Iñigo Garcia Odiaga
Arquitecto

Mejoras sustanciales

Parece ya existir un criterio consensuado sobre la necesidad de rehabilitar las envolventes de los edificios construidos durante el desarrollismo de los años 60 y 70, en general de una baja calidad constructiva. Pero esa intervención se suele centrar, casi de manera exclusiva, en aspectos tecnológicos, ecológicos o energéticos. En ese sentido, el pragmatismo constructivo ha anulado otras posibilidades como la mejora espacial de la vivienda, de forma que se convierta en un espacio más habitable.

Las renovaciones energéticas son apreciadas hoy por una amplia gama de actores en la industria de la construcción, ya que contribuyen positivamente a los objetivos de las administraciones en cuanto a emisiones de CO2 y consumo de energía, evidentemente temas fundamentales. Las rehabilitaciones energéticas son efectivas desde un punto de vista económico y ambiental pero, en su esencia puramente constructiva, no toman una posición crítica sobre la arquitectura que se está renovando. A menudo, la arquitectura simplemente muda de piel, sin tener en cuenta la calidad del proyecto original y, lamentablemente, esto significa que los edificios con atributos sociales y ambientales deficientes se renuevan exclusivamente con una mejora energética, pero no mediante una operativa que genere una mejora sustancial del mismo.

Si queremos lograr un futuro sostenible, necesitaremos transformar y adaptar nuestro parque residencial a las necesidades del futuro, en definitiva extender su vida útil y, por lo tanto, consumir menos recursos en la construcción irracional de nuevas viviendas.

El proyecto los ‘Jardines de Ørsteds’ es un ejemplo de transformación de un edificio que, además de la renovación de la envolvente térmica del edificio, y que por lo tanto ha asegurado un edificio ecológicamente sostenible, propone una nueva forma de habitar.

La idea surge de la necesidad de realizar unas tareas de mantenimiento y actualización de lo que era una fachada con diversas patologías. Tareas que debían evitar la entrada de agua, mejorar el aislamiento térmico y reducir el ruido de la carretera colindante. Pero en lugar de ceñirse a esas actuaciones, la solución final plantea un cambio drástico de las áreas comunes, unos antiguos correderos de acceso, que ahora se recomponen como áreas semiprivadas. Balcones-terraza que aportan a las antiguas viviendas un espacio a medio camino entre el exterior y el interior, y desde luego una nueva relación con la calle Ørsteds en el oeste de Copenhague. Un espacio común donde los ocupantes de las viviendas puedan encontrarse de una manera aleatoria, inmediata y disfrutar del sol y la calle desde la comodidad de su edificio.

Antes de la renovación, el edificio estaba entre los menos apreciados del barrio de Frederiksberg de la capital danesa. Construido a finales de la década de 1960 por Ole Hagen Arkitekter, uno de los últimos referentes de la arquitectura moderna danesa, era un exponente de pragmatismo, frialdad y austeridad. Unas características muy alejadas de los estándares de calidad habitacional exigidos hoy.

Una operación rentable. En comparación con una simple renovación de la epidermis del edificio, los costos del proyecto han sido mayores, pero para los residentes no solo el valor de su propiedad es ahora mucho mayor que la inversión realizada, sino que la calidad de sus viviendas es infinitamente mayor. Desde ambos puntos de vista, el económico y el de la habitabilidad, la operación es en realidad muy rentable.

Las antiguas galerías de acceso se habían transformado en una barrera monolítica y monótona entre los ocupantes de la casa y los usuarios de la calle. Esa monotonía se ha roto ahora, con un perfil quebrado que crea una imagen de calle vibrante, con variedad y personalidad, y donde los ocupantes del edificio han recibido un espacio para la comunidad. Los 45 nuevos balcones semiprivados con cubierta verde se han convertido en una herramienta para la democratización de la fachada más fea de Frederiksberg, y las nuevas zonas privadas en conexión con las galerías de acceso han creado un sentimiento de comunidad mediante el difuminado de lo límites de los apartamentos.

La idea principal de este proyecto de la oficina LOKAL Architects transciende a este edificio porque apela a algo más importante, la visión de que la arquitectura residencial se puede reprogramar, se puede mejorar sustancialmente, profundamente. Se puede intervenir para generar espacios habitables de mayor calidad y no únicamente más confortables o económicos realizando una limpieza cutánea, que solamente resuelve partes de un problema de mayor complejidad.