El Athletic es un club saneado y solvente, aunque a veces no lo parezca por las ocurrencias
El ambiente vuelve a estar enrarecido y crispado a escasos días de la Asamblea de compromisarios. La disparidad de criterios en la directiva ha contribuido a ello, con los postulados defendidos por el contador Jon Ander de las Fuentes y la rectificación posterior del presidente Aitor Elizegi.
La imagen institucional del Athletic ha vuelto a salir bastante mal parada a escasos días de la Asamblea de compromisarios que se celebra este sábado, 23 de octubre, en San Mamés. El cisma no alcanza el esperpento padecido con el culebrón sobre el fichaje de Llorente del año pasado, pero tampoco ayuda a proyectar tranquilidad en tiempos de incertidumbre.
A pesar de que la trayectoria del primer equipo con Marcelino está cumpliendo el expediente -con sus virtudes y carencias el conjunto rojiblanco se encuentra en la parte de arriba de la clasificación en Liga-, la impresión es que las aguas bajan algo revueltas en Ibaigane. Desde el club no se ha conseguido transmitir un mensaje de estabilidad y coherencia a los aficionados antes del cónclave de este sábado.
La Junta Directiva no ha acertado a explicar su criterio sobre la situación económica. Evidentemente, como ha ocurrido en todos los ámbitos, el coronavirus ha causado un agujero de más de 50 millones de euros. Por segunda temporada consecutiva se presentan unas cuentas con 25 millones de déficit a los que habría que sumar los 21 millones de la campaña anterior y los 5 millones presupuestados para el presente curso.
El Athletic ha salido adelante gracias a la «hucha» creada por la anterior directiva tras los pagos recibidos por las cláusulas de Javi Martínez, Herrera, Laporte y Kepa. Al acabar esta temporada quedarían -según el presupuesto presentado por la Junta de Elizegi- unos 54 millones de euros en el fondo de provisiones. Asimismo, en tesorería dispone de 33 millones de euros y 112 millones de fondos propios.
La economía del club se ha visto afectada, pero el Athletic sigue estando saneado y es solvente a medio plazo. Además, ha renovado las instalaciones tanto en San Mamés, con la cubierta y las escaleras mecánicas, como en Lezama, donde se ha construido un nuevo edificio para el primer equipo y una residencia. Su situación no es de quiebra ni se puede comparar con la que atraviesa el Barcelona, por poner un ejemplo ya que justo ayer presentó unas pérdidas de casi 500 millones y anunció que solicitará un crédito de 1.500 millones.
La entidad rojiblanca puede afrontar con cierta tranquilidad el futuro inmediato. Por ello, ha mostrado su disconformidad y ha rechazado el acuerdo con el fondo de inversiones CVC que han respaldado todos los equipos de Primera y Segunda -salvo Athletic, Barcelona y Real Madrid-.
¿Cómo paliar la falta de ingresos?
El problema principal que se le presenta al Athletic en los próximos años es cómo conseguir incrementar los ingresos. La economía del conjunto rojiblanco, como la del resto de equipos, se sustenta en tres pilares fundamentales: la recaudación por competiciones deportivas, los derechos de televisión y las cuotas de los socios.
Al no entrar en Europa en las últimas cuatro temporadas, las arcas han dejado de percibir unos 10 millones por campaña. En cuanto a la televisión -que ronda más de 60 millones por temporada en los últimos años-, todas las previsiones apuntan a que se van a reducir los ingresos y en el presupuesto se han calculado 13 millones menos para esta temporada. La cifra se sitúa por debajo de lo percibido en 2017. Asimismo, la Liga tiene que negociar un nuevo contrato para los próximos años.
Los socios aportan unos 25 millones por temporada. Las cuotas no se han subido desde hace años y la actual directiva ha desechado la opción de celebrar el Medio Día del Club que permite incrementar la recaudación.
El planteamiento de la Junta ha sido solicitar una ayuda de 120 euros al socio. Los cerca de 5 millones que se pretenden recaudar no dejan de ser «calderilla» si se compara con las cifras en las que se maneja el club. El lenguaje y las explicaciones de la directiva con los números no han hecho más que enfangar el debate ya que lo que se plantea, euro arriba euro abajo, es retener las cantidades abonadas por la cuota de 2020. Si la cuota es lineal o social, los partidos asistidos y los cálculos como si fueran un contrato de telefonía móvil, no han ayudado en nada a conseguir que la iniciativa sea apoyada.
En vez de centrar el discurso en esos aspectos, desde la propia Junta se han enviado mensajes contradictorios con su forma de actuación. Las manifestaciones realizadas por el contador Jon Ander de las Fuentes han soliviantado a la masa social que ha asistido asombrada a sus planteamientos sobre la necesidad de vender jugadores para cuadrar las cuentas. Si se repara en la hemeroteca no se trata de ninguna novedad. Las directivas de turno lo han hecho. Desde la venta de Garay para construir una grada en los 60, a los traspasos de Zubizarreta en los ochenta, Alkorta en los noventa, Del Horno al Chelsea o Aduriz al Mallorca.
Sus palabras chocan con la forma en la que se ha movido el club este mismo verano con las salidas de jugadores y las renovaciones sin cláusula que se han realizado en los últimos tiempos.
Asimismo, en la campaña electoral se prometió incrementar los ingresos atípicos mejorando el marketing y la explotación de San Mamés. La pandemia ha dificultado esos planteamientos y varios cargos contratados por la directiva para impulsar esas líneas de actuación han dejado el club en los últimos meses.
En este sentido, Elizegi planteaba la posibilidad de buscar un «apellido» para San Mamés o Lezama. La idea no se ha acogido demasiado bien en la masa social y, aunque no se han concretado las cifras ni se conoce a alguna empresa interesada, tampoco parece que suponga una solución. La Real percibe menos de 2 millones por campaña por este tipo de patrocinio.
Jugadores en el punto de mira
La Junta Directiva ha acordado dos rebajas salariales con la plantilla durante la pandemia. Se ha calculado un ahorro de unos 12 millones, pero los gastos en personal deportivo han seguido aumentando. Desde el club se argumenta que el gasto en neto se ha reducido en un 10% con respecto a las cuentas presentadas en 2019. De las Fuentes achacó la subida a la presión fiscal ya que la Diputación de Bizkaia echó para atrás la normativa para rentas irregulares como las de los futbolistas, a lo que hay que añadir la resolución de los tribunales europeos sobre el régimen fiscal de los clubes.
La directiva asegura que ha contemplado este aspecto en las renovaciones. De los cerca de 140 millones de presupuesto, casi 100 se van al gasto en personal y, concretamente, asciende a 91 millones el coste de la plantilla deportiva.
Ahí radica el desequilibrio que el contador de la Junta abogó por ajustar abriendo la cantera de Lezama a jugadores de todo el mundo. Según su planteamiento -realizado a título individual y como economista-, entiende que la filosofía de contar con futbolistas formados o nacidos en Euskal Herria supone un sobrecoste al reducirse la cantidad de jugadores disponibles. Sin entrar en el debate, no parece comprensible formar parte de la dirección de un club cuando no se está conforme con su idiosincracia.
Quizá lo más perjudicial y criticable de las declaraciones de De Las Fuentes ha sido la fijación en Iñaki Williams, apenas unos días después de ser homenajeado por el club por batir el récord de partidos consecutivos en Liga. El contrato del delantero fue ampliado el verano de 2019 por la directiva a la que pertenece y el contador del club rojiblanco afirmaba que está «por encima de la media».
El propio Elizegi tuvo que rectificar sus palabras recordando que el 9 rojiblanco tuvo ofertas para salir y decidió quedarse. Tampoco es una novedad este tipo de señalamientos. Solo hace falta repasar la forma en la que salió Julen Guerrero del Athletic. Y habría que preguntarse, si un directivo es capaz de poner en el punto de mira de la afición a un jugador, cómo se pretende convencer a los jóvenes -como puede ser su hijo Julen Jon o Nico Williams, hermano de Iñaki- para que hagan su carrera en el conjunto rojiblanco.
Elecciones en el horizonte
Para contextualizar parte del ruido mediático que se respira antes de la Asamblea hay que tener en cuenta que a final de temporada -en teoría en junio de 2022- habrá elecciones. Los rumores y movimientos entre bambalinas son incesantes y la propia Junta se está viendo afectada desde dentro. Aunque sea por distintos motivos, hasta tres directivos han presentado su dimisión y se va a incorporar a uno nuevo para cumplir con los estatutos. Nadie ha dado un paso al frente por el momento y Elizegi tampoco ha aclarado si contempla volver a presentarse.
Cada uno está jugando sus cartas y habrá que ver en qué modo se traduce en la Asamblea. Este verano se renovaron los compromisarios para los próximos cuatro años y la cifra ha ascendido hasta los 1.200. La de este sábado se celebrará de manera presencial por lo que uno de los datos clave será la asistencia.
Elizegi sacó adelante en su primer cónclave las cuentas con un estrecho margen y la campaña anterior sufrió un severo varapalo en la primera cita, que se celebró de manera telemática. En la segunda, que se llevá a cabo en febrero, su gestión volvió a ser rechazada. Sin embargo, la Junta decidió separar este punto en el orden del día y las cuentas fueron aprobadas. Los compromisarios abogaron por dar estabilidad institucional al club.
En el orden del día del sábado se votarán por separado las cuentas y la gestión. Puede que sea la última Asamblea ordinaria de Elizegi, aunque ha prometido abordar la reforma estatutaria y tratar la ampliación de la grada de animación. Un sonoro rechazo a las propuestas de la Junta podría suponer precipitar acontecimientos en mitad de la temporada.
¿Sin abono por los mariachis?
Para terminar de cerrar el círculo, el fin de semana el tuitero Jonan Alart denunciaba en redes sociales que desde el club le han vetado renovar el abono juvenil por «dañar la imagen» de la institución. Al parecer, la razón sería que el seguidor rojiblanco fue el que impulso la recolecta para mandar unos mariachis a Ibaigane en protesta contra la directiva el año pasado. Elizegi dijo en la Asamblea de diciembre que fue «el día más triste» de su mandato. Más allá del mal gusto o la conveniencia de la iniciativa del aficionado, tomar la decisión de impedir la entrada a San Mamés a una persona por este asunto no parece la mejor forma para recuperar cierta calma.