NAIZ

La cumbre del clima aprueba un acuerdo rebajado que aleja el final del carbón

La cumbre del clima de la ONU ha aprobado un acuerdo para mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento global en 1,5 grados para 2100. Sin embargo, una enmienda presentada por India aleja el final del carbón como fuente de energía.

El ministro británico Alok Sharma es el presidente de la COP 26. (Paul ELLIS/AFP)
El ministro británico Alok Sharma es el presidente de la COP 26. (Paul ELLIS/AFP)

«¡Por Dios, no maten este momento!», ha implorado el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ante el plenario donde los 197 países negociaban un acuerdo que con grandes dificultades puso punto y final a la XXVI Cumbre del Clima de la ONU que fue necesario prorrogar y que tras su resolución final mantiene vivo el objetivo de limitar el calentamiento global en 1,5 grados para 2100.

En un final de enorme dramatismo, el presidente de la conferencia de Glasgow, Alok Sharma, ha anunciado el acuerdo entre lágrimas por la alteración y ha pedido disculpas por «cómo se ha desarrollado el proceso». No es para menos, teniendo en cuenta que India introdujo a última hora y de forma inesperada un cambio que aleja el final del carbón como fuente de energía.

La India ha consiguido así que la alusión a la «eliminación progresiva» del carbón se convirtierta en una «reducción progresiva», pese a que el texto contenía la gran novedad de aludir por primera vez a la necesidad de acabar con los combustibles fósiles, un punto que suscitó los mayores rechazos en las últimas horas de la negociación.

La enmienda india ha sido aprobada por el resto de países, de forma muy reticente, para evitar que las negociaciones se rompieran y se cosechase un fracaso de dimensiones históricas, pero la decepción de varios líderes ha sido patente. «La catástrofe climática sigue llamando a la puerta» a pesar del acuerdo, ha advertido el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. La conferencia mundial sobre el clima ha dado como resultado «avances que son bienvenidos, pero no es suficiente», dijo.

Guterres ha destacado que los textos aprobados son «un compromiso» que reflejan los intereses, las condiciones, las contradicciones y el estado de la voluntad política en el mundo de hoy. Así, aunque ha celebrado los «pasos importantes» para afrontar el cambio climático, «lamentablemente» la voluntad colectiva no ha sido suficiente para superar algunas contradicciones profundas.

Y es que, antes del plenario final, el ambiente era más optimista y los delegados habían indicado que aprobarían un tercer borrador que ya había sido debilitado respecto a textos anteriores. Sin embargo, la reformulación a última hora del artículo clave sobre el carbón ha provocado que la COP26 concluyera con un sabor agridulce.

Por tanto, durante el plenario de votación de los textos parciales del Paquete de Glasgow, países como Lichtenstein, Fiji, Islas Marshall o México no han dudado en criticar que la cumbre no ha sido ni inclusiva ni transparente, y han lamentado el lenguaje poco ambicioso en el proceso de poner punto final a los combustibles fósiles.

El acuerdo de Glasgow, por otra parte, acelera la acción contra el cambio climático e insta a los países a elevar sus metas de reducción de emisiones durante esta misma década, aunque reconoce que los estados tienen «responsabilidades comunes pero diferenciadas».

El texto aprobado admite asimismo que limitar el calentamiento a 1,5 grados requiere de «reducciones rápidas, profundas y sostenidas de emisiones globales de gases de efecto invernadero, incluida una reducción de emisiones de dióxido de carbono del 45% para el año 2030 en relación al nivel de 2010».

Falta de justicia climática

Respecto a la financiación para los países en desarrollo, uno de los puntos que más divergencias ha levantado, el Pacto Climático de Glasgow urge a los estados ricos a doblar «como mínimo» su aportación para la adaptación de los países menos desarrollados antes de 2025 respecto a los niveles de 2019.

Sin embargo, no se ha logrado que se materialicen los millones de dólares comprometidos hace diez años para ayudar a los países más empobrecidos a mitigar el cambio climático. En este sentido, los países ricos no han avanzado en la aportación de dinero al Fondo Verde de Adaptación, al que deberían haber contribuido con 100.000 millones de dólares.

Además, los estados menos desarrollados pedían a las naciones ricas la puesta en marcha de mecanismos financieros con los que sufragar las pérdidas y daños que el cambio climático ya les produce, pero tampoco se ha alcanzado ese acuerdo.

En este sentido, la plataforma de organizaciones ecologistas Red de Acción Climática ha criticado el acuerdo por la falta de ese mecanismo directo de financiación en «pérdidas y daños» de los estados ricos a los países más pobres y vulnerables. «El hecho de que países ricos como los EEUU, la Unión Europea y el Reino Unido no apoyen un mecanismo de financiación para pérdidas y daños es una traición a los millones de personas que sufren la crisis climática en los países en desarrollo», ha indicado la plataforma.

Tras la proclamación de los acuerdos sectoriales y, hoy, del documento final, los estados deberán empezar a aplicar las medidas y continuarán discutiendo las que aún siguen en el aire, a la espera de la próxima cita anual que, finalmente, será en Egipto, en concreto en la ciudad balneario de Sharm El Sheij, donde se celebrará la COP27 a finales de 2022, mientras que para participar en la COP28 de 2023 habrá que viajar a los Emiratos Árabes Unidos.

Pacto «pobre» y «falto de ambición» para los ecologistas

Las organizaciones ecologistas consideran «demasiado pobre» y falto de «compromisos firmes y concretos» para lograr las metas del Acuerdo de París el compromiso alcanzado en la COP26.

El responsable de Clima de SEO/BirdLife, David Howell, ha señalado desde Glasgow que en conjunto el resultado de la COP26 es «totalmente insuficiente», porque el abandono de los combustibles fósiles y los subsidios asociados, aunque figuran «por fin» en el acuerdo final, «está expresado en términos demasiado tímidos como para impulsar la transformación colosal requerida».

En opinión de Howell, la senda del límite del calentamiento global de 1.5 grados «está aún lejos», este año se han dado «pasos modestos», cuando cada año toca dar «pasos de gigante y corriendo».

Según Howell, el resultado tampoco es satisfactorio en relación a los «retrasos de la financiación» para los países más necesitados y vulnerables ante la emergencia climática, con la vida y sustento de millones de personas en grave riesgo permanente.

Greenpeace ha advertido de que la decisión de la COP26 «es sumisa, es débil y el objetivo de 1,5 grados apenas está vivo».

Según Amigos de la Tierra, la COP26 ha sido la cumbre «más excluyente de la historia».

«Han traicionado a la humanidad en su conjunto y no han logrado proteger a los más afectados por la crisis climática», ha señalado, por su parte, Amnistía Internacional.

La activista sueca Greta Thunberg ha lamentado que la conferencia se hubiera reducido a «bla, bla, bla», y ha concluido que «el verdadero trabajo continúa fuera de estas habitaciones. Y nunca, nunca nos rendiremos».