Pese a que en 2010 el Ejecutivo británico propuso reducir la capacidad nuclear de 225 a 180 ojivas, «el cambiante entorno de seguridad», con un «amplio rango de amenazas», hace que eso ya no sea posible, a juicio del primer ministro, Boris Johnson, y por tanto se ampliará hasta las 260 cabezas.
Londres así fin al desarme progresivo emprendido tras la caída de la Unión Soviética en 1991, aumentando el arsenal en un 45% respecto al citado compromiso de limitarse a 180 ojivas.
Según la estrategia para la próxima década –conocida como la Revisión Integrada–, el país mantendrá cuatro submarinos nucleares activos, con uno siempre en patrulla permanente, mientras que no ofrecerá cifras públicas sobre el número exacto de reservas del arma atómica para «complicar los cálculos de potenciales agresores».
En la presentación este martes de la estrategia en la Cámara de los Comunes, Johnson ha dicho que el primer resultado de esa revisión será un aumento de la inversión en defensa de 24.000 millones de libras (28.000 millones de euros) para modernizar las fuerzas armadas y renovar el arsenal atómico.
A juicio de la Revisión Integrada, es «probable» que «un grupo terrorista» lance un ataque «exitoso» con armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares antes de 2030, y además es una «posibilidad realista» que el «patrocinio estatal del terrorismo» aumente en los próximos años.
El documento establece de forma contundente cuál es la mayor «amenaza para la seguridad» del país, Rusia, y su «mayor aliado», Estados Unidos.
«Hasta que las relaciones con su Gobierno mejoren, disuadiremos y nos defenderemos activamente contra todo el espectro de amenazas que emanan de Rusia», señala la estrategia.
Pese a todo, Londres sitúa como factor geopolítico más relevante la emergencia esta década de China como actor global, lo que convierte a ese país en la «mayor amenaza estatal a la seguridad económica del Reino Unido», si bien reconoce el beneficio de mantener las relaciones bilaterales.
«Atizar tensiones y malgastar recursos»
La noticia de un aumento del arsenal nuclear ha indignado a la ICAN (Campaña Internacional para la Abolición de Armas Nucleares), para quien «viola los compromisos que (Londres) ha adoptado en el marco del tratado de no proliferación nuclear».
«La decisión del Reino Unido de aumentar su reservas de armas de destrucción masiva en plena pandemia es irresponsable, peligrosa y viola el derecho internacional», ha denunciado Beatrice Fihn, directora de la citada organización.
El grupo Campaign for Nuclear Disarmament (CND) ve en esta iniciativa un «primer paso hacia una nueva carrera armamentista nuclear» y la ha tachado de «enorme provocación en el escenario mundial».
«Mientras el mundo se debate con la pandemia y el caos climático, es increíble que nuestro gobierno elija aumentar el arsenal nuclear británico», ha subrayado la secretaria general de la CND, Kate Hudson, para quien «atizar las tensiones mundiales y malgastar recursos es un enfoque irresponsable y potencialmente desastroso».