Cáritas atendió el pasado año en la CAV a 27.608 personas, el 60 % mujeres

Según el balance de intervención realizado este viernes por sus responsables, Cáritas atendió el pasado año a 27.608 personas en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, el 60% mujeres. La entidad ha alertado de que la covid-19 ha aflorado «una gran precariedad» en el empleo.

Del total de atendidos el pasado año en Bizkaia, el 39% fueron personas nuevas, ha explicado el director de Cáritas Bizkaia, Carlos Bargos. (@caritas_bizkaia)
Del total de atendidos el pasado año en Bizkaia, el 39% fueron personas nuevas, ha explicado el director de Cáritas Bizkaia, Carlos Bargos. (@caritas_bizkaia)

Cáritas Euskadi atendió, según el balance de intervención realizado este viernes por sus responsables, a 27.608 personas en la CAV, el 60% mujeres. De esa cifra, 13.096 personas fueron atendidas en Bizkaia, 9.024 en Gipuzkoa y 5.488 en Araba.

La entidad ha alertado de que la covid-19 ha aflorado «una gran precariedad» en el empleo y ha mostrado lo extendido que está entre los más vulnerables «el empleo informal», sin contrato, cuya pérdida ha provocado situaciones de pobreza severa.

En estas circunstancias encaja el perfil de las nuevas personas atendidas en Cáritas Euskadi en 2020, en un contexto de pandemia que causó el confinamiento de la población y condicionó la actividad de la entidad, volcada en la atención «individualizada, de persona a persona» y difícilmente comparable con la de años anteriores.

La entidad realizó una inversión económica en la CAV de casi 7 millones de euros y contó con un total de 3.666 personas voluntarias, de ellas 330 nuevas incorporaciones.

Su actividad ha estado totalmente condicionada por la pandemia, que ha aflorado problemáticas entre los más vulnerables como las dificultades para mantener una vivienda, la brecha digital y la «mella psicológica» en el colectivo.

Según ha señalado en conferencia de prensa el director de Cáritas Bizkaia, Carlos Bargos, «en marzo de 2020 nos encontramos con miles de familias desprotegidas, muchas procedentes de la economía informal, que de un día para otro se quedaron sin trabajo».

Muchos de ellos, según ha continuado, no disponían de un «amortiguador», en alusión a una ayuda social o un ERTE, o no tenían derecho «a una cuenta bancaria» a la que hacer llegar las ayudas en momentos de confinamiento.

La pandemia ha dejado al descubierto «el factor de expulsión» que ha tenido «el empleo informal», que «protege muy poco» y que «ha arrojado a la pobreza» a personas que ya antes estaban en precariedad, ha explicado la responsable del departamento de Análisis y Desarrollo de Cáritas Bizkaia.

Según ha sostenido, «tenemos un entorno de integración precaria, que no vemos hasta que llega una crisis», y con la pandemia, personas que no necesitaban de Cáritas «de la noche a la mañana» han pasado a necesitar su ayuda.

En este contexto, la entrada en el circuito de Cáritas es rápida, pero la salida y la recuperación son «muy lentas», han advertido.

Del total de atendidos el pasado año en Bizkaia, el 39% fueron personas nuevas, que responden básicamente a ese perfil.

Uno de los primeros impactos de la pérdida de trabajo que ha constatado Cáritas ha sido la dificultad de los afectados para mantener la vivienda, una realidad que va en aumento y que evidencia «la debilidad» existente en el derecho social a la vivienda.

Junto a las problemáticas más habituales en los períodos de crisis, Cáritas ha advertido de que el covid-19 ha extendido nuevas formas de vulnerabilidad y exclusión social como la brecha digital, que «aleja a los menores de la igualdad de oportunidades en los estudios» y dificulta a los adultos el acceso a prestaciones y servicios online.

Asimismo, el debilitamiento de las redes de relación, el aislamiento social y «la fatiga» que ha provocado la pandemia ha hecho «mella en la salud física, psicológica y emocional, con personas afectadas psicológica emocionalmente por la incertidumbre y la inseguridad».

Para Cáritas, ello constituye una «dura» herencia dejada por la pandemia, que «está socavando especialmente las vidas y las oportunidades de los colectivos más vulnerables».

El director de Cáritas Bizkaia ha considerado que la pandemia «nos ha sacado los colores como sociedad» y «ha ridiculizado» el modelo de crecimiento económico y de consumo.

Según ha dicho, ha puesto en el centro «el cuidado de las personas» y ha visibilizado la necesidad de «construir servicios sociales universales», con organizaciones sociales fuertes, un modelo de atención social y residencial adecuado y un reforzamiento de lo público.

Los responsables de Cáritas Bizkaia han destacado la adaptación de servicios de la entidad para propiciar la prestación de ayuda a los más vulnerables durante el año marcado por la pandemia y han valorado «el apoyo generoso» recibido de la sociedad (por valor de 14,4 millones de euros a su organización, muy por encima de lo habitual).