Salvemos el Perdón 4.0-Erreniega salba dezagun 4.0 ha lanzado una campaña bajo el lema ‘Renovables sí, pero no así’, para mostrar su oposición al anteproyecto presentado por la empresa Solaria, consistente en tres parques solares colindantes entre sí y ubicados en los términos de Adios y Muruzabal (matizan que incluye terrenos del caserío de Larrain), con una potencia aproximada de 150 MW (50 MW cada uno) y una extensión total de unas 280 hectáreas, es decir el equivalente a 400 campos de fútbol. Estos tres parques solares son los primeros de los seis que Solaria pretendería instalar en Valdizarbe.

A este respecto, la plataforma ha denunciado «la avalancha de proyectos» de parques eólicos y solares que el Gobierno de Nafarroa ha puesto en periodo de exposición pública, «actualmente nada menos que 22 proyectos, y cuyo plazo para presentación de alegaciones finaliza en pocos días», recuerdan.

Durante la campaña buzonearán 10.000 trípticos, colocarán carteles y se invitará a las vecinas y vecinos de la zona a colocar pancartas en sus viviendas para mostrar su disconformidad con los macroparques solares. Desde la plataforma han informado también de que durante las últimas semanas se han reunido con los grupos del Parlamento de Nafarroa y que en breve se reunirán con la Comisión parlamentaria de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, junto a UAGN y EHNE.

Transición energética urgente

Desde la plataforma alertan del «riesgo global» que supone el cambio climático y consideran necesaria «una transición energética urgente, justa, equilibrada y liderada por la ciudadanía», basada en la reducción del consumo energético y en la producción de energía renovable, «pero con un plan de desarrollo racional y correctamente dimensionado y ubicado en cubiertas de edificaciones, en suelo industrial o en terrenos no aptos para el cultivo».

Así, denuncian la instalación de parques solares en plena naturaleza, por la «transformación irreversible» del territorio, la degradación de los ecosistemas y la biodiversidad y pérdida de empleo rural que acarrearía y porque «corresponde a la ciudadanía decidir qué modelo de transición energética desea y no a grandes empresas que buscan el negocio puro y duro». «Nos gustan nuestros pueblos y no queremos verlos transformados en polígonos industriales», sostienen.