La paralización de la distribución en Estados Unidos y la llegada a Europa de la vacuna monodosis de Janssen, conocida este martes, se ha convertido en un grave contratiempo, tras lo ocurrido ya con la de AstraZeneca. Pero, ¿cuánto de grave? Las primeras reacciones este miércoles dan mensajes contradictorios, con interrogantes en tres escenarios diferentes por lo que atañe a Euskal Herria: Estados Unidos, Unión Europa y Estado español.
¿Cuánto durará la evaluación?
El parón se ha determinado en Estados Unidos pero impacta especialmente en Europa, donde se ansiaba la llegada de este antídoto. Es allí donde se desarrollarán especialmente los análisis para comprobar hasta qué punto hay riesgo de producir trombos, puesto que es allí donde se han inyectado ya siete millones de vacunas (con constancia de únicamente seis casos adversos).
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha abierto también su propia «revisión» apuntando que de momento «no está claro si existe una asociación causal». ¿Cuánto puede durar? En el caso de AstraZeneca ha transcurrido menos de un mes desde que salieron a la luz pública las primeras sospechas en Dinamarca hasta que la EMA ha dado su diagnóstico, no demasiado concluyente y que ha llevado en Euskal Herria a acotar su utilización solo entre 60 y 69 años (algo que también podría acabar pasando con Janssen). Pero hay que insistir en que la revisión dependerá más de EEUU que de Europa.
¿Va a parar la UE la compra?
No hay confirmación oficial de ello y quizás sea muy precipitado asegurarlo, pero este miércoles el diario italiano ‘La Stampa’ afirma que la UE no renovará los contratos de AstraZeneca ni de Jenssen, lo que sí introduciría una importante variación en las previsiones de vacunación.
Según este periódico, que cita una fuente del ministerio italiano de Sanidad, «la Comisión Europea, de acuerdo con los líderes de muchos países, ha decidido que al vencimiento de los contratos vigentes para el año en curso, aquellos con empresas que producen vacunas de vectores virales no serán renovados».
El objetivo, explica el diario, es centrarse en los sueros de ARN mensajero, que transporta las instrucciones para la producción de la proteína Spike utilizada por el coronavirus, lo que permite que el cuerpo produzca anticuerpos específicos y se inmunice a sí mismo y que utilizan las casas Pfizer y Moderna, que hasta ahora han dado más seguridad y «también en el frente contractual».
¿Puede realmente el Estado español mantener su previsión?
En cuanto al Estado español, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas analizarán esta tarde de miércoles el retraso de la esperada vacuna monodosis, de la que iban a llegar ya 300.000 dosis (aunque únicamente 8.500 a Euskal Herria en estos primeros días).
En el Congreso, no obstante, el presidente español, Pedro Sánchez, ha dicho a primera hora que mantiene el objetivo de vacunación del 70% de la población para finales de agosto. Y en RNE, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha añadido: «Sabíamos desde el principio porque habían advertido los científicos que estas alteraciones podrían ser posibles. Tenemos que ver cómo van prosperando los acontecimientos para ver si esto cambia, pero en principio la idea es que no porque lo que hay es un cese temporal».
Desde Lakua también se quita importancia al parón. El viceconsejero de Salud, José Luis Quintas, ha dicho en Radio Euskadi que ya se sabía que las entregas de Janssen iban a ser «testimoniales» hasta «muy entrado el verano». Y ha utilizado una expresión contundente para criticar también a AstraZeneca: «Fallta más que una escopeta de feria en las previsiones». Por ello, ha dicho que la campaña se va a basar cada vez más en Pfizer, que sí garantiza entregas y cuya dotación va en aumento.