El presidente de Italia, Sergio Mattarella, ha encargado al expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi formar un nuevo gobierno, después de que el martes constatase que no se dan las condiciones para que Giuseppe Conte pueda lograr una nueva mayoría y seguir al frente del Ejecutivo.
Draghi ha aceptado el encargo «con reservas», una fórmula que le llevará ahora a abrir una ronda de consultas con los partidos políticos para tantear sus opciones y, llegado el caso, volver al Quirinale para formalizar su designación.
El exresponsable del BCE ya lleva por delante el «no» de la principal fuerza en el Parlamento, el Movimiento 5 Estrellas (M5S). El líder del partido, Vito Crimi, ha dejado claro que «no votará por el nacimiento de un gobierno técnico presidido por Mario Draghi», por entender que «debe designarse una administración política», si bien no se descarta que algunos legisladores puedan desmarcarse de la línea general.
El Partido Democrático (PD), actual socio de coalición con el M5S, sí parece más abierto, atendiendo «al bien común del país», según su secretario general, Nicola Zingaretti, que no ha llegado a confirmar el «sí» a Draghi. Tanto el PD como el M5S habían dado su apoyo a Giuseppe Conte y se habían manifestado en contra de convocar elecciones anticipadas.
En cambio, el exprimer ministro Matteo Renzi, líder de Italia Viva, ha llamado a «todas las personas de buena voluntad» a aceptar la propuesta de Mattarella, ya que considera que «es el momento de los constructores» para salir de la actual crisis política en el país transalpino.
Por su parte, el líder de la Liga, Matteo Salvini, ha dicho no tener «prejuicios» con Draghi, remarcando «si hace suyas nuestras propuestas para relanzar el país estaríamos felices», pero ha planteado que «sería mejor convocar elecciones» y evitar un escenario de interinidad que, en principio, se prolongaría hasta 2023.
Una postura similar ha planteado la líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, que si bien ha insistido en su defensa de nuevos comicios, también se ha mostrado dispuesta a trabajar «por el bien de la nación», mientras que Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, sí vería con buenos ojos al antiguo presidente del BCE.