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Fracasa la sexta votación para elegir presidente en Italia, con Mattarella como más destacado

La votación para elegir al presidente de Italia se ha saldado una vez más sin un ganador ante la falta de acuerdo entre las principales formaciones políticas del país sobre un nombre que satisfaga a todas las bancadas, aunque con el presidente saliente, Sergio Mattarella, como la opción más votada.

Recuento de papeletas en la sexta ronda de voto para elegir al presidente de Italia, que se ha saldado sin resultado.
Recuento de papeletas en la sexta ronda de voto para elegir al presidente de Italia, que se ha saldado sin resultado. (Filippo MONTEFORTE | AFP)

Son ya seis las sesiones celebradas en la Cámara de Diputados italiana y todas ellas han terminado sin acuerdo, aunque en esta ocasión se ha saldado con 336 votos para el presidente saliente, Sergio Mattarella, que se ha adelantado a la presidenta del Senado, Elisabetta Casellati, propuesta del centro-derecha y que en la quinta ronda obtuvo 383 apoyos y ahora tan solo ha logrado cuatro.

Así pues, y pese al paso adelante de Mattarella, su candidatura ha obtenido menos votos que la abstención –445– y, por tanto, no se ha alcanzado el quórum de la asamblea, fijado en esta ocasión en 505 apoyos. Por lo tanto, la Cámara de Diputados volverá a reunirse este sábado a las 9.30 horas para llevar a cabo una séptima reunión.

Tras el presidente saliente, la opción más apoyada ha sido la del juez Nino Di Matteo, que ha obtenido 41 votos; el senador Pier Ferdinando Casini, con nueve; el exsenador y exdiputado Luigi Manconi, con ocho, y el primer ministro, Mario Draghi, con cinco apoyos, según recoge ‘La Reppublica’.

La designación del nuevo presidente depende de 1.009 personas –321 senadores, 630 diputados y 58 delegados regionales–. Para ser elegido en alguna de las tres primeras votaciones –la última la del miércoles–, el candidato debe obtener al menos dos tercios de los votos (673), mientras que a partir de la cuarta el umbral pasa a la mayoría absoluta (505).

La renuncia de Mattarella a un segundo mandato, en un cargo más simbólico que político pero que puede marcar el devenir del país en momentos de crisis, ha abierto el abanico de opciones sin que haya un aspirante claro.