¿Qué es un comisario de arte, cómo trabaja y qué busca? Nos acercamos a ‘Talud mediodía’ (desde el viernes pasado hasta el 27 de febrero en la Alhóndiga bilbaina) para intentar responder a esta pregunta. Este es un proyecto desarrollado dentro de la iniciativa Komisario Berriak, un proyecto de colaboración entre el departamento de Cultura con la Alhóndiga, Artium y Tabakalera, cuyo objetivo es «desarrollar la práctica del comisariado en el contexto vasco e impulsar la generación de nuevas y nuevos profesionales».
Son tres becas en total, una de las cuales es la que ha servido para que el artista Javier Arbizu haya ‘construido’ este ‘Talud mediodía’ tras un periodo de residencia en el centro de arte bilbaino. El navarro es también, junto a Irati Urrestarazu y Oihane Iraguen, uno de los artistas que gestionan Artiatx, el espacio independiente destinado a la producción, exposición y mediación artística ubicado en la antigua fábrica de galletas de Artiach, en Deustoibarra.
«Irati, Oihane y yo tratamos el comisariado como un acompañar a la producción. Los tres somos artistas, pensamos el comisariado desde ahí y esta exposición en concreto la he planteado de manera parecida: a los tres artistas los conocía con anterioridad, y este ha sido un proyecto muy trabajado desde una complicidad y desde un trabajar más fuera de la norma. Sí que es verdad que nuestros proyectos suelen atender más a las necesidades de los artistas que a las del público. Pero también eso es importante, porque desvelamos una parte de la producción artística que se suele perder y que también conecta con el público, que puede verlo hacerlo. Es como cuando vas a un restaurante y ves la cocina: así entiendes más el cocinado», explica Javier Arbizu.
En ‘Talud mediodía’ pone en relación el trabajo de los tres artistas a partir de dos ideas: una, el desmantelamiento de un lugar icónico en Bilbo, el parque de atracciones de Artxanda, destruido y «que se está conteniendo a sí mismo en forma de talud». Dos, la luz del mediodía: «Ese momento que hace de bisagra entre el sol que sube y el que baja. Es un momento del día en el que no hay sombras y que en otras culturas en la antigüedad estaba muy relacionado con los momentos en los que aparece lo mágico, la brujería y los fantasmas».
Y del cambio de la luz del mediodía al amanecer. Ahí entra la propuesta de Julián Pacomio, artista y performer, quien esta madrugada (6:30 del sábado) reproduce en el antiguo parque de atracciones ‘Apocalipsis entre amigos o el día simplemente’, una performance para ‘iniciados’ con ganas de experimentar algo diferente y que se ha podido ver en Lisboa y Barcelona. «Es como el tránsito de la noche al día, ese momento de música tecno de 3 horas y media en el que la gente busca estar junta», explica Arbizu.
En la Alhóndiga, se relacionará con los collages de la bilbaina Claudia Rebeca Lorenzo y las piezas del barcelonés David Bestué. «Probablemente la colección de Bestué cuando acabe la exposición se destruya, porque son piezas hechas de caramelo y sal. Estas de aquí son vértices geodésicos hechos con sal de cocina y los filtros de esos focos,. de infusiones de flores».