El LABI político reunido esta tarde de viernes con Iñigo Urkullu a la cabeza ha decidido atrasar el horario de cierre de la hostelería hasta las 22.00 desde este domingo, día en que decae el estado de alarma. Ello supone dos horas más que hasta la fecha, cuando tenían que cerrar a las 20.00 (en Nafarroa era a las 21.00 y ahora pasa a las 22.00, con lo que los cuatro herrialdes se homologan).

El resto de actividades, entre ellas las culturales y comerciales, también se estirarán hasta las 22.00. Con todo, el lehendakari de la CAV ha hecho una invitación a la ciudadanía a no utilizar la opción de movilidad nocturna (de 23.00 a 6.00) ni la de reuniones de más de cuatro personas, a modo de «recomendación» y «doble compromiso», especialmente durante las tres próximas semanas, que ve claves.

Con ello, Urkullu tira la toalla en su estrategia hasta el momento, después de que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco no haya aceptado ni el toque de queda, ni los confinamientos, ni siquiera la limitación de encuentros a cuatro personas.

El viernes ya había adelantado que no pensaba recurrir al Tribunal Supremo, como ofrecía el Gobierno español. Pero no ha dejado de sorprender que su decisión no haya sido mantener las restricciones que sí estaban en su mano, sino también relajarlas en lo que se refiere a la hostelería. Para Urkullu, esas restricciones «pierden su sentido» si no hay limitación de movilidad nocturna.

«Adecuación al contexto»

Urkullu ha asumido en su comparecencia que la decisión del TSJPV le imposibilita incluir en el decreto toque de queda, confinamientos y limitaciones de encuentros. Se ha quejado de que «es incomprensible» que estas medidas sean contestadas por los tribunales con diferentes decisiones según los lugares, pero lo da por bueno.

Para justificar las medidas fijadas este viernes, ha dicho que se trata de una «adecuación al  contexto», marcado por el fin del estado de alarma y la resolución del TSJPV.

Pero ha señalado que él sigue «defendiendo la pertinencia de la prórroga del estado de alarma u otra alternativa, como un acuerdo entre presidentes del Gobierno español y de las CCAA, o bilateral con el lehendakari, que no ha existido».

«No quiero judicializar este proceso»

Preguntado por la posibilidad de que, si aguna comunidad autónoma recurriera al TS español y este validara alguna de las medidas contempladas en el borrador que el TSJPV ha tumbado, Urkullu ha señalado que eso solo es «una hipótesis».

Además, ha enfatizado en que, incluso, «voces del Tribunal Supremo dudan de su capacidad operativa» para tomar una resolución «en el tiempo deseado». Ha añadido que un recurso ante el TS puede tardar en resolverse bastantes días, mientras que el estado de alarma decae «pasado mañana».

«Y más voy a decir, yo no quiero judicializar este proceso», ha zanjado.

Rebajar la incidencia y aumentar la vacunación

Urkullu ha subrayado que «las próximas tres semanas serán cruciales para hacer converger dos objetivos: reducir al mínimo la tasa de incidencia acumulada e incrementar al máximo la vacunación».

Si bien ha incidido en que la presión hospitalaria continúa siendo alta, también ha resaltado que el pico de la incidencia ha quedado atrás (546 casos por 100.000 habitantes el 26 de abril) y que «la próxima semana podríamos estar por debajo de 400».

El último boletín epidemiológico difundido por Osakidetza recoge que la incidencia acumulada es de 462 casos por cada 100.000 habitantes. Una cantidad muy alejada del objetivo que marcó el propio lehendakari el pasado 5 de febrero: bajar de sesenta casos.

El lehendakari ha apelado a «la responsabilidad individual y colectiva de la población en pro de un bien común, como es la salud y la vida». Y ha pedido expresamente a la ciudadanía «limitar su movilidad nocturna y mantener las agrupaciones a cuatro personas».