El turno de confesionario en el seno de Saski Baskonia ha debido ser interminable después de la derrota por 75-50 ante Olympiacos. Rasgarse ahora las vestiduras sobre cuestiones que ya no tienen remedio da igual, pero se intuye que el plantel, a pesar de sus ausencias e insuficiencias, deberá hacer propósito de enmienda en su visita este domingo a las 20.00 al Nou Congost de Manresa.
Arrepentimiento –porque he pecado–, contrición –por mi culpa, por mi culpa; por mi grandísima culpa–, propósito de enmienda –propongo firmemente nunca más pecar– y, con suerte, la absolución, previo paso –o pago– de la penitencia. Y no es pequeña penitencia vérselas con un Manresa renovado, pero que mantiene a Pedro Martínez en el banquillo, con lo que eso supone de tener un equipo bien entrenado, aparte de poder disponer de un cierto número del respetable del Nou Congost, histórica cancha en la que los aficionados pueden despeinar a los jugadores con su aliento..
«El equipo ha ofrecido cosas positivas en la segunda mitad», añadía Dusko Ivanovic a su crítica tras el desastre de Atenas. «Hemos jugado lentos y muy previsibles». Pero esas «cosas positivas» que se vieron en el tercer cuarto –porque en el cuarto, con 20 puntos de desventaja, no hubo caso– son las que deben servir a Saski Baskonia a tomar nota de sus errores y retomar la senda de la victoria.
«Este equipo necesita sumar 15 puntos fáciles, y para ello necesita defender para poder correr», explicaba Dusko Ivanovic con la derrota frente a Olympiacos aún caliente, pero tratando de templar gaitas. En su nueva etapa más «paternal», el otrora ultraexigente Dusko Ivanovic es ahora más ponderado, guardándose sus «castigos» a la intimidad del trabajo diario; señalar a este o a aquel cuando jugar dos y hasta tres partidos por semana se va a convertir en la tónica habitual de los gasteiztarras es absurdo. Exigirá entrega total y fe en lo que plantee en su pizarra, pero el tono de Dusko está mucho más modulado que antaño.
En lo que respecta a la Liga ACB, los gasteiztarras suman un balance de 2-1, pero con el tropiezo del domingo pasado en Badalona, mientras que el Manresa suma un 1-2, pero después de vapulear por 64-106 al Betis.
Señalados por necesarios
Alec Peters y Sander Raieste siguen en el dique seco. Además, la próxima paternidad de Wade Baldwin lo mantiene al margen del grupo, por lo que Alex Barrera, después de debutar oficialmente en la Euroliga este viernes, quizá tenga algunos minutos en una cancha que conoce bien, ya que militó las filas del Manresa en la campaña 2015/16. Habrá que ver en ese sentido qué tal se manejan los aleros del Baskonia.
Y ese mal arranque de la temporada afecta igualmente a Simone Fontecchio que a Vanja Marinkovic. El italiano parece estar atravesando un mal momento de juego, quizá debido a las pocas vacaciones que ha tenido. Si está para jugar, Ivanovic no le va a exigir menos, pero lo cierto es que a Fontecchio en estos momentos está lejos en acierto y frescura de la imagen que dio la pasada campaña con el Alba Berlín, por no hablar del preolímpico y los propios Juegos Olímpicos. Con todo, se espera que, pese a lo cargado del calendario, Fontecchio volverá a encontrarse poco a poco y será lo que los aficionados gasteiztarras quieren que sea.
El caso de Marinkovic se presenta un poco más peliagudo. Después de que Jaume Ponsarnau acaba por defenestrarlo en Valencia Basket, la confianza del escolta serbio parece tocada. Marinkovic es un tirador acreditado, pero frente a Olympiacos se le vio no solo fallar, sino incluso renunciar a tiros liberados, y eso sí que tiene una solución mucho más difícil. Asimismo, la defensa no es su fuerte y Manresa este domingo tendrá enfrente, entre otros, a un «enemigo íntimo» como Rafa Martínez que, en sus últimos coletazos como jugador profesional, tirará de su arte para buscar personales y tiros libres.
Estos dos jugadores permanecen señalados, pero no es intención de nadie ponerles una cruz; no está Saski Baskonia sobrado de efectivos como para andar descartando armas antes del primer mes de competición. Se espera mucho así del italiano como del serbio, y se espera de ellos una respuesta como la que tuvo Rokas Giedraitis en el tercer cuarto en El Pireo: luchando pese a intuir la segura derrota.
Asimismo, la ausencia de Wade Baldwin vuelve a interpelar a Jayson Granger y Arturs Kurucs. El uruguayo, después de su gran partido ante Fuenlabrada y sus buenos minutos en Valencia, ha caído un poquitín y aunque el naufragio global tapó un poco sus propias insuficiencias, lo cierto es que la defensa de Olympiacos acabó por asfixiarlo.
Curiosamente, aunque se presuma que Arturs Kurucs es más escolta que base, el letón fue de lo poco salvable del viernes –dentro de lo que cabe–. No metió ningún punto y esa falta de regularidad en el tiro lastra en exceso su contribución. Ahora bien, la circulación de balón del equipo no fue mala bajo la batuta del director báltico, que ante la ausencia de Baldwin parece «ascendido» de forma automática a la condición de segundo base.
Los Dani Pérez o Sylvain Francisco no tienen la misma presencia física que los bases de Olympiacos, y en ese sentido Saski Baskonia debiera encontrarse más a gusto, aun a sabiendas de que ganar en el Nou Congost siempre cuesta. Sea como fuere, para arreglar el despropósito del viernes, no solo basta con arrepentirse y hacer propósito de enmienda, sino que hay que pagar la penitencia. De ahí vendrá la absolución.