Joseba Salbador Goikoetxea

Ilusión y expectación en Tolosa ante un Carnaval en pandemia

A la alegría que generó el anuncio de que finalmente sí se organizarían las fiestas, se añade la expectación ante el efecto que puedan tener las medidas implantadas para poder celebrarlas «de forma segura».

La plaza del Ayuntamiento, escenario del txupinazo.
La plaza del Ayuntamiento, escenario del txupinazo. (Jon URBE | FOKU)

En el momento en que este mediodía estalle el txupinazo en la plaza del Ayuntamiento, Tolosa se sumergirá en seis días de bullicio y desenfreno. Unas fiestas de Carnaval en las que nunca ha habido normas, aunque este año llegan en medio de los últimos coletazos de la sexta ola del Covid-19, por lo que la expectación ante lo que pueda pasar es considerable.

Y es que la pandemia viene marcando la presente edición de los Inauteriak desde hace ya un mes. El 21 de enero, el Consistorio anunciaba la suspensión de las fiestas debido a la situación sanitaria, lo que cayó como un jarro de agua fría entre los tolosarras. Aunque muchos no dudaron en poner en marcha el ingenio que caracteriza a estas fiestas y comenzaron a idear sus particulares «fiestas de primavera», aquellas que lograron sortear las prohibiciones impuestas por el franquismo.

Veinte días más tarde, el 10 de febrero, el Gobierno Vasco desactivaba la emergencia sanitaria, lo que llevó al Ayuntamiento a cambiar de opinión, al estimar que «ya no existía motivo para suspender las fiestas». La ilusión y la alegría corrió como la pólvora y todo el municipio se puso manos a la obra para tener listos los disfraces y las carrozas para este domingo. Y es que el Carnaval no es solo fiesta, también supone un importante empujón para la hostelería, el comercio y los servicios.

El Ayuntamiento y las entidades locales, protagonistas año tras año en la organización del Carnaval, también han tenido que preparar el programa en un tiempo récord –dos semanas, en lugar de los cuatro meses habituales–, pero tal y como destacó el pasado lunes la alcaldesa, Olatz Peón, «la colaboración ha sido extraordinaria y todas las entidades han puesto todo de su parte para organizarlo todo en tan poco tiempo».

Ello ha permitido que se haya logrado mantener casi al completo el programa, eso sí, adecuándolo «a la situación, a las medidas y a las recomendaciones actuales para poder celebrar las fiestas de forma segura».

Este extremo cobra especial importancia como consecuencia de la incertidumbre creada ante la orden de la Consejería de Salud que, tras desactivarse la emergencia, recomendó a los municipios con una tasa de incidencia superior a los 400 casos «suspender o posponer temporalmente las fiestas si no se garantizan las medidas de seguridad».

El portavoz del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, tuvo que matizar posteriormente que la celebración de los carnavales «no está prohibida», sino que lo que se ha hizo era recordar las normas básicas que están en vigor y que se dejaba en manos de los ayuntamientos la organización y la forma.

En la presentación del pasado lunes, la alcaldesa mostró su esperanza de que en el boletín de hoy la tasa de incidencia llegue o se sitúe por debajo de los 400 –el pasado lunes era de 628–, pero en cualquier caso insistió en que el programa se ha adecuado a las medidas y recomendaciones sanitarias.

Actuaciones de carrozas

Así, este año sí habrá actuaciones de carrozas –pero no concurso– y la distancia entre ellas será mayor, mientras que su horario será de once de la mañana a once de la noche. Además, solo podrán actuar en el paseo San Francisco y hasta la plaza del Triángulo, y no podrán hacerlo en la calle Rondilla, más estrecha que las anteriores y que queda reservada para peatones. El domingo actuarán doce carrozas, el martes once, y el lunes estará dedicado, como otros años, a las actuaciones de los grupos de tiempo libre.

Otro de los puntos críticos lo constituyen las entradas y salidas a la plaza de toros, para lo cual se ha decidido que este año se realicen sin txarangas, de tal forma que sus actuaciones deberán terminar y comenzar a 150 metros de la entrada de la plaza (al final del paseo San Francisco). Una vez empiece la kalejira de salida, el Ayuntamiento ruega a la ciudadanía que se ponga detrás de las txarangas, con el fin de no entorpecer la bajada.

La alcaldesa destacó que muchas de estas modificaciones las han propuesto las propias agrupaciones y entidades que participan en el Carnaval, a las que mostró su agradecimiento. «En las reuniones que hemos mantenido estos últimos días, hemos visto que las propias entidades participantes ya venían con una reflexión previa sobre las medidas de seguridad a adoptar en cada evento, y la verdad es que han traído numerosas propuestas, lo que nos ha  facilitado mucho nuestro trabajo», indicó.

«Cada uno en su pueblo»

Preguntada por la petición que hizo para que cada uno celebre los carnavales en su pueblo, la alcaldesa señaló que «es duro para un alcalde decir que la gente no venga a las fiestas», al tiempo que reconocía la atracción que tiene Tolosa como cabecera de comarca. Por ello, indicó que «no puedo más que pedir ese esfuerzo, ya que no podemos restringir el acceso, sobre todo cuando se ha desactivado la emergencia sanitaria».

Las barracas, por su parte, se mantendrán en la plaza Geltoki, al tiempo que las txoznas continuarán este año en la plaza Euskal Herria, aunque la intención del Ayuntamiento es que haya una rotación y se trasladen a la plaza Berria, algo que hubiera querido hacerlo este año «para dar un descanso a los vecinos de la plaza Euskal Herria», aunque finalmente no se ha podido llevar a cabo por falta de tiempo y porque estas entidades «no se quieren mover de la plaza Euskal Herria».

La última recomendación del Consistorio, y la más insistente, es la de utilizar la mascarilla «en todos aquellos casos en los que no se pueda mantener la distancia de 1,5 metros entre personas». Una situación que se repetirá, sin duda, en muchas ocasiones, por lo que convendrá tenerlo en cuenta estos seis días.