Egoitz Urrutikoetxea habla con NAIZ pocos minutos después de contrastar con los abogados y con su padre, Josu Urrutikoetxea, las implicaciones de la absolución dictada hoy por el Tribunal Correccional de París.

En efecto, resume, se trata de un fallo corto, que se sustenta en dos puntos.

En el primero de ellos el tribunal estima que no hay pruebas que permitan situar en el periodo juzgado (2011-2013) a Josu Urrutikoetxea en ETA.

En segundo lugar valora que tampoco el hecho de vincularle a una negociación –da carta de naturaleza al proceso de Oslo– puede ser considerado como indicio suficiente parar sustentar el delito imputado a Josu Urrutikoetxea: «integración en asociación de malhechores».

El primer elemento que destaca Egoitz Urrutikoetxea es que por esos mismos hechos en 2017 su padre fue condenado en rebeldía a ocho años de cárcel. A su entender ello viene a demostrar que el relato judicial que durante años ha venido sustentando la judicatura gala «ha recibido un golpe en todo regla», ya que el fallo viene a decir, a su entender, que «no se puede condenar solo en base a un relato».

Estima que, «logrado este paso», el camino a futuro pasa por «no dar por perdida ninguna batalla jurídica ni perder tampoco ninguna oportunidad de movilizarse para dar otra visión a la opinión pública». Considera que ese trabajo está dando sus frutos, como lo desmuestra el fallo conocido a primera hora de esta tarde de miércoles.

«Esta decisión es todo un revés para una Fiscalía antiterrorista que ha sostenido durante mucho tiempo un relato, pero también para los dos estados, porque en esta sentencia se da por hecho que en Oslo hubo una negociación y se va más allá al considerar que tomar parte en un proceso para buscar una salida negociada a un conflicto no constituye en sí mismo un delito», resume.

Próxima cita, este mismo mes y muy relacionada

Los días 13 y 14 de setiembre Josu Urrutikoetxea deberá responder de nuevo ante un tribunal. Comparecerá en el Tribunal de Apelación donde se repetirá el juicio por el que fue condenado, en 2010, igualmente en rebeldía, a siete años de cárcel.

«Después de que un tribunal francés haya dicho hoy que participar en un proceso de negociación no es delito, ese otro tribunal deberá decidir si es sostenible condenar a alguien por preparar un proceso de negociación», apunta Egoitz. Y es que en la segunda de las dos causas por las que Urrutikoetxea fue juzgado y condenado en Estado francés se analizará el periodo 2002-2005, previo a las negociaciones en Ginebra.