Cuando Osasuna concluyó la primera vuelta el pasado 21 de enero con solo 16 puntos en su casillero y ocupando uno de los puestos de descenso, muy pocos hubieran creído que en poco más de un mes se iban a enderezar de tal manera las cosas, pese a que ya comenzaban a aparecer algunos brotes verdes en los últimos cinco empates de dicha primera mitad de la competición liguera.
Lo cierto es que la escuadra navarra en apenas seis jornadas que se llevan disputadas de la segunda vuelta ya casi ha sumado tantos puntos como en la primera. En concreto, son 12 los que ha conseguido reunir en cuatro victorias –logró solo tres triunfos en las 19 primeras jornadas–, además de las dos derrotas ante los conjuntos de la ciudad de Sevilla.
Ese vuelco de resultados lo explicaba el técnico rojillo, Jagoba Arrasate, a la conclusión del derbi de Mendizorrota por el cambio de mentalidad de sus pupilos. «El equilibrio emocional nos ha traído hasta aquí, el equipo ahora se siente capaz de ganar partidos igualados que antes perdía», declaró.
Pese a los malos momentos vividos, plantilla y cuerpo técnico han sabido conservar la tranquilidad, entre otras cosas por contar con el respaldo de los responsables deportivos e institucionales de la entidad osasunista.
El barco del que habló el director deportivo, Braulio Vázquez, cuando venían mal dadas ahora cobra mayor sentido, una vez que el equipo ha vuelto a ser ese al que es complicado ganarle. Sin duda, que futbolistas esenciales estén en el camino de recuperar su idóneo punto de forma y que la enfermería se haya aliviado son dos aspectos que también han contribuido al cambio.
Y todavía cabe ser más optimistas en este aspecto, si se tiene en cuenta que algunas piezas esenciales la campaña pasada todavía falta que aporten su contribución para lo que resta de ejercicio, como es el caso de Darko Brasanac o Chimy Ávila.
En todo caso, y pese a haber distanciado a los puestos de la quema en unos importantes siete puntos, la gran igualdad que se está viviendo en el campeonato inclina a pensar que lanzar las campanas al vuelo para los trece compromisos que todavía restan sería un grave error.
Si algo ha sacado en claro Osasuna es que con un par de resultados positivos se asoma la cabeza, pero que lo mismo se puede deducir si ocurre exactamente lo contrario, de ahí que mantener la misma línea de sensatez, humildad y trabajo en cada envite sea la mejor fórmula para no volver a pasar problemas.
Máxime teniendo en cuenta que ahora le llega un mes en el que de primer plato deberá medirse a un Barcelona que ha vuelto a meterse en la pelea por la Liga y dos posteriores enfrentamientos ante rivales directos, como son Valladolid y Huesca.