Todo el mundo admite visitas en casa con sumo gusto cuando el hogar luce limpio y reluciente, los azulejos del baño resplandecen, los manteles mejor bordados parecen sacados del mejor ajuar nupcial y podemos obsequiar a quien llegue con un vino de Oporto y nuestra mejor sonrisa. En cambio, cuando la casa luce manga por hombro, las reformas se eternizan y las visitan nos pillan dando voces a diestro y siniestro, en ese caso, con el ceño fruncido y la peor camiseta arremangada hasta el hombro, no ganaremos ningún galardón por nuestra cortesía.
Pues esto último se va a encontrar el Bayern de Múnich cuando este viernes a las 20.30 visite el Buesa Arena y se tope con un Bitci Baskonia más preocupado por sus cábalas por cómo entrar, aunque sea de tapadillo, en la Copa ACB que tendrá lugar en Granada entre el 17 y el 20 de febrero, que en atender como Dos manda al conjunto de Andrea Trinchieri.
¿Han leído ya que el Baskonia mostró cómo camina sin brújula, después de su enésimo fiasco ante un muy buen Breogán de Lugo, que parece haberse sobrepuesto con donosura a la inopinada marcha de su entrenador Paco Olmos? Pues háganlo si aún no lo han hecho, aunque solo sea para saber que los de Neven Spahija lanzaron ¡43! triples por solo 15 tiros de dos, y por mucho que anduvieran por delante en el marcador durante buena parte de la primera mitad y hasta mediado el tercer cuarto, se quedaron sin combustible y sin ideas una vez que el cuadro lucense le tomó la delantera en ese tercer parcial. Tanto es así que el 89-83 puede valer como un mal menor de cara al average particular en la segunda vuelta, magra recompensa cuando lo primero que se juega es la Copa, recompensa que el Breogán casi acaricia con sus manos mientras que Saski Baskonia debe apelar a un milagro.
El milagro se llama ganar de paliza a San Pablo Burgos –algo factible, auncon el «refuerzo» burgalés de Paco Olmos y Landry Nnoko– y esperar que el Lenovo Tenerife de Txus Vidorreta no gane más de un partido de los tres que le restan por jugar –en casa ante Valencia Basket y a domicilio ante UCAM Murcia y San Pablo Burgos–. Y que, en caso de empate a nueve victorias –contando solo los partidos de la primera vuelta, por lo que la victoria gasteiztarra en Andorra no contaría para la clasificación copera–, los de Spahija fueran capaces de voltear los 13 puntos de average general que en estos momentos tienen a su favor los de Txus Vidorreta.
Pues dígannos ustedes, pues, si Saski Baskonia está con la mente ocupada con el contómetro –olvidadas las altanerías no tan lejanas de ver la Liga Regular de la ACB como «un mal necesario»–, a ver con qué cara le da la bienvenida a un Bayern de Múnich que, ojo, tiene mucho que decir en el devenir europeo del cuadro alavés.
Hito en el camino
No hace falta insistir en que, sin Wade Baldwin, el Bayern de Múnich no es el mismo del año pasado, por mucho que Andrea Trinchieri sí siga siendo el mismo histrión capaz de cambiar los partidos de signo –a su favor o en su contra, pero ese es otro cantar– y que llega a Zurbano con una victoria más que el cuadro gasteiztarra, puesto que la escuadra bávara ya reúne 8 triunfos por 11 derrotas, un balance mejor que el 7-12 del Baskonia.
Pero hete acá que la octava plaza europea la tiene el vigente campeón, el Anadolu Efes, con un 9-10 de lo más familiar para los dos contendientes del viernes en Zurbano. Aún más, el Mónaco de Mike James ocupa la novena posición con 9-11 de balance, seguidos por Bayern y Asvel Villeurbanne con 8, y la retahíla de equipos con siete victorias como son Maccabi, Estrella Roja y Baskonia, respectivamente.
Es decir, que si Neven Spahija y los suyos se distraen pensando en la somanta que le van a meter a San Pablo Burgos antes de ponerle una ristra entera de velas a la Virgen Blanca para que Lenovo Tenerife falle en lo que le resta de primera vuelta, quizá la consecuencia sea que el Bayern se «vengará» del 76-81 que un Baskonia mermado por la covid-19 pero elevado gracias al talento de Baldwin logró en tierras bávaras en vísperas de las fiestas navideñas.
En cambio, si es capaz de centrarse, puede suponer un revulsivo de cara a la segunda vuelta europea, y quizá hasta doméstica, pudiendo afrontar cada partido como un objetivo por cumplir.
Ojo con los condicionantes
Como bien dijera el propio técnico de Sibenik tras caer en Lugo, «este equipo es capaz de hacer muy bien las cosas, pero hemos perdido porque el rival juega y porque hemos cometido multitud de errores». Que el rival juega es algo que no varía, salvo en el talento del propio conjunto o la inspiración de las individualidades. Pero los errores –esa forma a veces tan grosera de perder la marca tras hacer una ayuda defensiva, por ejemplo, esa sangría de toda la campaña para cerrar el rebote defensivo, ese sinnúmero de pérdidas, muchas de ellas no forzadas– son perfectamente corregibles por un Saski Baskonia que, aunque sea de forma intermitente, ha demostrado esta misma campaña que no le falta talento. Y como no es deber de este cronista acusar de falta de actitud a los jugadores, habrá de achacarles falta de continuidad.
El mismo Neven Spahija demandaba poder «entrenar más» para corregir esa ristra de errores, pero en su presentación reiteraba que eso «no era problema» dada su experiencia en la NBA en el que los «back to back» –jugar dos días de forma consecutiva– es el pan de cada día, con una Fase Regular de 82 partidos. Aquí, por lo visto, el vídeo y el entrenamiento sin contacto no surten tanto efecto. ¥ todavía puede dar gracias de que los gasteiztarras no suelen volar por líneas regulares, con lo que se ahorran en transbordos, tiempo y cansancio acumulado con los vuelos charter.
Por eso este partido de Euroliga es tan importante. No puede ser un «entrenamiento con público» porque la temporada europea todavía no ha terminado y los gasteiztarras siguen en posición de pelear por un aplaza en el Top 8. La propia competitividad continental desgasta mucho, pero debe ayudar a perfeccionar los desmanes del juego baskonista, amén de otorgar un aliciente por sí mismo. En resumen, si Saski Baskonia pierde este viernes ante el Bayern, lo más probable es que empiece a cundir de forma serie e irrefrenable la sensación de que la campaña 2021/22 se ha terminado, aun cuando resten todavía más de tres meses de doble competición, con el efecto desmovilizador entre los aficionados de cara a lo que resta de campaña y, lo que es peor, en la renovación de abonos de cara a la próxima temporada.
Luca Vildoza... casi que no
Una de las escasas esperanzas de los aficionados estriba en la opción de que lleguen fichajes que ilusionen. La opción de un pívot para no dejar solo a Steven Enoch –aunque con Costello de pívot a tiempo completo, más la recuperación de Alec Peters, el juego interior parece apuntalado– o un escolta «puro» son los ideales de una afición baskonista ávida de que le den motivos para seguir yendo a los partidos.
Uno de esos motivos hubiera podido ser el retorno de Luca Vildoza, sobre todo cuando el jugador argentino regresó a Gasteiz para acelerar su recuperación tras haber sido cortado por los Knicks y operado de su lesión en un pie.
Autor de la canasta decisiva en el cuarto título liguero del Baskonia, en un junio de 2020 que parece tan lejano como la Edad de Bronce para la afición gasteiztarra, parece que, por ahora, el ansiado regreso de Vildoza deberá esperar. ‘El Correo’ se ha hecho eco de una entrevista al propio Vildoza en un medio argentino en el que ha afirmado, tajante que «ahora no está en mis planes quizás volver al Baskonia». «En algún momento de mi vida me encantaría regresar. Podría decir realmente que es mi tercera casa, pero mi primera opción no sería ahora volver a Vitoria», ha declarado Luca Vildoza al medio argentino ‘0223 diario’, que recoge noticias de Mar del Plata y la región.
Tampoco es el Baskonia el único interesado en Vildoza a este lado del Atlántico, pero en ese caso, el equipo en cuestión tendría que negociar los derechos del jugador con el propio Saski Baskonia. Pero ni Baskonia, ni alternativas, ni nada, al menos de momento, ya que el deseo del jugador marplatense es «demostrar que tengo sitio ahí», en referencia a la NBA, ya que pese a acudir a finales de la pasada campaña al llamado de los Knicks de Nueva York, no pudo llegar a efectuar su debut.