Oihan Sancet está en boca de todos los aficionados rojiblancos después del hat-trick conseguido anoche en El Sadar (1-3). Tiene todavía 21 años, pero su nombre ya sonaba desde hace unas cuantas temporadas cuando realizó una pretemporada con el primer equipo a las órdenes de Berizzo. No terminaba de asentarse en el equipo tras debutar con Garitano en la campaña 2019-20 y este curso está experimentando un gran crecimiento. En realidad, empezó a ganarse el puesto en el tramo final de la temporada pasada cuando fue absorbiendo lo que le pedía Marcelino para jugar como segundo delantero. El técnico asturiano tenía claro que con las virtudes ofensivas que atesora debe jugar cerca del área y no desgastarse en defensa.
Arrancó la temporada a un gran nivel completando una notable actuación en el partido ante el Barcelona (1-1). Dejó varios disparos peligros, pero la fortuna cara al gol no le terminaba de sonreir. En la tercera jornada en Vigo fue el autor del pase de gol a Williams que sirvió para ganar al Celta (0-1). Sin embargo, recibió un fuerte golpe que le mantuvo fuera de los terrenos de juego durante unas cuantas jornadas.
Le costó volver a entrar en el equipo porque Raúl García aprovechó su ausencia y anotó varios goles. El Athletic pasaba por serias dificultades ante la portería contraria y Marcelino prefirió apostar por la efectividad en las finalizaciones del veterano. Sin embargo, a nadie se le escapaba que con Sancet en el campo, el equipo jugaba mejor y ofrecía más variantes ofensivas con las conducciones que realiza y la capacidad que tiene para filtrar pases.
Su papel en la remontada ante el Betis fue clave para recuperar el puesto en el once. Salió con 1-2 en el marcador y de sus botas surgieron los goles de Williams y De Marcos que sirvieron para dar la vuelta al partido. En el siguiente partido ante el Real Madrid se estrenó en el apartado goleador con un potente disparo y en El Sadar se consagró con un triplete. Es el futbolista más joven del Athletic que logra marcar tres goles en un partido de Liga desde los cuatro que hizo Julen Guerrero en 1994 en San Mamés en la victoria contra el Sporting (7-0). Fernando Llorente también logró un hat-trick en Copa contra el Lanzarote (6-0) en 2005 con apenas 20 años.
Grave lesión y adaptación a los técnicos
La espectacular arrancada que tiene Sancet para avanzar metros con el balón recuerda a esos centrocampistas que en el fútbol inglés denominan box to box por la capacidad de plantarse desde un área a la otra. Asimismo, su zancada con 1,88 metros de estatura y complexión delgada hicieron que Berizzo le apodara como ‘El Flaco’. El entrenador argentino se lo llevó a la pretemporada de 2018-19 cuando con apenas 18 años jugaba en el equipo juvenil. Fue la sensación de aquel verano y despertó muchas expectativas. Sin embargo, no llegó a debutar con el primer equipo y se lesionó de gravedad en el segundo partido disputado con el Bilbao Athletic.
A Sancet le tocó sufrir durante meses ya que pasó de acariciar uno de sus sueños a no poder tocar un balón. Logró recuperarse y acabó la temporada con el filial. Al mismo tiempo, Garitano relevó a Berizzo en el banquillo y optó por tirar de la veteranía para consumar la salvación y pelear por entrar en Europa hasta el último encuentro.
No tardó mucho en debutar con el primer equipo. Se produjo en la primera jornada de liga de la temporada 2019-20 ante el Barcelona. Un partido que siempre será recordado por ser el último gol de Aduriz con el Athletic y anotado con una estirada espectacular de medio chilena. Sancet salió en el segundo tiempo y compaginó entrenamientos con el primer equipo con partidos en el Bilbao Athletic. Entre Garitano y Joseba Etxeberria optaron porque fuera cogiendo minutos en el filial con apariciones esporádicas en el primer equipo. Así la lesión de Muniain posibilitó su primera titularidad en El Sadar o que saliera de inicio contra el Granada en San Mamés.
El entrenador de Derio le ubicó en la media punta, con libertad de movimientos para filtrar ese último pase y descargarle en cierta medida del trabajo sucio en defensa. Aunque dejó algunos destellos y era evidente que el Bilbao Athletic se le quedaba pequeño, no terminó de asentarse en las alineaciones. Tras el parón por el coronavirus, dio el salto definitivo al primer equipo y se estrenaba como goleador ante el Mallorca.
En una entrevista realizada en mayo del año pasado en NAIZ, Sancet reconocía que le costó un tiempo adaptarse a su nueva posición en el campo, aunque añadía que no era una «excusa». Según explicaba, en categorías inferiores jugaba normalmente de medio centro o interior. «En teoría es donde mejor y más cómodo me encontraba, pero me empezaron a poner un poco más arriba en la media punta y tampoco me veía mal», recalcaba.
La temporada pasada Garitano le utilizó en la mayoría de ocasiones como revulsivo y marcó el gol del triunfo contra el Sevilla en San Mamés. Después, Marcelino alteraba su ubicación al colocarle como segundo punta.
En los primeros partidos en Copa con el asturiano, fue sustituido al descanso e, incluso, fue muy criticado tras fallar ocasiones de gol como contra el Valencia. Las obligadas rotaciones realizadas por Marcelino debido a la saturación de partidos y bajas en el tramo final permitieron a Sancet disfrutar de cierta continuidad en el equipo titular y se fue amoldando cada vez mejor a lo que le pedía el entrenador hasta llegar a hacerse con el puesto esta temporada.
Cariño especial a Osasuna
Con pasado en Tajonar, el navarro nunca ha ocultado que siente un cariño especial por el equipo de su ciudad y que siempre quiere que gane salvo cuando juega ante el Athletic. Casualidades del fútbol, de los siete goles que lleva en Primera ha marcado cuatro ante Osasuna. Sancet despuntó desde crío en las categorías inferiores del club rojillo tras ganar un torneo navideño con el equipo de la escuela de su barrio de Mendillorri.
A pesar de estar agradecido por los años que pasó en la cantera de Tajonar, decidió cambiar de aires tras recibir una propuesta del conjunto rojiblanco con 15 años. «Siempre es difícil dejar tu casa siendo tan joven, pero me convencieron con el proyecto que me presentaron, quería perseguir el sueño de ser futbolista profesional y estoy muy contento de haber tomado esa decisión al poder venir a un equipo histórico y grande como el Athletic», recordaba el espigado futbolista en la citada entrevista. El conjunto rojiblanco abonó 150.000 euros a Osasuna por su llegada a Lezama, 50.000 por su debut con el primer equipo y otros 100.000 por pasar a formar parte de la plantilla.