Unicef ha informado este jueves de la muerte de nueve miembros de una misma familia, entre ellas cuatro niñas y dos niños, en la ciudad afgana de Kunduz como consecuencia de la detonación de un explosivo que uno de los menores había encontrado cerca de su casa.
«Supuestamente uno de los niños, sin saberlo, llevó el artefacto sin explotar dentro de la vivienda después de habérselo encontrado en un descampado al lado de su casa», ha apuntado Unicef en un comunicado.
La organización ha subrayado que los niños son especialmente vulnerables a los explosivos que quedan atrás en zonas de conflicto, puesto que no son capaces de identificar lo que son.
«Demasiado a menudo, se ven tentados a jugar con estos artículos o a usarlos para recibir un pequeño ingreso, lo que les pone tanto a ellos como a sus familias en gran riesgo», ha añadido.
Y ha alertado de que el creciente número de menores fallecidos «es un crudo recordatorio de que los niños siguen pagando el precio de un conflicto que no han creado».
Según cifras de la organización, 460 niños han muerto como consecuencia del conflicto de Afganistán en los primeros seis meses de 2021.
«Unicef urge a todas las partes implicadas a hacer esfuerzos para proteger a los niños y a los civiles. La seguridad y la protección de los niños debe ser la consideración primaria en todos los contextos», ha instado.