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La defensa de Trump alega su derecho a la «libertad de expresión»

La defensa de Donald Trump en el juicio político contra el expresidente de EEUU ha alegado su derecho a la libertad de expresión para justificar la arenga previa al asalto del Capitolio, y ha considerado el proceso «una venganza política».

El defensor de Donald Trump, Michael Van der Veen. (Jabin BOSTFORD/AFP)
El defensor de Donald Trump, Michael Van der Veen. (Jabin BOSTFORD/AFP)

Los abogados de Donald Trump han iniciado este viernes sus alegatos en el juicio político contra el expresidente de Estados Unidos por «incitar a la insurrección» por el asalto al Capitolio defendiendo su derecho a la libertad de expresión y retratándolo como un mandatario que siempre estuvo junto a la «ley y el orden».

«Esta farsa de juicio político supone una amenaza seria a la libertad de expresión de los líderes políticos de ambos partidos en todos los niveles del Gobierno», ha asegurado uno de los letrados del expresidente, Michael Van Der Veen, en su intervención ante el Senado, donde se desarrolla el proceso.

Tras el alegato de la acusación de los días previos, el abogado ha advertido que la Cámara Alta «debería ser extremadamente cuidadosa sobre el precedente, el precedente que este caso pueda establecer».

La defensa del expresidente ha calificado el juicio de «un abuso atroz», un «proceso injusto» y una «venganza política».

Llamamiento «retórico» a la lucha

Al igual que la acusación demócrata hizo en los dos últimos días, la defensa de Trump se ha apoyado en videos para ilustrar sus argumentos.

Entre ellos, ha mostrado un montaje de declaraciones de otros políticos para explicar que las llamadas a «la lucha» son un recurso retórico político habitual y no una incitación a la violencia.

Van Der Veen ha sostenido que «ninguna persona que piense podría creer seriamente que el discurso del presidente del 6 de enero en la Elipse fue de alguna manera una incitación a la violencia o la insurrección».

«Lejos de promover la insurrección en Estados Unidos las declaraciones del presidente animaron explícitamente a quienes asistieron al ejercicio pacífico y patriótico de sus derechos, y la protesta patriótica es la antítesis del asalto violento al Capitolio de la nación», ha añadido.

Trump afronta este juicio político acusado de haber alentado el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero por parte de una turba de sus seguidores justo cuando las dos cámaras del Congreso estaba reunidas para ratificar la victoria del demócrata Joe Biden en los comicios de noviembre.

Minutos antes de ese ataque, el mandatario pronunció un discurso incendiario desde la Casa Blanca en el que instó a sus partidarios a que marcharan hacia el Capitolio y les pidió que «detuvieran el robo» de los comicios, al alegar sin pruebas que hubo un fraude electoral.

Acusa al movimiento Antifa

Van Der Veen ha descrito a los centenares de manifestantes que entraron en el Capitolio como «un pequeño grupo que vino para comportarse de manera violenta y amenazante, que secuestró el evento para sus propios propósitos» y no solo no ha responsabilizado a los seguidores de Trump sino que ha apuntado al movimiento Antifa.

Sin embargo, entre la multitud concentrada ese día había partidarios del mandatario, veteranos del Ejército y miembros de grupos de ultraderecha y del movimiento conspiranoico QAnon.

De los 205 arrestos por esos sucesos, al menos 25 sospechosos tienen vínculos con grupos de extrema derecha, como los Proud Boys, Oath Keepers, Three Percenters y Texas Freedom Force, y con QAnon; mientras que hay 16 veteranos de las Fuerzas Armadas y 2 soldados reservistas.

La defensa de Trump ya ha anunciado que posiblemente no agotará las 16 horas a lo largo de dos días de las que dispone para exponer su argumentación y que tratará de culminar sus alegatos lo antes posible.

Tanto a los acusadores demócratas como a los republicanos les interesa un juicio rápido. A los segundos para pasar página de un conflicto que divide al partido y a los primeros para dar prioridad a la angenda del nuevo presidente, Joe Biden.

Prácticamente se da por sentado que el expresidente será absuelto ante la falta de votos republicanos necesarios para garantizar una condena. Al menos 17 senadores de este partido deberían votar a favor de ello, y no se espera más que cinco o seis papeletas que apoyen la reprobación.

Con todo, algunos republicanos creen que este proceso puede beneficiarles para impedir que Trump pueda volver a presentarse a una reelección, como había sugerido.