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PSG-Manchester City, choque deportivo en Champions League y batalla geopolítica

El duelo de este miércoles entre Paris Saint-Germain y Manchester City es más que una semifinal de Champions League: el cartel reúne a dos estados del Golfo, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, que compiten comprometidos en una batalla de influencia en el deporte.

El presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, ha sido nombrado máximo responsable de la Asociación de Clubes Europeos (ECA). (Richard JUILLIART/AFP)
El presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, ha sido nombrado máximo responsable de la Asociación de Clubes Europeos (ECA). (Richard JUILLIART/AFP)

Este miércoles el Parque de los Príncipes de París acoge la ida de semifinales de la Champions League entre PSG y Manchester City (21.00). Más allá del interés que suscita este encuentro por el nivel de ambos equipos –se verán las caras el renovado hasta 2024 Keylor Navas, Neymar, Mbappé, Ander Herrera y compañía con De Bruyne, Agüero, Sterling, Bernardo Silva o el ex del Athletic Aymeric Laporte–, la eliminatoria llega con una batalla geopolítica como trasfondo, con dos estados del Golfo, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos como protagonistas.

"Golfico", "Cashico", "Abou Derby"… Las redes sociales siguen considerando estos apodos para referirse a esta rivalidad entre ambos equipos que va más allá del marco deportivo.

Por un lado, se encuentra el PSG, la joya de Qatar Sports Investments (QSI) desde 2011, que Doha pule con cientos de millones de euros. Por otro lado está el Manchester City, transformado en 2008 en una máquina ganadora gracias a los recursos ilimitados del fondo emiratí Abu Dhabi United Group (ADUG), propiedad del Sheikh Mansour ben Zayed Al Nahyane.

En su obsesión común por ganar su primera Champions League, estos dos ‘nuevos ricos’ comparten muchas similitudes… Pero solo es para olvidar el largo antagonismo que separa a los dos vecinos del Golfo.

Su rivalidad se convirtió en una crisis regional en junio de 2017, cuando los Emiratos, junto con Arabia Saudí, Bahrain y Egipto, rompieron relaciones diplomáticas con Qatar, una división acompañada de medidas económicas.

Estos estados culparon a Doha, que negó las acusaciones, de apoyar a grupos islamistas radicales y de no tomar distancia suficiente de Irán, un poder regional chií rival de Arabia Saudí sunita.

«Mucho en juego»

La reconciliación sucedida en enero permitió apartar a Qatar del aislamiento y promover el apaciguamiento… Pero «siempre hay mucho en juego», explica Simon Chadwick, profesor de EM Lyon.

En este contexto, el partido PSG-Manchester City constituye un frente en la batalla por el prestigio al que están comprometidos Doha y Abu Dhabi, que quieren lucirse ante los ojos del mundo a través del deporte.

«La animosidad se ha evaporado un poco, pero la batalla por ser la primera nación del Golfo en el fútbol permanece», continúa el profesor.

La crisis diplomática, junto con la pandemia del covid-19, no ha deteriorado sus enormes ambiciones. Qatar continúa los preparativos para ‘su’ Copa del Mundo en 2022, a pesar de las acciones reivindicativas de varios equipos europeos, Alemania y Holanda a la cabeza, para llamar la atención y denunciar sobre presuntos abusos contra los derechos humanos.

Durante este tiempo, el fondo ADUG, a través de su empresa City Football Group, ha ampliado su cartera de clubes europeos, con la adquisición en setiembre de Troyes (L2), cercana a un repunte de la Ligue 1… que puede desechar con el PSG.

En el frente diplomático, las discusiones entre Qatar y los Emiratos desde el fin de las hostilidades han avanzado poco, según una fuente cercana a las negociaciones.

Los dos estados del gas se oponen en varios temas, así como Libia, Israel o las relaciones con la hermandad islamista de la Hermandad Musulmana.

«No pueden ir a la guerra entre sí, pero pueden participar en batallas retóricas en los campos de fútbol», explica Moustafa Qadri, especialista en estos temas regionales.

La efímera Superliga brindó un nuevo ejemplo de esta guerra de influencias. El Manchester City, se comprometió junto a otros 11 clubes a crear un torneo privado y cerrado con ingresos más altos que la Champions League.

Crisis de la Superliga

El rápido abandono de este proyecto ofreció un triunfo al presidente parisino Nasser Al-Khelaïfi, que se hizo pasar por un defensor de los que «aman el fútbol», según recordó.

El líder salió reforzado de esta crisis, siendo nombrado máximo responsable de la Asociación de Clubes Europeos (ECA) en lugar del desacreditado Andrea Agnelli (Juventus), uno de los líderes del ‘motín’ contra la UEFA.

La entrada es severa para el City, que se retiró del proyecto tras enfrentarse a las críticas del técnico Pep Guardiola, jugadores –como Kevin De Bruyne– y simpatizantes.

«Abu Dhabi no busca seducir como lo hace Doha, lo que explica por qué Abu Dhabi no dudó en oponerse al orden establecido», analiza Raphaël Le Magoariec, investigador especializado en cuestiones relacionadas con el deporte en los Estados del Golfo.  

Qatar tiene «una posición más consensuada (frente a la UEFA), mientras que Abu Dhabi ha estado más bien en la confrontación», añade Simon Chadwick.

«En teoría, la UEFA no debería favorecer a un país en detrimento de otro. Pero uno puede tener la sensación de que la influencia de Qatar ha cobrado un nuevo impulso tras el fracaso de la Superliga», cree Chadwick. Queda por demostrarlo sobre el terreno.