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Cospedal reconoce al juez que se reunió con Villarejo pero niega que le hiciera encargos

La ex secretaria general del Partido Popular asume en la Audiencia Nacional sus encuentros con el comisario, pero mantiene que no sabe nada de ‘Kitchen’ ni del papel del chófer de Luis Bárcenas como espía de la trama.

Cospedal en el Congreso español, hace cinco años, junto a Rajoy y con Casado detrás. (J.DANAE/FOKU)
Cospedal en el Congreso español, hace cinco años, junto a Rajoy y con Casado detrás. (J.DANAE/FOKU)

La ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal ha reconocido este martes, en su declaración como imputada ante el juez de la ‘Operación Kitchen”, que se reunió varias veces con el ex comisario José Manuel Villarejo en la sede central del partido en Génova, aunque «con la intención de que le contara lo que sabía sobre filtraciones a la prensa relacionadas con el PP» y con ella misma, si bien ha negado que le hiciera encargo alguno, desmarcándose del presunto espionaje al extesorero Luis Bárcenas.

Según fuentes jurídicas, Cospedal ha admitido ante el juez de la Audiencia Nacional española Manuel García-Castellón que su marido, el también imputado Ignacio López del Hierro, le presentó a Villarejo en 2009 como un policía en excedencia que dirigía «una consultora importante, muy bien relacionada, que hacía labores de investigación».

Cospedal ha contado que se reunió con Villarejo en distintas ocasiones en el cuartel general del PP –partido que no le abrirá expediente pese a estar imputada–. En el primer encuentro estaba su marido, pero a partir de ahí las reuniones ya fueron solo entre ella y el comisario.

Varios encuentros

Esos encuentros, algunos grabados por el propio Villarejo, que accedía a la sede del PP por el garaje, no aparecían en su agenda oficial, ha señalado Cospedal, que ha justificado que éste tuviese su correo electrónico porque figuraba en la página web del partido. Además, se vieron fuera de la sede de la calle Génova, al menos una vez en una cafetería.

Ha insistido en que nunca encomendó ninguna tarea a Villarejo, afirmando que su «único propósito era que le transmitiera lo que supiera de las filtraciones a los medios de comunicación acerca del partido» y de ella. A lo que ha añadido que la información que le proporcionó el comisario «nunca fue útil», y que solía estar disponible ya en la prensa.

La exdirigente del PP ha relatado que decidió contactar con Villarejo después de que el ya fallecido dirigente del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba dijera en una intervención parlamentaria en 2009 que lo escuchaba y oía todo, lo que la llevó a pensar que podía haber investigaciones relativas al PP.

«Dado que no hubo encargos, tampoco hubo pagos», ha dicho. En concreto, se ha desvinculado de una anotación realizada por Villarejo en sus agendas personales el 6 de noviembre de 2013, meses después de que –de acuerdo con la instrucción– ya hubiera comenzado el caso “Kitchen”, en la que escribió: «Cospe muy preocupada 5 pagos 200», sugiriendo con ello la existencia de una contraprestación económica por sus servicios.

Dice no saber nada del espionaje a Bárcenas

Cospedal ha declarado que no sabe nada de la ‘Operación Kitchen’, que se habría montado desde el Ministerio de Interior, con recursos policiales y fondos reservados, para espiar a Bárcenas y su familia con la finalidad de sustraerles la documentación comprometedora que pudieran guardar del PP y sus responsables para evitar que llegara a la Justicia.

El titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 imputó a Cospedal y su marido al considerar, en base al conjunto de las pesquisas pero muy especialmente a las agendas incautadas a Villarejo el pasado octubre, que tuvieron una intervención «decisiva» para captar al chófer de los Bárcenas, Sergio Ríos –también investigado– como espía de la ‘Kitchen’.

Preguntada por Ríos, ha sostenido que solo supo de él «cuando el caso saltó a la prensa». No tenía conocimiento de que Bárcenas le hubiera contratado como conductor de la familia, ha defendido.

En este punto, se la ha cuestionado sobre su jefe de seguridad, dado que Ríos declaró en el marco de la pieza secreta vinculada a ‘Kitchen’ que aceptó el trabajo porque venía de su «admirado» Andrés Gómez Gordo.

Cospedal ha respondido que duda mucho de que Andy, como se le conoce en la trama, jugara algún papel en la colocación del chófer en la casa del ex tesorero del PP.

El interés sobre Gómez Gordo se debe a que el jefe de seguridad se configura en las agendas de Villarejo como su canal de comunicación con Cospedal.

El 18 de julio de 2013 anotó, junto a las siglas IHL: «Aviso contacto Sergio. El se encarga de hablar con Andrés Gordo». Y añadió sobre Cospedal: «Varios contactos y posible cita».

Meses después, en septiembre, hizo un apunte revelador «COSPE: Control LB».

La imputada ha declarado que imagina que su marido conocía a Gómez Gordo, porque era su jefe de seguridad, si bien ha matizado que la relación entre ambos no tendría mayor trascendencia.

En la misma línea, ha restado importancia a su propio trato con “Andy”. Según la ex ministra de Defensa, no despachaban de forma habitual.

Rajoy, el ministro de Interior y Francisco Martínez

Ha atacado asimismo la teoría construida en base a las declaraciones, las agendas y los audios que obran en esta pieza separada del caso ‘Tándem’, de que los mandos policiales mantenían informado sobre el desarrollo de ‘Kitchen’ al secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y que éste a su vez se comunicaría con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, siguiendo la cadena hasta el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Cospedal ha contestado que apenas tenía relación con Martínez, especificando que la única vez que se reunió con el secretario de Estado fue con motivo de unas elecciones. No le consta que el ex número 2 de Interior hablase con Rajoy, ha indicado. Y tampoco sabe «nada» sobre el contenido de los contactos que pudiera tener con su jefe, Fernández Díaz, ha remarcado.

En cuanto al exministro de Interior, Cospedal ha descrito a Fernández Díaz como un hombre que «ha sido tratado injustamente», expresando su aprecio personal por él. En esos años, ha acotado, «la relación entre ambos era de compañeros de partido».

Bárcenas, «una persona falaz»

Durante su declaración, al igual que hiciera en un escrito remitido al juzgado este mismo martes, ha atacado la credibilidad de Bárcenas y ha enfatizado que ni el PP ni ella tenían interés en conocer «qué documentación podía tener en su poder».

Así, ha respondido por el partido al garantizar que el PP no tenía interés en los «papeles» de Bárcenas, aunque ha recalcado que por Interior no puede responder, ya que los asuntos policiales no tenían nada que ver con su cometido.

Asimismo, ha mantenido que respecto a lo declarado por el ex tesorero en esta pieza separada, tiene «el convencimiento de que todo es mentira» y de que las supuestas grabaciones que hizo a Rajoy, entonces presidente del PP, y al ex dirigente Javier Arenas son una invención. De hecho, ha calificado a Bárcenas de «persona falaz».

De este modo, ha insistido en que ese operativo «no tuvo nada que ver con el PP», que «era cosa de la Policía», aunque ha puesto el foco en que le llama la atención que «no se investigue más sobre los 47 millones» que el extesorero podría tener ocultos en Suiza.

«Animadversión personal»

Sobre su relación con Bárcenas, ha incidido en que tenía una «clara animadversión hacia ella» y se ha prodigado a la hora de resaltar las que entiende como incoherencias del ex tesorero.

Tras su declaración, el juez interrogará este miércoles a su marido y a su antiguo jefe de gabinete José Luis Ortiz, y el viernes a Villarejo, que ha presentado un escrito como avance de su declaración en el que insiste en apuntar a Mariano Rajoy y al exdirector de la Policía Ignacio Cosidó como conocedores de la operación.

Villarejo con dos números de Rajoy

Por su parte, el comisario jubilado José Manuel Villarejo ha enviado un nuevo escrito al juez de la Audiencia Nacional García-Castellón en el que afirma que se le dieron dos teléfonos de contacto con el entonces presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, para que pudiera tener una «interlocución directa» con él y así evitar posible discrepancias entre lo que le llegaba a través de la cadena de mando y lo que él como agente de inteligencia transmitía.

En un escrito de 19 páginas redactado por el propio Villarejo, que ejerce su propia codefensa, el comisario indica que esa línea directa con Rajoy era para evitar lo que ocurrió en la ‘Operación Cataluña’, cuando surgió «más de una discrepancia» entre lo que él aportaba y lo que realmente le llegaba al presidente.

Sobre su entrada en la ‘Kitchen’, indica que se produce con posterioridad al comienzo de la misma y ante el fracaso de otros en captar «fuentes humanas». En este operativo logró que el chófer de la familia de Bárcenas, Sergio Ríos, fuera confidente.

Según el comisario, fue el entonces director general de la Policía Ignacio Cosidó quien le comunicó que dejara todos los temas que estuviera haciendo «por un asunto muy urgente» y que el propio Rajoy tenía interés personal. Le añadió, siempre según él, que el director Adjunto Operativo (DAO) Eugenio Pino le pondría al corriente de ello.

Así, recuerda, entendió que era continuación de su intervención la ‘Operación Cataluña’ porque se daban «los mismos intervinientes, paralelos procedimientos y similares objetivos, en una nueva actuación donde el presidente del Gobierno volvía a querer estar informado puntualmente, casi a diario».

Al hilo, Villarejo añade que como en otras ocasiones la Unidad de Asuntos Internos (UAI) le daba apoyo con vigilancias e incluso con seguridad en las citas programadas, y que era el entonces jefe Martín Blas quien coordinaba personalmente el manejo de fondos reservados «pagando él a ciertos colaboradores».

Interlocutores paralelos

Por otro lado, explica que como interlocutores tenía tanto al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, como al secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, además del DAO y agentes del CNI.

Como «interlocutores paralelos» cita a la Presidencia, a la entonces secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y «colateralmente» a la vicepresidenta del Ejecutivo, que era Soraya Sáenz de Santamaría, «por otros contactos».

Además, en su escrito –que dice que sirve como adelanto a su declaración del día 2 de julio– apunta que al igual que ocurrió en Catalunya, «en ‘Kitchen’ había interés del PP por lo que le concernía como partido del Gobierno, pero también razones de Estado, en función de localizar y en la medida de lo posible neutralizar lo que afectaba a sus más altas Instituciones».

Sobre esa ‘Operación Cataluña’, apunta que le molestó que la información que él fue facilitando sobre la familia Pujol, «lejos de ponerla a disposición judicial, se utilizaba para negociar» con el ex president de la Generalitat, Jordi Pujol.

Según explica, esto propició que tuviera «varios encuentros muy tensos» con Martínez donde le advirtió de que, si no iban a considerar judicializar la información que les aportaba, deberían abonarle al menos los gastos por esa «actividad para ellos privada».

En este sentido, se arroga que, gracias a sus notas incluidas en un borrador de la UDEF, CIU cayera de 62 escaños a 50, y que eso sirvió para neutralizar «los planes independentistas que el clan Pujo pilotaba».

«Felicitado» por la cúpula del PP

Apunta que dado su éxito no le extrañó que le volvieran a llamar «ya que fue felicitado» por todos los interlocutores por el resultado de sus trabajos en Catalunya, «incluso por el propio Rajoy».

Sobre esa felicitación, indica que el expresidente lo hizo de forma «discreta y privadamente a través del teléfono de Cospedal». Y añade que ahora que ha recobrado la libertad tras permanecer más de tres años en prisión provisional «ha podido localizar uno de los dos números de teléfono que en su día le facilitaron para contactar directamente con el presidente Rajoy».

Por otro lado, el comisario mantiene que el CNI llevó a cabo vigilancias a los Bárcenas, y que coincidieron con agentes de la UCAO y de Asuntos Internos, lo que provocó ciertos roces porque el servicio secreto no compartía información con el resto de cuerpos.

Indica además que éstos tenían acceso directo a la vida diaria de Bárcenas a través de Instituciones Penitenciarias y que incluso infiltró a presidiarios con identidades falsas.