Alrededor de 50.000 personas —según la Policía española— se han movilizado este sábado en Oviedo para dar un fuerte impulso a los primeros pasos del gobierno de Asturies para reformar el estatuto de autonomía e incluir por primera vez la cooficialidad del asturianu en la región, tras casi cuatro décadas de exigirlos los colectivos encabezados por la histórica Xunta pola Defensa de la Llingua, fundada en 1984 y convocante de más de casi medio centenar de manifestaciones, entre ellas la de este sábado.
Con una pancarta gigante marrón escrita con letra grande y blanca ‘Oficialidá’, los manifestantes han marchado desde la estación de Renfe hasta la Plaza de la Catedral, poco más de un kilómetro de trayecto, que en el medio tiene algunas calles estrechas que han estado repletas por los asistentes.
La marcha, en la que primaba el clima festivo con muchas familias y asturianos de varias regiones del Estado que viajaron especialmente para ella, ha estado encabezada por bandas que han tocado la típica gaita asturiana.
La última gran manifestación fue en 2018 y había rondado las 30.000 personas. En aquel momento se trataba de exigir la oficialidad del asturianu, pero aún sin contar con ningún trámite formal. Tras el cambio en el estatuto de la Federación Socialista Asturiana (como se llama formalmente el PSOE local), en el que hizo hace tres años un giro histórico para pasar a defender la cooficialidad, el presidente autonómico Adrián Barbón ha activado de forma muy gradual los procedimientos legales para llevarlo a la práctica.
Esta manifestación se encuadra como un apoyo al inicio de las conversaciones con los diferentes grupos parlamentarios de la Xunta General (Parlamento asturiano) y para exigir resultados concretos, dilatados por la pandemia, según las explicaciones el ejecutivo regional. Los diputados del PP, Vox y Ciudadanos se oponen a la cooficialidad, en tanto que el PSOE, Podemos e Izquierda Unida (estos dos últimos no han conformado una marca electoral conjunta en Asturies) la apoyan. El regionalista Foro Asturias está dividido: tiene dos diputados, uno lo apoya y otro no.
Esta situación merece un párrafo aparte. Se necesitan los votos de 26 de los 45 diputados de la Xunta General para reformar el estatuto y por tanto se hace decisivo el voto de Adrián Pumares, portavoz de Foro Asturias, quien viene recibiendo una campaña de agresiones en las redes sociales en su contra que provocaron una declaración formal del partido para respaldarlo. Incluso, este sábado en las calles de Oviedo hubo muchas pegatinas en su contra desde los sectores del nacionalismo españolista.
De hecho, desde este sector político-ideológico se han incrementado las declaraciones lacerantes contra la cultura y lengua popular asturiana ante la inminencia del cambio histórico. Un ejemplo de ello es lo dicho por Ignacio Blanco, portavoz de Vox en el parlamento regional, que calificó de «delirio» el intento de cooficialidad y acusó al PSOE de querer «imponer una lengua inventada».
«A esta gente le diría que entiendan que cuando uno nace y crece en una lengua y las palabras de cariño de tu madre las recuerdas en asturianu, escuchar que alguien la ataque de manera feroz, es una agresión muy grave. Pero me cuesta pensar que vayan a tener empatía», dice en una entrevista con NAIZ el portavoz de la Xunta pola Defensa de la Llingua, Xosé Candel.
Militante por la oficialidad desde 1993, este profesor de secundaria pide recordar a los que se oponen a esta iniciativa que «muchos asturianos lo hablan en su cotidianeidad y muchos de ellos cambian al castellano cuando los castellano-parlantes están presentes». Candel dice que hay una parte de la sociedad asturiana que es ajena al asunto porque «no le afecta y no ve la necesidad de la cooficialidad, no ve como un problema que se pierda una lengua», aunque dice conocer a pocos que «acérrimamente se opongan».
Ciertamente, los colectivos a favor del asturianu vienen demostrando una fuerte capacidad de movilización, mientras que los adversarios no la tienen. De hecho, en 2017 se convocó una manifestación en contra de la «oficialidá» y solamente acudieron siete personas.
«Probablemente ésta haya sido la manifestación más grande de la historia», cuenta a NAIZ el fundador de Iniciativa pol Asturianu, Inaciu Galán. «Ha sido histórica y muy plural, estaba lleno de familias, gente de todas las generaciones y de todas las ideologías. Es un día de ilusión que demuestra el apoyo social que tiene la oficialidad y que ya se vio en las urnas. El asturianu y el gallego-asturiano tienen más cerca su reconocimiento y los hablantes vamos a tener los derechos que tienen los hablantes de las demás lenguas de España», recalca.
En el escenario montado en la Plaza de la Catedral se leyeron los discursos escritos por referentes de la Xunta pola Defensa de la Llingua y hubo performances de bandas y artistas locales que cantaron en asturianu y gallego-asturiano, la forma dialectal del galego que se habla en las comarcas más occidentales del Principado y que también es parte de la reivindicación.
Historia de una lucha por la igualdad lingüística
«Cuando se aprobó el estatuto de autonomía, al contrario que en las otras seis comunidades, no se reconoció la oficialidad del asturiano. Eran otros tiempos, con otras prioridades y supongo que se buscó más el consenso para no introducir un factor de conflicto. Por eso en 1984 nacimos como asociación para reclamar la oficialidad, con ninguna repercusión ni mediática ni apoyo institucional», recuerda Candel.
En aquella época unos pocos legisladores respaldaban la iniciativa. En la última década y con la incorporación de más jóvenes al parlamento comenzó a haber más apoyo a la cooficialidad cuyo giro histórico favorable lo obtuvo cuando el PSOE pasó a defenderla y la incluyó en su programa electoral. «Barbón lo prometió pero la pandemia hizo que se posponga. Podemos discutir si se podían haber hecho avances parlamentarios en las discusiones, pero el caso es que llegamos a este momento y se iniciaron las conversaciones. Hacemos la manifestación de apoyo a ese impulso», señala Candel.
Cuando se le pregunta por cómo van esas conversaciones, dice no conocer su contenido porque están siendo discretas y que no sabe si habrá «concesiones a la derecha», pero sí que exigen «premura porque no queda mucho tiempo de legislatura: hay que ponerse ya con este debate y sacar una reforma que no suponga una rebaja de derechos». El temor de los colectivos asturianos es que en el estatuto se incluya una cooficialidad rebajada, con un techo claro al desarrollo de la igualdad lingüística.
Otro detalle no menor, del cual los activistas del asturianu son conscientes, es que tras aprobar la ley de reforma estatutaria, la misma deberá ir a las Cortes Generales, en las que actualmente tendrían una mayoría favorable, pero eso puede cambiar en otras elecciones generales. Asturies tendrá autonómicas en un año y medio y el Congreso de los Diputados en tres, aunque siempre puede disolverse antes.
«Lo que está en debate es también que se desarrolle legislativamente la regulación de la presencia del asturianu en los distintos ámbitos, como en los medios, en la industria cultural y las actividades deportivas y tememos que se quiera poner límites estatutarios al alcance que pueda tener ese desarrollo», añade.
La masiva marcha de este sábado, que ha superado a las otras tres consideradas hitos en la historia de los colectivos por el asturianu (las también masivas de 1979, 1995 y 2018), busca exigir al Gobierno que no se deje estar y a la vez mostrar el apoyo popular alcanzado. «Necesitamos ver resultados pronto, y pronto significa primavera», enfatiza Candel. Habrá que ver si el gobierno del Principado escucha a los miles que el sábado se hicieron sentir en las calles de Oviedo.