Según Osasuna, las mayores consecuencias se van a producir en la presente campaña, al abonarse el 95% del contrato de televisión –2,5 millones menos– por el efecto de la pandemia sobre la hostelería. A ello hay que sumar unos 700.000 euros adicionales que el club deberá devolver correspondientes al contrato de televisión del pasado ejercicio.
Además, la entidad rojilla ha tenido este curso unos tres millones de ingresos menos en lo que se refiere al capítulo de socios, teniendo que añadírsele una pérdida de un millón en taquillas ante la imposibilidad de acceder público a las gradas de El Sadar.
El Covid-19 ha traído consigo otro desembolso añadido. Osasuna deberá aportar casi 1,5 millones al fondo exigido por LaLiga para hacer frente de manera mancomunada a los gastos de test, protocolos y desplazamientos exigidos por la situación sanitaria.
Como impacto menor, pero también destacable, aparece el menor ingreso proveniente de los alquileres, tanto en la tienda del club como en los locales de hostelería situados en su planta baja, y también en el servicio de restauración del interior del estadio.
Osasuna reconoce que todos estos factores han propiciado que la deuda neta se haya elavado, si bien asegura que la situación «se irá corrigiendo a lo largo de 2021 y 2022, en la medida en que se vaya amortizando el préstamo del estadio y la tesorería se normalice».
Dicha deuda neta se sitúa en los 43 millones, un «incremento significativo» respecto a los 31 millones que había a junio de 2020. Ese aumento se debe a la reforma del estadio, tanto por el préstamo de 16 millones del proyecto inicialmente previsto como por otras actuaciones que se han llevado a cabo, que no estaban contempladas y cuyo montante todavía no ha sido revelado.
Según estima Osasuna, dicho préstamo sufrirá una «reducción importante», pues el pasado 30 de abril ya se hizo un depósito de tres millones, con lo que al cierre de la actual temporada serán 9 millones lo que se adeudará a las entidades bancarias que concedieron dicho empréstito. Además, caso de certificar la permanencia, se abonarán otros tres millones en la próxima campaña, la 2021-2022.
La nota del club indica que las reformas llevadas a cabo en El Sadar al margen del proyecto inicial «se verán satisfechas en su mayor parte a lo largo de 2021 y primeros meses de 2022, reduciendo también el endeudamiento».
Prevé, asimismo, que los ingresos por televisión –se va a negociar en los próximos meses el nuevo contrato para futuras temporadas– del curso que viene sean «levemente superiores» a los del presente año, aunque matizando que será «la evolución de la pandemia» quien «determinará las cantidades finales», junto a otro factor, como es el regreso del público a los estadios.
Beneficio de 2,7 millones
En cualquier caso, el club ha hecho público que cerró su balance económico del pasado 31 de diciembre con un beneficio de 2,7 millones –2,1 después de impuestos–. Según las previsiones, dicho rendimiento irá menguando durante el segundo semestre de este año, para cerrar la campaña en unos 300.000 euros de beneficio.
Osasuna ha expuesto que, para contrarrestar la actual situacion, ha incrementado los ingresos por patrocinio, pasando de los 2,5 millones de publicidad en diciembre de 2019 a los 3,7 millones a 31 de diciembre de 2020.
Se calcula que la cifra de negocio hasta la mencionada fecha fue de 27,9 millones, una cantidad similar al curso anterior, mientras que el patrimonio neto del club se situó en 23,7 millones, una cifra superior a los 22,5 de diciembre de 2019.
Finalmente, Osasuna ha desvelado que se han ingresado 1,375 millones correspondientes al último pago por el traspaso de Berenguer al Torino –hay que añadirle 38.000 por intereses de retraso–, si bien este concepto no se ha contabilizado en la auditoría por haberse realizado con posterioridad al 31 de diciembre. Recuerda la entidad rojilla que quedan pendientes otros 1,5 millones por la venta del jugador al Athletic.