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Blinken y Lavrov intercambian exigencias sin avances concretos

La reunión de los responsables de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, y rusa, Sergei Lavrov, apenas ha servido para intercambiar las respectivas exigencias sobre el conflicto ucraniano y la seguridad en Europa. Para Blinken se ha iniciado un «camino correcto» que Lavrov ha puesto en duda.

Antony Blinken y Sergei Lavrov se saludan antes de la reunión en Ginebra.
Antony Blinken y Sergei Lavrov se saludan antes de la reunión en Ginebra. (Alex BRANDON | AFP)

La reunión en Ginebra entre los jefes de la diplomacia rusa y estadounidense, Sergei Lavrov y Antony Blinken, tras las dos conversaciones telefónicas de diciembre entre los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden, se ha desarrollado con un tono «franco y sustancial», según Blinken, con cierta relajación después de semanas de escalada verbal, amenazas, retórica bélica e, incluso, movimientos militares.

Tras apenas dos horas de conversación, Lavrov ha destacado que ambos están de acuerdo en la necesidad de un «diálogo razonable» para que «la emoción disminuya», en un contexto que evoca la Guerra Fría y en el que aumentan las voces sobre el riesgo de un conflicto abierto.

Washington sostiene que la perspectiva de una incursión militar rusa en Ucrania es cada vez más probable, con decenas de miles de soldados desplegados durante semanas cerca de la frontera, y quiere unidad entre sus aliados a la hora de preparar una respuesta.

El jefe de la diplomacia estadounidense ha pedido a Rusia que demuestre que no tenía intención de invadir Ucrania, lo que Moscú niega. «Una buena manera de hacer esto es llamar de vuelta a las tropas que tiene en la frontera», ha insistido.

Su contraparte le ha replicado recordando la importante cantidad de armamento que Occidente ha suministrado últimamente a Ucrania –que Blinken ha dejado claro que continuará– y el proyecto de la UE de crear una misión de formación militar en este país que se sumaría a la que la soldados de EEUU ya desarrollan.

El Kremlin niega cualquier intención bélica, pero condiciona una desescalada a tratados firmes que garanticen la no ampliación de la OTAN hacia sus fronteras, en particular a Ucrania, y una retirada de la Alianza en Europa del Este.

EEUU lo considera inaceptable y amenaza a Rusia con sanciones «masivas y destructivas» en caso de una intervención en Ucrania.

Después de las dudas que dejó el miércoles Biden sobre el alcance de una eventual respuesta occidental y el grado de compromiso de sus aliados, Blinken ha advertido de que habría una respuesta incluso en caso de agresión «no militar» de Rusia.

«Ideas» por escrito la semana que viene

El secretario de Estado norteamericano no ha llevado ninguna propuesta por escrito como reclamaba Rusia, pero ha aceptado escribir «ideas» para la próxima semana, sin precisar si se trata de responder punto por punto a los requerimientos detallados de los rusos sobre la arquitectura de seguridad en Europa o si llevará su propia agenda.

Mientras Blinken ha sacado como conclusión que «ahora estamos en el camino correcto para comprender las preocupaciones y posiciones de todos», Lavrov lo ha puesto en duda: «No sé si estamos en el camino correcto».

Ambos han acordado reunirse de nuevo y Blinken no ha descartado una cumbre Biden-Putin, una idea que Lavrov considera prematura.

La reunión de Ginebra completa la gira europea del jefe de la diplomacia de EEUU con sus aliados ucranianos, alemanes, franceses y británicos para confirmar su apoyo a medidas que incluso perjudicarán a los países europeos.

El Gobierno estadounidense rechaza la posibilidad de vetar la ampliación de la OTAN, pero dice estar dispuesto a discutir los temores rusos por su seguridad a través de la recuperación del tratado de desarme nuclear firmado durante la Guerra Fría que Donald Trump había enterrado.

La diplomacia rusa, por su parte, ha insistido en la retirada de las tropas extranjeras de la OTAN de todos los Estados que se adhirieron a la Alianza después de 1997, citando expresamente a Bulgaria y Rumanía, aunque la lista incluye 14 países del antiguo bloque soviético, como Polonia y los tres bálticos (Estonia, Letonia y Lituania).

El Ministerio de Exteriores rumano lo ha juzgado «inaceptable», haciéndose eco de la posición de todos los miembros de la Alianza.

Maniobras militares y políticas

Mientras tanto, el servicio de inteligencia militar ucraniano ha acusado a Moscú de continuar «fortaleciendo las capacidades de combate» en el este de Ucrania, incluidos tanques, sistemas de artillería y municiones.

Por su parte, el presidente de la Cámara Baja rusa, Vyacheslav Volodin, ha anunciado que los grupos parlamentarios discutirán la próxima semana una petición para reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk, los dos territorios ucranianos controlados por los separatistas prorrusos.

Moscú también está mostrando su músculo militar con maniobras en Bielorrusia, justo al norte de Ucrania, y grandes ejercicios navales anunciados en el Atlántico, el Ártico, el Pacífico y el Mediterránep, a la vez que EEUU, Gran Bretaña, los países bálticos y el Estado español envían apoyo militar a Ucrania o a otros países aliados de la región.