La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, ha advertido hoy de que las «consecuencias» que deberá afrontar Rusia «en caso de agresión a Ucrania» incluyen el gasoducto germano-ruso Nord-Stream 2, que sigue a la espera de licencia para entrar en servicio.
«En caso de una nueva agresión, tenemos ante nosotros una amplia capacidad de respuesta, incluido Nord-Stream 2», ha afirmado la ministra y líder de Los Verdes en un debate parlamentario sobre Ucrania.
Baerbock ha insistido en que Alemania «apuesta por el diálogo» –«quien habla, no dispara», ha apuntado–, para añadir que «los fundamentos de una Europa en paz no son negociables» y que se responderá «con fuerza» a quien los vulnere.
Alemania, como el Estado francés, considera que la vía del diálogo no está cerrada, tal como expresaron el pasado martes, reunidos en Berlín, el canciller Olaf Scholz y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Hay tres canales de diálogo abiertos, según ambos líderes, en lo que entra la reactivación del Formato de Normandía –grupo formado por el Estado francés, Alemania, Ucrania y Rusia–, como las gestiones de la OSCE y la vía diplomática abierta en Ginebra entre el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Sérguei Lavrov.
Las reuniones del Grupo de Normandía se retomaron esta semana en París, a escala de expertos y consultores, mientras que el propio Macron anunció que mantendrá una conversación telefónica con el presidente Vladímir Putin este viernes.
Scholz lleva insistiendo en que Rusia pagará «un muy alto precio» en caso de atacar la integridad territorial a Ucrania, aunque ha evitado relacionarla explícitamente con el gasoducto germano-ruso.
Los socialdemócratas de Scholz y los verdes de Baerbock mantienen líneas distintas respecto al gasoducto que deberá transportar gas ruso a ese país. Nord-Stream 2 sucede a Nord-Stream 1, que suministra ya el 80% del gas que consume Alemania y cuya construcción pactaron en su día Putin y el excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder.
Baerbock rechazó aún en la oposición el nuevo gasoducto y apunta ahora, como ministra, que éste, ya terminado, no puede entrar en funcionamiento de momento por no ajustarse a las normativas europeas.
Los socialdemócratas han defendido que no puede darse marcha atrás a ese proyecto, aunque las tensiones actuales con Moscú han abierto brechas al respecto en el partido de Scholz.
Berlín, por lo demás, insiste en que Alemania no suministrará armas letales a Ucrania, algo en lo que sí coinciden el canciller y su ministra de Exteriores, quien recuerda que su país no suministra armamento a regiones en conflicto.
El Ministerio de Defensa anunció el miércoles una aportación a Ucrania consistente en 5.000 cascos, a modo de contribución a los apoyos comprometidos a Kiev por la OTAN y la Unión Europea (UE).
La negativa de Berlín a suministrar armas a Ucrania topa con la opinión de sus principales aliados internacionales y ha generado también críticas en la oposición conservadora al tripartito de Scholz con verdes y liberales.
Una mayoría de la población alemana respalda, sin embargo, esa negativa. Un 59% de los ciudadanos está de acuerdo con esa posición, frente al 20% favorables a los suministros y un 21% que no se pronuncian, según una encuesta del instituto de demoscopia YouGov.