzo a sus representantes en el Consejo departamental de Pirineos Orientales ni a los electos que les representarán en la Asamblea de la región de Languedoc-Roussillon, mientras que a sus compatriotas del sur de los Pirineos se les convoca a renovar el Parlament el 14 de febrero.
Cabe recordar, por cierto, que la institución departamental con sede en Perpinyà aprobó en su día una declaración de apoyo a los políticos y líderes sociales catalanes en prisión. Y hasta colocó una banderola con los preceptivos lazos amarillos para demandar respeto a los derechos fundamentales, tal como se recoge en la información publicada el 19 de abril de 2018 por el medio ‘L’indépendant’.
Pero volviendo a la cuestión de si poner o no las urnas, parece un tanto complicado entender que, a la vista de la situación sanitaria, ciertamente grave a ambos lados de la muga, se adopten dos decisiones de signo opuesto prácticamente en las mismas fechas y referidas a un mismo ámbito territorial, por más que dos estados administren la vida de los catalanes. Será que a efectos electorales el virus no sabe de fronteras.