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El subsuelo de Afganistán guarda abundantes reservas de minerales estratégicos

El subsuelo de Afganistán es rico en minerales considerados fundamentales para la transición energética y climática, según los expertos, un maná aún no explotado y que ahora está en manos de los talibanes. La explotación de estos recursos se ve frenada por la inestabilidad política del país.

Un hombre camina cerca de Dare-Folladi, con las montañas cubiertas de nieve al fondo, en la provincia de Bamiyán, en el centro de Afganistán. (Wakil KOHSAR | AFP)
Un hombre camina cerca de Dare-Folladi, con las montañas cubiertas de nieve al fondo, en la provincia de Bamiyán, en el centro de Afganistán. (Wakil KOHSAR | AFP)

«Afganistán tiene reservas de bauxita, cobre, hierro, litio y tierras raras», señala el último informe anual sobre los recursos minerales de Afganistán publicado en enero de 2021 por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).

A medida que el mundo intenta dejar atrás los combustibles fósiles, como el petróleo y el gas, estos metales son cada vez más buscados para transportar y/o almacenar electricidad.

El precio del cobre, esencial para la fabricación de cables eléctricos, ha batido este año un récord histórico en los mercados mundiales, cotizando a más de 10.000 dólares por tonelada.

«Una enorme reserva de litio»

El litio es un recurso esencial para la transición energética, ya que se utiliza para el almacenamiento de energía en baterías o en parques solares y eólicos.

En 2020, la UE lo sumó a la lista oficial de 30 materias primas consideradas «críticas» para su independencia energética, junto con el cobalto, el grafito, el silicio y el tantalio, entre otros. Y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) estimó en mayo que la demanda mundial de litio se multiplicará por 40 de aquí a 2040.

Afganistán dispone «de una enorme reserva de litio, no explotada hasta la fecha», explica Guillaume Pitron, autor del libro ‘La guerre des métaux rares’ (La guerra de los metales raros).

Las tierras raras como el neodimio, el praseodimio o el disprosio, también presentes en Afganistán, son cruciales en la fabricación de imanes utilizados en industrias del futuro como la energía eólica o los vehículos eléctricos.

Un informe conjunto de la ONU y la UE de 2013 estimó en un billón de dólares el potencial de todos los recursos subterráneos del país asiático.

Afganistán era hasta ahora más conocido por sus piedras preciosas (lapislázuli, esmeraldas, rubíes, turmalina) o el mármol. También alberga carbón y metales tradicionales como el hierro.

Explotados oficialmente, los yacimientos de piedras preciosas son también objeto de un tráfico ilegal más o menos importante con Pakistán.

Demanda de estabilidad

Antes de la victoria de los talibanes, China, que ya produce el 40% del cobre del mundo, casi el 60% del litio y más del 80% de las tierras raras, había «apoyado a cierto número de facciones talibanes para que le facilitaran el acceso a ciertos yacimientos especialmente prometedores», comenta Pitron.

En el caso del cobre, Pekín, que obtuvo una concesión en 2008 para explotar la gigantesca mina de Aynak, a 35 kilómetros de Kabul, estaba desde 2015 en conversaciones con el Gobierno ahora depuesto para tratar de obtener enmiendas que permitan la explotación del yacimiento, «bloqueado por diversas razones», según USGS.

Sin embargo, los expertos consideran que «no es en absoluto seguro» que Afganistán se convierta en un El Dorado de minerales ni en un campo de juego geopolítico de la transición energética mundial debido a las incertidumbres políticas sobre la gestión del régimen talibán.

En la minería, pueden pasar 10 o 20 años desde el descubrimiento de un yacimiento hasta su explotación. «Ninguna empresa querrá invertir si no hay un marco político y jurídico estable», advierte Pitron. Los inversores pueden preferir elegir fuentes de suministro «un poco más caras pero más estables».