Según lo avanzado ya el pasado jueves por el ministro de Sanidad, Olivier Véran, autoridades francesas contemplan el traslado de decenas, cuando no cientos de pacientes, de hospitales parisinos hacia zonas menos castigadas por el avance de la pandemia, para evitar un posible colapso del sistema sanitario en la capital.

Durante la primera ola de la pandemia en 2020, cientos de pacientes fueron trasladados a trenes de alta velocidad repletos de equipo médico para vaciar los hospitales. Más allá de lo espectacular de tal dispositivo, esa decisión no estuvo exenta de críticas, dado el costo y los riesgos añadidos para los pacientes.

La semana pasada tres expatriados franceses llegaron desde Angola y Madagascar al Hospital de Baiona, que ya en la primera ola recibió a pacientes de covid-19 llegados desde los entonces desbordados hospitales alsacianos.

Las evacuaciones desde la región parisina tienen un elemento de polémica añadido, ya que, mientras las cifras de la pandemia no dejan de empeorar en Ile-de-France, el Gobierno no se ha decidido a adoptar siquiera medidas de confinamiento de fin de semana, como las que rigen para los habitantes de Niza o Dunkerque.

El ministro Véran no descartó nada en su última comparecencia semanal, pero el deterioro de la situación parece evidente.

El 96% de las camas de cuidados intensivos están hoy ocupadas en la región parisina por lo que se ha procedido a la cancelación de intervenciones quirúrgicas y al aumento de camas, aunque el problema sigue siendo la fuerte presión sobre el personal sanitario.

De ahí que se haya relanzado en pleno fin de semana el plan de evacuaciones de pacientes hacia zonas en las que se acusa menor presión.

La situación epidemiológica en el Estado francés es «tensa y preocupante», aunque heterogena según los territorios, en definición del Ministerio de Sanidad.

Con entre 20.000 y 30.000 contagios diarios, el viernes se rebasó el umbral de 90.000 fallecidos.

Situación netamente mejor en Ipar Euskal Herria

445 personas han fallecido desde que se iniciara la pandemia en el departamento de Pirineos Atlánticos donde la situación es hoy una excepción a escala hexagonal.

La tasa de incidencia se situó desde enero y hasta finales de febrero en la barrera de 50-150 casos, pero desde el 24 de febrero -según se puede observar en el mapa de covidtracker- se registran semanalmente menos de 60 casos diarios.

La tasa de incidencia en la semana del 4 a 10 de marzo se situó, según ha dado a conocer esta tarde la Agencia Regional de Salud (ARS), en 47,4 casos por 100.000 habitantes.

Sin embargo, preocupa el avance de la variante británica que aparece ya en el 51,3% de los casos positivos que se detectan en el departamento que incluye a Ipar Euskal Herria.