Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

El mundo está remontando la segunda onda

Los infectados reconocidos a nivel mundial superan los 174.000, el equivalente a un 2,2% de la población. La gráfica ha dibujado dos ondas. La primera de ellas duró un año entero y la segunda, que es la que desciende ahora, alcanzó el pico en apenas dos meses.

Trabajadoras indias fabrican test rápidos de antígenos en la provincia de Maharashtra. (I. MUKHERJEE/AFP)
Trabajadoras indias fabrican test rápidos de antígenos en la provincia de Maharashtra. (I. MUKHERJEE/AFP)

Aunque a nivel local, país por país, el covid ha dibujado curvas diferentes, lo cierto es que la gráfica a nivel mundial solo ha registrado dos grandes olas hasta el momento. La primera de ellas arrancó en enero de 2020 y duró un año entero con crecimiento más o menos pronunciado, pero siempre constante. El conteo de contagios arranca el 22 enero de 2020 con 32 casos diarios y el pico llegó en torno al 17 de enero de este año, cuando se registraron unas 712.000 infecciones. Son números oficiales, pero orientativos, ya que se sucedieron correcciones de cientos de miles de casos, debido a retrasos y a problemas en países muy poblados.

Desde finales de enero y durante casi todo el mes de febrero los casos bajaron a nivel mundial rompiendo esa onda al caer a menos de la mitad en pocas semanas. Esa bajada tocó fondo el 23 de febrero, con 292.000 casos. Fue un suceso bastante curioso, dado que tuvo lugar en los meses de invierno donde las enfermedades respiratorias son más activas.

Obviamente, era invierno únicamente en el hemisferio norte. Sin embargo, esto se nota a nivel mundial, puesto que en ese hemisferio es donde vive la mayor parte de los seres humanos (88%). Y también, porque el nivel de desarrollo (y por tanto, de capacidad de detección de casos) también es mucho mayor en los países del norte.

La explicación más cabal que se ha dado para esta primera bajada es que la incidencia bajó debido al miedo. Los países han sido incapaces de coordinarse para una acción conjunta. Ahí el fracaso de la OMS ha sido palmario. Sin embargo, cada uno a su manera aplicaron las medidas que creyeron oportunas y que habían visto que le funcionaban los meses de atrás. La suma de todas ellas explicaría esta tregua de mes y medio.

Lo cierto es que la meseta entre una onda y la siguiente fue muy corta. El virus ya estaba creciendo antes de que cerrara febrero. El 1 de marzo, estaba el virus en 360.000 casos, 70.000 casos por encima de la cota registrada siete días atrás.

El fenómeno indio

La segunda onda que se dibuja en la gráfica fue incluso más alta que la primera. El pico llegó el 25 de abril, con 890.000 casos. No obstante, aquí hay que hacer matizaciones. Durante la primera ola la capacidad de diagnóstico de casos (y de infecciones sospechosas, ya que el registro oficial de la Universidad Johns Hopkins también los incluye) era mucho mayor. De ahí que, aunque formalmente la segunda onda fue mayor, este dato esté distorsionado.

Existe un segundo elemento que caracteriza esa segunda onda, como es la explosión de casos en India. Más de un tercio de los casos de ese 25 de abril cuando se marcó el récord de casos de toda la epidemia se registraron en India (350.000). Es más, si eliminamos a este país del recuento (quitamos los datos en India del día con más casos de la primera y de la segunda onda) sí que se registran más casos en enero que en abril.

El decaimiento de la segunda ola responde al uso masivo de vacunas, pero también al cambio de tendencia en India, que logró reducir sus casos a la cuarta parte, sumando a la vacunación confinamientos duros.

Esta segunda bajada de los casos diarios arrancó el 30 de abril (habría comenzado antes de no suceder el fenómeno indio, ya que este país llegó a su pico particular una semana más tarde).

Así, los casos a nivel mundial llevan 50 días bajando a muy buen ritmo. Ahora mismo, se notifican la mitad de los que se registraban a finales de abril. Si la velocidad de vacunación no decae, quizás la onda continúe bajando durante varias semanas más. Es difícil, sin embargo, que esta sea la última onda, porque el virus también se ve afectado por la climatología y para el otoño solo un puñado de países habrán vacunado a población suficiente como para alcanzar esa inmunidad de rebaño.