Los ataques aéreos israelíes que tuvieron lugar en la noche del sábado 15 al domingo 16 de mayo, en el área donde se encuentra una clínica de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la ciudad de Gaza, mataron al menos a 42 personas, incluido 10 menores, según el Ministerio de Salud de Gaza. El bombardeo en dicha zona también dañó la clínica de la organización, dejando una sala de esterilización inutilizable y una sala de espera dañada, según ha informado la propia organización.
Un trabajador de MSF que estaba presente en el momento de los ataques describió la escena como de «absoluto terror». «Todo lo que ha pasado esta semana es terrible. Es muy duro ver cómo el número de víctimas civiles sigue en aumento día tras día. Cuando ayer por la mañana me acerqué a la zona y pude ver de primera mano los daños que se habían producido en el área donde está nuestra clínica, así como en la propia clínica, me quedé sin palabras», cuenta el doctor Mohammed Abu Mughaiseeb, coordinador médico adjunto de MSF en Gaza.
«No había nada que no estuviera dañado: casas, carreteras, árboles. Nuestra clínica, en la que cada año atendemos a más de 1.000 niños con quemaduras y traumatismos, había perdido una de sus paredes y todo estaba lleno de escombros. El edificio está ahora cerrado, no solo por los daños en su estructura, sino también porque la carretera de acceso a la clínica ha sido destruida y porque la zona aún no es segura», añade en una nota.
Algunos suministros médicos se están agotando y los heridos que presentan lesiones potencialmente mortales tienen enormes dificultades para acceder a los servicios médicos de urgencia, debido en gran parte a que los ataques aéreos israelíes han dañado muchas de las carreteras que conducen a los hospitales. Además, el personal sanitario teme por su seguridad durante sus viajes al trabajo. De hecho, entre las 42 personas que murieron en los ataques aéreos cerca de nuestra clínica, había dos médicos.