Las vacaciones estivales también han llegado a su fin en Escocia y el Parlamento de Holyrood ha retomado su actividad. Y lo ha hecho con la premier, Nicola Sturgeon, presentando la agenda de Gobierno, que contiene en el centro la celebración de un nuevo referéndum de independencia en la primera mitad de esta legislatura. Es decir, antes de que termine 2023.
Esto no es algo nuevo. Ya que son numerosas las ocasiones, durante los últimos meses, en las que la líder del SNP ha insistido en su apuesta. La última durante la presentación del acuerdo de gobierno con los Verdes. Sin embargo, hasta ahora había mantenido que los preparativos para que los escoceses puedan votar se encontraban parados, ya que la prioridad es superar la crisis sanitaria provocada por el covid-19. Hoy, por contra, ha anunciado que su Gobierno ha retomado este trabajo.
«Son cuestiones que no pueden evitarse ni posponerse hasta que la suerte ya esté echada. Así que tenemos la intención de ofrecer esa opción», ha afirmado, añadiendo siempre la coletilla de «si el covid-19 lo permite».
El Ejecutivo escocés, de esta forma, está trabajando también en un prospecto «detallado» sobre la votación y la independencia. «Fundamentalmente, nos aseguraremos de que la elección, cuando se produzca, sea completamente informada». Esta ha sido, tanto en 2014 como ahora, una de las líneas rojas del Gobierno de Edimburgo. Si se realiza la consulta, esta debe ser con una extensa campaña en la que los votantes se puedan informar y debatir sobre los pros y los contras de la independencia o mantenerse en el Reino Unido. Es decir, no quiere un debate sobre el derecho a decidir. Quiere un debate maduro sobre la independencia.
Así, Sturgeon espera compaginar la salida de la crisis sanitaria con la campaña hacia el referéndum. «En esta coyuntura de la historia, es esencial que consideremos el tipo de país que queremos ser y la mejor manera de asegurarlo. A medida que salimos de la pandemia, es necesario tomar decisiones», ha asegurado.
Como viene siendo habitual tras cada declaración sobre un nuevo referéndum, las críticas de la oposición no han tardado y tanto conservadores como laboristas han acusado a Sturgeon de «priorizar» su proyecto político a la recuperación sanitaria. En el otro extremo, asociaciones y partidos independentistas como Alba, le exigen que «además de palabras haya pasos concretos».
Además de la pandemia, es bien sabido que el mayor escollo de Sturgeon se encuentra en Londres, donde Boris Johnson ha repetido en infinidad de ocasiones que no acordará la celebración de un nuevo referéndum, a pesar de que miembros de su gabinete han abierto distintas opciones. En su discurso de hoy, la premier escocesa no ha hecho referencia alguna al primer ministro británico ni al Gobierno británico.