Esta semana parece que va a ser decisiva para conocer cuál va ser el rumbo de la pandemia. Al menos en la CAV, donde la situación se halla en una situación de indefinición, a diferencia de lo que ocurre en Nafarroa, que encadena tres semanas con bajadas en torno al 20% en la incidencia y parece que la mejora epidemiológica se ha asentado
Así, los 784 casos detectados este domingo suponen un claro avance frente a los 1.265 contagios notificados una semana antes, más allá de que la positividad sigue siendo muy elevada, pues uno de cada dos test dio resultado positivo. Ese herrialde lleva además varias jornadas aliviando presión asistencial, y aunque el domingo se produjo un repunte, tanto en UCIs como en planta, la tendencia es clara.
La situación de los hospitales es, por contra, uno de los pocos datos positivos a destacar en el último informe de Osakidetza, donde se observa una caída de la media de ingresos diarios, de 86 a 78, respecto al jueves, y aunque el número de enfermos covid en planta aumentó el fin de semana –45 más que el viernes–, en una semana se ha pasado de 730 a 624 pacientes. Además, en cuidados intensivos hay casi cuarenta camas ocupadas menos que hace dos semanas.
Una semana de estancamiento
Sin embargo, los datos epidemiológicos no siguen el mismo ritmo. Al contrario, la situación actual en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa es de estancamiento.
Aunque la incidencia acumulada en catorce días de la CAV sigue cayendo, en la última jornada apenas se ha reducido en medio centenar de puntos, de 3.181 a 3.134 casos por cien mil habitantes, cuando entre el lunes y martes de la semana pasada bajó casi trescientos. La ralentización es clara, aunque se aprecia de forma más nítida en la incidencia acumulada a siete días. Como se puede ver en el gráfico que acompaña a estas líneas, la incidencia semanal, que había estado cayendo tan rápido como había subido, se mantiene estable, en forma de meseta, desde hace más de una semana. Así, el 23 de enero la incidencia a siete días era de 1.583 casos por cien mil habitantes, y la del día 30 se quedó en 1.551 casos.
Apenas hay diferencia, y no se puede decir con certeza hacia dónde evoluciona la pandemia. A este respecto, la consejera Gotzone Sagardui explicó ayer que «la moderación que se evidencia en la evolución de la pandemia ha sido una constante durante la semana pasada y hasta conocer cuál va a ser el comportamiento a lo largo de los próximos días es necesario mantener la prudencia y la máxima prevención contra el coronavirus».
Es probable que a lo largo de esta semana se decante la balanza. Y puede hacerlo igual que en Nafarroa y en otros lugares donde la fuerte ola provocada por ómicron ha dado paso a una bajada rápida de contagios, o puede hacerlo en sentido contrario, como ocurre en Dinamarca. En ese país, a un respiro cuando la incidencia parecía tocar techo, le siguió un rebote más fuerte que ha elevado la afección a cotas extremas, con una incidencia de 10.000 casos por cien mil habitantes, aunque con una mortalidad en parámetros parecidos a los del Estado español.
En el caso de la CAV, donde Gipuzkoa mantiene los peores registros de incidencia, hay algunos elementos que apuntan más al primer escenario que al segundo. Por un lado, dentro de esa estabilidad, la incidencia a siete días bajó casi veinte puntos de sábado a domingo, y desde el jueves, cuando llegó a estar en 1.588 casos, siempre ha ido picando hacia abajo. Muy poco, casi nada, pero no para arriba.
Por otro, el impacto de la vuelta a clase tras las navidades, que se ha notado mucho en los contagios en menores, debería empezar a moderarse. Y febrero es un mes mucho más tranquilo en ese sentido, con menos fiestas e interacciones sociales.
Con todo, sin una tendencia clara y una positividad tan alta, no se sabrá hasta dentro de unos días si la ola va, o si viene.