El año en el que el agua empezó a cotizar en bolsa
Hoy 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, un momento indicado para traer a colación una noticia que puede repercutir en los equilibrios mundiales, la cotización del agua dulce en bolsa. Esta medida por ahora se reduce al agua de ciertas zonas de California, pero teniendo en cuenta lo rápido que se pueden mover las dinámicas empresariales, hay que vigilarlo de cerca. El agua dulce es cada vez más escasa, y tal vez en el futuro recordaremos este 2020, además del año del comienzo de la pandemia del covid-19, también como en el que el mercado de este bien común necesario para la supervivencia, empezó a girar con mayor intensidad hacia la especulación.
El 7 de diciembre de 2020, el índice Nasdaq Veles California Water Index, comenzó a cotizar en bolsa. Y hay que subrayar que este estado presenta unas características específicas muy a tener en cuenta. Por una parte, los precios del agua se han disparado con los años debido a su escasez y al deterioro ambiental, factores cada vez más extendidos en el mundo. También es uno de los mayores representantes del capitalismo, que muchas veces marca las tendencias a nivel global.
Lo que se cotiza en realidad es el mercado de futuros, es decir, la realización de contratos de compra o venta de los derechos de uso del agua, que permite pactar desde el presente, el precio, la cantidad y fecha de vencimiento del trato. Lo que supone, establecer el precio futuro del agua, que permite especular sobre la abundancia o escasez en un futuro cercano.
Al cierre del primer día de la Bolsa de Nueva York, el agua de California registró una ganancia de 1,06%, lo que indica que los inversores ya vieron claramente que se trataba de un mercado con buenas perspectivas, desde entonces no ha perdido atractividad, ya que se encuentra en 529 puntos habiendo empezado en 511, lo cual puede suponer otro argumento para la preocupación.
En sí, lo que se busca al crear este índice en bolsa, es que el precio del agua esté supervisado y cuente con la mayor transparencia para los participantes. Además, también se podría hacer una lectura positiva, y es que, podría ser un incentivo para hacer un uso más eficiente del agua, y tratándose de un bien tan preciado, sería una herramienta para la conservación, ya que se preservaría con mayor interés.
Como ya ha quedado patente en otras ocasiones, por un lado está el objetivo buscado, y por el otro la utilización que hace el mercado de ella, como hacer un mal uso del agua para hacer subir el precio, por ejemplo. Y es que las consecuencias de cotizar este bien común, podría tener efectos nefastos. A día de hoy, más de 2.000 millones de personas viven sin agua potable, el 40% de la población mundial sufre escasez de agua, y se calcula que para el 2030, debido a ello, entre 27 y 700 millones de personas se desplazarán de sus hogares, lo que la convierte un elemento ineludible de la economía y la política global.
Si en nuestra verde Euskal Herria nos parece una realidad muy lejana, con la emergencia climática la escasez de agua también se acerca a nuestras puertas. Se calcula que una persona residente en Europa, consume de media de manera directa e indirecta 4.150 litros al día, y produce 200 gramos de productos contaminantes.
El del hoy es un día de sensibilización para la gestión sostenible de las recursos del agua, lo que supone utilizar el agua de manera responsable, pero también no contaminar la existente, ya que solo el 3% de la masa de agua global es dulce, y tan solo el 1% está al alcance del ser humano.
En esto, una vez más, todas y todos podemos poner nuestro granito de arena, demandando y apoyando políticas respetuosas con el medio ambiente, consumiendo productos que no intensifiquen la escasez o la contaminación el agua; también reduciendo tanto nuestro consumo innecesario de agua, como la creación de residuos, así como tratar estos últimos de manera responsable, para que no lleguen a la naturaleza en donde se convertirán en otra fuente de contaminación.