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Un laboratorio secreto del BCE lucha contra las falsificaciones de billetes de euro

El piso número 23 del rascacielos del Banco Central Europeo en Fráncfort alberga un laboratorio secreto que lucha contra las falsificaciones de billetes de euro. Cerca de 460.000 falsificaciones fueron retiradas en 2020, sin embargo, el BCE asegura que el riesgo es «muy bajo».

Eric Languillat, experto en falsificaciones del Centro de Análisis de Falsificaciones del Banco Central Europeo (BCE) explica el proceso de escaneo de la imagen de un billete en euros.
Eric Languillat, experto en falsificaciones del Centro de Análisis de Falsificaciones del Banco Central Europeo (BCE) explica el proceso de escaneo de la imagen de un billete en euros. (Andre PAIN | AFP)

20 años después de la entrada en circulación de los euros, la falsificación sigue existiendo, aún cuando su volumen descendió con el paso del tiempo. Cerca de 460.000 falsificaciones de euros fueron retiradas de la circulación en 2020, lo que supone un descenso del 18% en un año. Por comparar, actualmente hay en circulación 27.000 millones de billetes de euro.

La lucha del banco Central Europeo (BCE) contra estas falsificaciones es intensa y continua. Un puñado de expertos trabaja para tratar de descubrir las últimas técnicas de imitación empleadas por los falsificadores.

El centro de operaciones de esta lucha anti-fraude se sitúa en el piso número 23 del rascacielos que el BCE tiene en Fráncfort. Solo se accede a través de una cámara de seguridad situada en un lugar secreto, y ahí está el laboratorio principal.

Dentro, se encuentran una serie de sofisticadas máquinas, desde un microscopio con visión 3D a una balanza de precisión de miligramos hasta un lector para analizar las decenas de símbolos de seguridad que forman la “firma” de cada billete.

Trabajo de hormiga

Los analistas de Fráncfort deben llevar a cabo un trabajo de hormiga, comparando en el microscopio los ínfimos detalles que diferencian a un billete verdadero de uno falso.

Al agrandar setenta veces un billete real de 20€, en la pantalla del ordenador se verá el interior de la cifra como si fueran surcos de un campo de labor, con una impresión en relieve. Una falsificación más basta no tendría ese resultado.

El objeto más importante de este laboratorio es un armario de hierro que está apoyado en una esquina, y que necesita dos personas para ser abierto, ya que cada una tiene una parte de la combinación secreta.

Dentro están almacenados cerca de 1.000 imitaciones de billetes, desde los 5 a los 500 euros, analizadas en el laboratorio desde hace 20 años.

Cada país de la zona euro tiene su propio centro de falsificaciones. Pero en Fráncfort se catalogan los más «interesantes», es decir, las mejores imitaciones, explica Eric Languillat, uno de los expertos del Banco Central.

Estos datos permiten a las fuerzas de policía como Europol perseguir a las redes de falsificadores. Los equipos de investigación y desarrollo del BCE, encargados de mejorar la calidad y la seguridad de los billetes, también analizan los descubrimientos de este laboratorio.

Eric Languillat utiliza un microscopio para comprobar un billete de cincuenta euros en la sede del Banco Central Europeo en Frankfurt. (Andre PAIN / AFP)
Eric Languillat utiliza un microscopio para comprobar un billete de cincuenta euros en la sede del Banco Central Europeo en Frankfurt. (Andre PAIN / AFP)

Desarrollo constante

«Cuando vemos avances tecnológicos especialmente desarrollados por los imitadores, los equipos de investigación y desarrollo van a estudiar si hay que crear algo para contrarrestarlo», explica Jean-Michel Grimal, responsable de la división de desarrollo de billetes en el BCE.

Cada año, el instituto monetario moviliza grandes cantidades de dinero para intentar fabricar billetes inimitables. Un receta que, por razones evidentes, es secreta.

El esfuerzo que hace el BCE supone «una muy buena inversión en comparación con el coste que representaría una crisis de imitaciones» en la zona cero, según Grimal. «El objetivo es reducir el riesgo de falsificaciones a cero, o casi», afirma.

Riesgo «muy bajo»

El BCE lleva años haciendo pedagogía con el gran público, a través del método de "tocar, mirar, inclinar» el billete. Sin embargo, los ciudadanos no tienen «necesariamente el reflejo de mirar bien los billetes para descubrir las imitaciones. Porque si miramos bien un billete, y en general la calidad de la falsificación es bastante mala, es muy fácil identificarlo», explica Eric Languillat, uno de los expertos del Banco Central.

Pese a ello, Jean-Michel Grimal, responsable de la división de desarrollo de billetes en el BCE asegura que el riesgo de que los consumidores acaben con un billete falso es «muy bajo».