El impacto de la covid en la economía ha supuesto que el número de hogares de Gipuzkoa con un gasto de energía excesivo respecto de sus ingresos aumentara entre 2018 y 2020 –diez primeros meses de la pandemia–, pasando del 12,7% al 15,1%, mientras que el gasto medio de energía de los guipuzcoanos se redujo un 4,5% en ese periodo.

Son algunas de las conclusiones del Estudio Sobre la Pobreza Energética de Gipuzkoa que han presentado este viernes el diputado foral de Medio Ambiente y Obras Públicas, José Ignacio Asensio, y la directora de Medio Ambiente, Mónica Pedreira. La investigación ha analizado dos indicadores sobre el consumo objetivo de las familias, y otros dos sobre las percepciones, que han revelado que están más afectados los hogares con menores ingresos.

En vista de los resultados, el diputado ha remarcado la necesidad de una «verdadera transición energética, justa, inclusiva y asequible» y ha indicado que la Diputación lleva a cabo acciones como las ‘comunidades energéticas’ que benefician a 2.500 viviendas y pequeños comercios.

Consumo objetivo

Según el estudio, en 2020 el 15,1% de las familias (43.700 hogares y cerca de 105.300 personas) de Gipuzkoa estaba en situación de pobreza energética, que se determina teniendo en cuenta el ‘gasto excesivo’ en relación a los ingresos. Concretamente cuando su esfuerzo para afrontar las facturas de la energía supera el del doble la media del territorio.

En 2020 se registraron alrededor de 18.000 hogares con un consumo de energía «inusualmente bajo», que suele deberse a que las familias no pueden permitirse el gasto económico que supone. Sin embargo, el 30% de estas 18.000 familias son de rentas relativamente elevadas, por lo que la reducción se debió a una mejor eficiencia energética, entre otros factores.

Percepciones

Según los resultados, el 3,1% de los hogares (9.200) declaró haber tenido dificultades en los últimos 12 meses en el pago de las facturas, frente al 0,9% de 2018, un incremento atribuido también al impacto de la pandemia en las economías domésticas en 2020.

El único de los indicadores que mejora es la percepción de los hogares que no pudieron mantener una temperatura adecuada. Ha bajado del 9,4% al 7,8%, lo que supone que 22.839 viviendas reconocieron haber pasado frío.