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El tripartito sella el acuerdo que busca modernizar Alemania tras 16 años conservadores

Los líderes del Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP) han firmado el acuerdo que lleva a la coalición ‘semáforo’ al Ejecutivo de Alemania. Olaf Scholz será el canciller de un tripartito que quiere modernizar el país tras 16 años de gobierno conservador.

Firma del acuerdo de la llamada coalición «semáforo», que gobernará Alemania con Olaf Scholz (a la derecha) como canciller. (Tobias SCHWARZ/AFP)
Firma del acuerdo de la llamada coalición «semáforo», que gobernará Alemania con Olaf Scholz (a la derecha) como canciller. (Tobias SCHWARZ/AFP)

La denominada coalición ‘semáforo’, integrada por SPD, Los Verdes y el FDP, ha sellado un pacto para gobernar Alemania con Olaf Scholz como canciller de un Ejecutivo que busca modernizar el país tras 16 años de gobierno conservador.

Los líderes de estas formaciones se han reunido en un museo del centro de Berlín para simbolizar una alianza que sus respectivos partidos han ido ratificando a lo largo de estos últimos días. Solo resta la votación de este miércoles del nuevo canciller en la Cámara Baja del Parlamento, Bundestag, para que Alemania pase página al poder de la conservadora Angela Merkel.

Tras la firma del acuerdo, el socialdemócrata Olaf Scholz ha prometido progreso para Alemania en tiempos difíciles de pandemia y una política exterior orientada hacia una Europa fuerte y hacia el multilateralismo.

«Se trata de atreverse a un mayor progreso, eso es lo que une a los tres partidos y es lo que queremos emprender ahora en el país, por los ciudadanos y por un buen futuro», ha dicho Scholz en una rueda de prensa junto al ministro designado de Finanzas, el liberal Christian Lindner, y al de Clima y Economía, el verde Robert Habeck.

Pero se trata también de «una renovación que tenemos que acometer en tiempos difíciles en los que todavía tenemos el desafío de combatir la pandemia», ha añadido.

Ha indicado que «estas son la condiciones en las que arranca ahora el Gobierno», que en materia de política exterior continuará con los esfuerzos de Alemania en los últimos años por una Unión Europea fuerte y soberana.

Según Scholz, el mundo futuro se caracterizará por la existencia de «bastantes países muy influyentes», lo que hace aún más importante que Europa «pueda actuar de manera fuerte y soberana».

Precisamente por eso, los primeros destinos de viaje del futuro canciller en los días siguiente a su investidura serán París y Bruselas, el primero, para remarcar la «vitalidad de la relación» con el país vecino, y el segundo porque representa no sólo la «alianza preferente a escala europea, sino también el eje transatlántico».

Entre los países influyentes en el futuro, Scholz se ha referido no sólo a Estados Unidos y Rusia –que ya lo son– y a China –«de lo que se habla mucho»–, sino también a muchas naciones de una Asia resurgida, así como de África y Sudamérica.

Si en materia de política exterior el futuro gobierno apuesta por la continuidad, con el eje transatlántico y la Unión Europea como puntales, en el aspecto económico defenderá la estabilidad en Europa, acompañada de crecimiento e inversiones, según ha afirmado el ministro designado de Finanzas.

Lindner ha agregado que la política fiscal alemana tendrá en cuenta el desarrollo de la inflación como consecuencia de los efectos especiales derivados de la pandemia y ha señalado que el Banco Central Europeo «tiene que ser capaz de responder con sus instrumentos» a esta evolución.

Ha recordado además que el objetivo del nuevo gobierno es volver a cumplir con el freno de la deuda a partir de 2023 y por otro lado renunciar al aumento de cargas fiscales.

El futuro gobierno asume desafíos que engloban una «década decisiva» y que no podrán resolverse en los próximos cuatro años, ha resumido Scholz, quien no ha ocultado su esperanza de que la coalición pueda ser reelegida si hace bien su trabajo.

Los puntos clave del pacto

La lucha contra el cambio climático y la subida del salario mínimo interprofesional son los puntos estrella del pacto de coalición firmado formalmente este martes en Alemania por socialdemócratas, verdes y liberales. Así, los socios se marcan el objetivo de que el 80 % de la energía tenga fuentes renovables para 2030 (ocho años antes de lo que estaba previsto hasta ahora), fecha en la que también pretenden abandonar el carbón y los motores de combustión. El gas –entendido como energía de transición– se mantendrá hasta 2040. Sin embargo, no está previsto recortar más emisiones y no subirá el precio de CO2.

En el terreno social, se ha acordado que el salario mínimo interprofesional subirá de 9,6 a 12 euros la hora y el Ejecutivo se compromete a luchar contra la brecha salarial entre hombres y mujeres, además de introducir nuevas prestaciones para que las familias con niños no vivan por debajo del umbral de la pobreza, como ocurre en ocasiones con las ayudas sociales actuales. Asimismo, se comprometen a no recortar las pensiones ni subir la edad de jubilación.

Además, para paliar la acuciante falta de vivienda en los grandes centros urbanos, la coalición ‘semáforo’ aspira a que se construyan 400.000 nuevas viviendas por año, de las cuales 100.000 serán subvencionadas. Asimismo, se comprometen a alargar hasta 2029 el freno a los precios del alquiler.

En otros terrenos, el plan pretende combatir con mayor dureza la discriminación por orientación sexual o identidad de género e introducir una «ley de autodeterminación» que elimine la mayor parte de los requisitos existentes hasta ahora para cambiar de género. Además, desaparecerá la prohibición de donar sangre a los hombres homosexuales.

El futuro Gobierno propone lanzar una estrategia integral para combatir la violencia de género, así como desaparecer el controvertido párrafo que prohíbe a médicos anunciar públicamente que realizaron interrupciones del embarazo.

También contiene otras medidas adoptadas de cara a los jóvenes, que podrán votar a partir de los 16 años y recibir becas independientemente de los ingresos familiares.

El pacto de coalición recoge un ambicioso plan de inversión para mejorar el acceso a redes móviles y digitales y modernizar la administración, anclada en la burocracia y dependiente en gran medida del papel.

Asimismo, el tripartito se compromete a respetar el freno de la deuda –temporalmente relajado a causa de la pandemia– a partir de 2023. En medios alemanes se afirma que el Ejecutivo recurrirá a varios ‘trucos’ para financiar su ambicioso plan de inversiones sin incurrir en déficit de manera formal, como acumular reservas de créditos contraídos este año.

Durante la campaña electoral, socialdemócratas y verdes habían reclamado subidas de impuestos para aquellos con mejores ingresos, pero la opción parece descartada por el momento, aunque el acuerdo es ambiguo con respecto a posibles reformas fiscales.

El acuerdo también se propone reducir la migración irregular ampliando las vías legales para acceder a Alemania y favoreciendo la llegada de migrantes laboralmente cualificados. El plan pasa además por acelerar los procedimientos de asilo y, para evitar una ‘ofensiva de las deportaciones’ de quienes sean rechazados, cerrar acuerdos con terceros países. El acuerdo ha recibido por ello críticas desde la izquierda.

Los conservadores, en cambio, vaticinan un «efecto llamada», puesto que promete la reunificación familiar a quienes, en lugar de asilo, reciban protección subsidiaria, además de posibilidades de regularización para quienes no tengan permiso de residencia pero estén bien integrados.

El pacto también plantea la venta legal de cánabis con fines recreativos a adultos y en establecimientos autorizados, una medida que pretende asestar un golpe al tráfico ilegal y que será revisada pasados cuatro años para evaluar su impacto social.