No ha tenido Zuazo el inicio de 2022 que esperaba, pero lo cierto es que el reto que afrontaba no era nada sencillo. El Málaga no ha querido ninguna sorpresa y, desde el inicio, ha sido claro dominador del electrónico, marchándose con ventajas muy cómodas.
De hecho, con poco más de cinco minutos cumplidos, la diferencia ya se ha ido a un 1-6 que ha enfriado los ánimos de un pabellón Lasesarre que no ha dejado de animar, pero que también ha sido consciente de la impotencia de las anfitrionas para equilibrar fuerzas.
Lo han intentado, en todo caso, las pupilas de Joseba Rodríguez y, a base de coraje, han achicado un 3-10 hasta dejarlo en un esperanzador 9-12 a falta de cinco minutos para la conclusión de la primera parte. La brecha no se ha podido empequeñecer más todavía, entre otras cosas porque las locales han cometido varias faltas en ataque y se han topado con los postes, siete nada menos en todo el encuentro.
Al menos, al descanso se han marchado con una desventaja de cuatro goles, complicada pero no imposible. Sin embargo, el Málaga ha vuelto a apretar el acelerador a la vuelta de vestuarios para materializar lo que ya parecía un abismo insalvable.
Cumplido el minuto 36, de nuevo la renta andaluza se ha marchado a los seis goles (11-17), ampliada a un tanto más en el 44 (14-21). Así las cosas, los visos de una posible remontada se han visto cada vez más frustrados a tenor de cómo se ha ido desarrollando el choque.
El Málaga no se ha relajado en ningún momento y la distancia no se ha visto recortada para nada. Incluso se ha visto algo más ampliada en el tramo final, con un 15-23 en el minuto 50 y el 19-27 definitivo.