«Los soberanismos debemos evitar una involución democrática en España»
Critica a la derecha española «que ahora es ultracentralista y con menos complejos» e ironiza con que el Congreso «teóricamente está lleno de republicanos pero se diluye luego como un azucarillo». En entrevista con NAIZ, expresa su preocupación por la inmigración que tiene Canarias como destino.
El diputado de Nueva Canarias en el Congreso tiene la marca bilbaína en su nombre: Pedro Quevedo Iturbe. Cuenta que su madre era de Indautxu y que de joven se fue a Venezuela a trabajar, y que allí se enamoró de su padre, canario, y ambos luego se mudaron a Gran Canaria. Durante su juventud, Quevedo vivió y estudió medicina en Leioa, único período en que se alejó de Las Palmas, donde ha residido casi toda su vida.
Republicano confeso, es hace seis años teniente de alcalde de la capital canaria con la primera coalición en una ciudad grande que unió al PSOE con Unidas Podemos. De martes a jueves vive en Madrid por su escaño en el Congreso aunque, aclara, «el trabajo como diputado se hace en la tierra, para trasladar lo que te transmiten allí».
Su partido tiene origen en la escisión de Iniciativa Canaria Nacionalista (que ya era una confluencia en sí misma de dos fuerzas) de Coalición Canaria hace más de una década. El actual vicepresidente del archipiélago (gobierna con PSOE y UP) fundó Nueva Canarias hace 15 años y desde entonces la formación (más fuerte en las dos islas principales y débil en el resto) ha intentado mantener un perfil soberanista y progresista diferenciado de los conservadores de CC.
En entrevista con NAIZ, Quevedo, conocido en el Congreso por su pragmatismo y capacidad de alcanzar acuerdos con todos los grupos, reivindica el tener «una voz propia» en un hemiciclo donde siente que «cada vez» que habla tiene que «explicar lo que es Canarias», lidiando con «estereotipos y frivolidades». Cuestiona con dureza al PP por el «no a todo» y su vínculo con la ultraderecha y recalca la importancia en este momento de las «expresiones políticas de los territorios» como un freno a los que quieren «recentralizar».
Para quienes no conocen su partido, ¿se lo podría definir como un soberanismo progresista canario?
Sí, claro, somos un partido nacionalista, que no tenemos como prioridad la autodeterminación aunque nunca hemos renunciado a eso; será dependiendo de la evolución de las cosas. Somos de la tesis soberanista, a favor de la constitución del mayor nivel posible de competencias para Canarias, en un estado de naturaleza plurinacional. Y no descartaríamos que la mejor forma de organizarnos [en el Estado] sea federal, o si entramos a fondo, confederal. Canarias no es una nacionalidad histórica por 10 días. Cuando cayó la República el expediente estaba encima de la mesa. Tenemos una singularidad, una por la distancia y alejamiento y otra derivada de nuestra idiosincrasia y nuestras peculiaridades. El nacionalismo político canario es un nacionalismo joven, por eso nos cuesta tanto explicar lo que significa.
Ya que menciona la forma del Estado, ¿república o monarquía?
Yo personalmente soy republicano. Se lo he dicho al Rey cuando tuve la oportunidad, nos hemos tenido que ver unas cuantas veces con los líos en la última etapa de Rajoy y la primera de Sánchez. Nueva Canarias es republicano, por supuesto, porque es bastante incompatible aceptar la monarquía en Canarias; tiene mucho que ver con el hecho colonial, como comprenderéis. Somos republicanos pero también es verdad que no lo hemos planteado con insistencia porque no se dan las circunstancias para debatir. Yo voté en contra de la sucesión de Juan Carlos I a Felipe. No era un debate sobre monarquía, me decían, y no, estaba disfrazado... Es que parece que estamos llenos de republicanos y después ese republicanismo se diluye como un azucarillo en el agua. Teóricamente hay muchos pero a la hora de trasladarlo a las acciones en la Cámara sencillamente no se traslada.
¿Lo dice por el PSOE?
Es evidente... El PSOE, que es republicano, no ha trabajado nunca a favor de que se plantee una república constitucional en España. Aquello lo resolvió Alfonso Guerra cuando dijo que ellos eran monarquicanos. Si ese debate se produce, nos posicionaremos con rotundidad a favor de un modelo republicano y esencialmente federal.
¿Es más difícil ser nacionalista de un territorio que no tiene lengua propia?
Tener lengua propia a la hora de cohesionar un territorio es una ventaja, es una condición relevante. Igualmente, el español que se habla en Canarias tiene singularidades, y el guanche no existe porque algunos se encargaron de liquidarlo. Pero hay una singularidad relevante marcada por un hecho archipielágico. Aquí hay una peculiar manera de vivir, las tradiciones, la cultura… Nosotros, ademas de estar a 2.000 kilómetros de Madrid, estamos situados geoestratégicamente en el Africa Occidental, frente del Sahara. Eso imprime un carácter. Y otro elemento importante es que nuestro nacionalismo es necesario, las diferencias son tales con el resto de los territorios del Estado que configuran un pueblo que pelea por el reconocimiento y defensa de sus singularidades. Con Canarias son enormemente habituales estereotipos profundamente dañinos y eso hace que se tienda a mirar a otro alado.
¿Se siente una discriminación política con Canarias más allá de los estereotipos?
Podemos demostrar que la UE ha entendido mejor lo que es Canarias que el Estado español. Reconoce en su derecho primario el estatus ultraperiférico de Canarias, una palabreja mal sonante que viene a decir sobre su ubicación geográfica y dispersión. Si se nos plantea quién nos trata mejor, es la UE, que nos dice que tenemos necesidades permanentes derivadas de todo eso, con dificultades en la generación de agua hasta en la producción del sector primario. Tenemos que superar la frivolidad y banalidad; si no, quedaremos como un lugar de vacaciones. Por eso la necesidad de levantar una alternativa nacionalista canaria, tener una voz propia. Eso se nota en el Congreso, cada vez que hablo tengo que explicar lo que es Canarias.
Este es un momento histórico en el Congreso, con récord de representación de soberanistas y nacionalistas…
Existe una esencia de recentralizar, de no reconocer el Estado de las Autonomías, de volver al ‘ordeno y mando’ desde la meseta y esto es un alternativa inasumible, sería una involución dramática en la conquistas de los pueblos y sus derechos singulares. La esencia de la derecha española siempre ha sido centralista y ahora es ultracentralista y con menos complejos. Una involución no solo en cuestiones territoriales sino de los derechos civiles.
Sí, hay riesgo que este momento no dure y vuelva algo anterior. Los partidos bipartidistas viven felices en modelos bipartidistas. Los partidos soberanistas han venido para quedarse pero otra cosa es que puedan ser parte de mayorías. Este gobierno está sometido a una permanente tensión, una es con la derecha y otra con las tensiones territoriales. Y PSOE y Podemos, bueno… se dicen federales y tienen bastante tendencia centralista. Que esto se mantenga tendrá que ver con gestionar con respeto. Por eso hacemos gran esfuerzo a pesar de los conflictos que mantenemos con el gobierno de España, hay que intentar separar los conflictos de fondo de la necesidad de evitar una involución democrática.
¿Cree que se debería o podrían unir mas fuerzas con el soberanismo vasco y catalán?
Al final cada cual está centrado en sus problemas. Sin embargo, creo que existen cuestiones comunes... Tal vez hay diferencias hoy porque las formaciones catalanistas han hecho una apuesta muy clara y el conflicto allí tiene una naturaleza muy distinta. Ahí el planteamiento es de independentismo a secas. Cuando los nacionalistas hablamos hay diferencias sustanciales. A veces no es sencillo. Pero creo que sí existe en el Congreso una solidaridad elemental entre las fuerzas, creo que se da.
¿Se puede hacer algo para mejorar la acción conjunta del soberanismo?
Bueno… se trata que nosotros hagamos lo que tenemos que hacer, y de defender con firmeza las posiciones. Es verdad que en Canarias hay dos fuerzas, Coalición Canaria y Nueva Canarias, y hay grandes diferencias, salvo en cuestiones estrictas, y esto produce confusión entre mucha gente. Somos un nacionalismo joven, alejado, resulta difícil que se nos entienda. Creo que ya lo estamos haciendo [a acción conjunta]. Con Més per Mallorca, por ejemplo, tenemos una gran relación. El agobio del día a día y la distancia complican las cosas. Esto de verse y quedar no es sencillo pero creo que existe una importante solidaridad entre los soberanismos.
En el invierno NC hará su IV Congreso partidario. ¿Se va a consolidar el perfil soberanista?
El propio número lo indica. Al ser el cuarto, es una fuera muy nueva, y sí, este es un Congreso de consolidación y de expansión de los perfiles claros. Una cosa es ser nacionalista y otra la ideología que lo sustenta. Pretendemos fortalecer el nacionalismo progresista profundamente soberanista y sentar las bases para un crecimiento mayor, porque entrar en las islas más pequeñas es francamente difícil. También será de actualización de los problemas actuales de Canarias y de sentar las bases para la expansión en el conjunto del archipiélago.
Vox no ha cuajado casi en Canarias. ¿Le preocupa la ultraderecha y la posición del PP al respecto?
En el mapa político canario no entra, no tiene escaño alguno en el Parlamento, y de los escaños en el Congreso, sólo uno. Crece más en el centro que la periferia, su vocación es precisamente esa, todo el poder en la Castellana. Y lo que pase va a depender del PP muchísimo. Tiene dos caminos. Uno, el que parecía haber iniciado cuando se hizo el paripé de la moción de censura de Vox, que marcó distancia entre el conservadurismo democrático y la extrema derecha. Y lo de ahora, el acercamiento de posiciones, sobre todo Ayuso, competir desde el mismo espacio. Esto es lo que lo convierte en peligroso. Si el PP no consigue ese liderazgo fuerte, entre original y copia la gente acabará votando al original. Además, con la tesis del PP del no a todo han quedado en los brazos de la extrema derecha. Vox es fascismo puro con connotaciones autoritarias. Por eso es imperativo el fortalecimiento de las expresiones políticas de los territorios.
¿Usted ha comparado al Régimen Económico y Fiscal (REF) canario con los fueros vascos al llamarlo «nuestros fueros»?
Hombre, claro. Los fueros vascos son la expresión de una realidad determinada del pueblo vasco, con una historia larguísima política, muy importante, y eso lo han conquistado y los defendemos absolutamente. Y los nuestros son el REF. Estos no están en Gernika [se ríe], pero son leyes que se vienen construyendo desde los Reyes Católicos, que ya ellos tenían claras las diferencias de Canarias.
«NO VAMOS A ACEPTAR CONVERTIR CANARIAS EN UNA ESPECIE DE LAMPEDUSA»
Lo de la inmigración es un «problema monumental», señala preocupado Quevedo, apuntando que «los territorios fronterizos se lían y los demás miran para otro lado». Lamenta que fallezcan tantas personas en el mar intentando llegar a Canarias y dice que es un «drama» del que hay que ocuparse.
Sin embargo, critica la «tendencia a ir generando una especie de estructura que va creciendo, centros de inmigrantes que son inaceptables porque atentan contra los derechos fundamentales de las personas migrantes», sumado al «problema con los menores no acompañados, que ya son 3.000 en Canarias y que se les debe tutelar, dar vivienda y educación».
En ese sentido, reivindica «el derecho de las personas a migrar y a continuar su viaje» porque está comprobado que «el 95% de ellos quieren irse a Alemania y Bélgica, en Canarias no se quieren quedar».
«Esta tentación de convertir a Canarias en una especie de Lampedusa no la vamos a aceptar. Definamos con el conjunto de los territorios una especie de solidaridad. El PNV ha propuesto la alternativa Share, con criterio de distribución por ejemplo. En los casos de menores se debe hacer una redistribución, es una responsabilidad del conjunto del Estado y de la UE. Nada se ha hecho, se ha actuado de forma bastante oscurantista. Hay que construirles una familia, no los podemos dejar metidos en un barracón», recalca.