El economista, profesor universitario y activista catalán Arcadi Oliveres ha fallecido este martes a los 75 años en su casa de Sant Cugat del Vallès, víctima de un cáncer que el propio Oliveres anunció que tenía a finales del pasado mes de enero. Tal como ha anunciado la familia Oliveres Künzi, sus familiares lo han acompañado hasta el último momento.
Desde el momento en que anunció su enfermedad y a través del blog «Paraules per a l'Arcadi» puesto en marcha por su familia, Oliveres recibió miles de mensajes de afecto de amistades, exalumnos, activistas o lectores de sus libros. De la misma manera, afrontó estos días compartiendo momentos con aquellos que lo habían conocido, e incluso concedió diversas entrevistas a medios de comunicación en las que mostró, como siempre hizo, un firme discurso anticapitalista y antimilitarista, dos de las luchas que caracterizaban a Oliveres.
El pasado 11 de febrero, Oliveres agradecía a través de un vídeo la «estima, solidaridad y proximidad» recibida en unos «momentos díficiles, pero también momentos de joya». «Yo no sé cómo es morirse; de hecho, ninguno de vosotros lo sabe. Pero os aseguro que tal como me está llegando la muerte en estos momentos, no podía ser ni más feliz, ni más agradable, ni más bien acompañada», declaraba Oliveres, añadiendo que le gustaría que «en este planeta tan injusto, todo el mundo pudiera tener un final» como el suyo.
Trayectoria de lucha y compromiso político
Nacido en Barcelona en 1945, Arcadi Oliveres participó desde joven en diversos movimientos democráticos en pleno franquismo. Discípulo del también activista por la paz Lluís Maria Xirinacs, Oliveres se implicó con asociaciones socialistas cristianas, así como en la defensa del autogobierno de Catalunya y la amnistía de los presos políticos de la dictadura.
En los años 80, su defensa de los Derechos Humanos y su firme oposición al militarismo lo llevaron a participar en la asociación Justícia i Pau, siendo presidente de esta entidad desde 2001 hasta 2014, así como de la Comisión General de Justícia y Paz del Estado español entre 1999 y 2003. Doctor en Ciencias Económicas, Oliveres compaginó su activismo político con la docencia, siendo profesor titular del Departamento de Economía Aplicada de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Debido a esta trayectoria de lucha y compromiso, la muerte de Arcadi Oliveres ha dejado huella en buena parte de los partidos y representantes políticos catalanes. Los presidents Torra y Puigdemont, la presidenta del Parlament Laura Borràs, el candidato a president Pere Aragonès, Carles Riera y Eulàlia Reguant, de la CUP, y los presos catalanes Josep Rull, Carme Forcadell, Jordi Sànchez o Jordi Cuixart, así como el exvicepresidente español Pablo Iglesias, han mostrado sus condolencias a través de las redes sociales.
Arcadi Oliveres ha dedicat la seva vida a fer millor la vida dels altres. El seu compromís amb els més vulnerables, amb la justícia social i amb la pau ens interpel·la a tots com a individus i com a societat. El millor homenatge, seguir el seu exemple. Descansi en pau. https://t.co/8uSPjITy4B
— Quim Torra i Pla (@QuimTorraiPla) April 6, 2021
Descansi en pau. Se'n va la persona però es queda la seva empremta. Gràcies per haver dedicat tant d'esforç i temps a fer un món millor, de justícia i de pau. El meu condol a la família, als amics i als seus companys de lluita. https://t.co/iCrRIEqJv3
— Carles Puigdemont (@KRLS) April 6, 2021
Que la terra et sigui lleu, estimat Arcadi. Gràcies pel teu compromís, mestratge i optimisme permanent per un món més just i fraternal. pic.twitter.com/xg0o1h8tdQ
— Pere Aragonès (@perearagones) April 6, 2021
De Txiki a Otegi, solidaridad con Euskal Herria
De los muchos eventos históricos que Oliveres vivió, hay uno que lo marcó especialmente. No en vano, el economista siempre explicaba que desde el 26 de septiembre de 1975, cuando Jon Paredes «Txiki» fue fusilado en el cementerio de Cerdanyola del Vallès por su militancia en ETA, cada aniversario de la muerte del militante abertzale «duermo mal».
Al igual que hizo un año antes con la sentencia de muerte de Salvador Puig i Antich, Oliveres se implicó hasta el último momento para intentar evitar el fusilamiento de «Txiki» e incluso, aquella misma madrugada, contactó con el Vaticano para que mediara con el gobierno franquista.
Así mismo, en 2015, Oliveres fue uno de los firmantes del manifiesto «Free Otegi, bring Basque prisoners home», en el que se pedía a Bruselas la liberación de Arnaldo Otegi, todavía encarcelado, y el cese de la política de dispersión aplicada a los presos vascos.