Iñaki  Iriondo
Cronista político

Indicios de «sociogramas» dirigidos en la selva de aspirantes de Arkaute

El «sociograma», basado en la opinión de los compañeros de academia, hace que un 10% de los aspirantes a ertzainas de cada promoción (20% en el caso de las mujeres) sean eliminados. Documentación en poder de NAIZ lleva a pensar que en algunos casos las respuestas de los alumnos están inducidas.

Imagen del inicio de curso de la última promoción llegada a Arkaute el mes pasado.
Imagen del inicio de curso de la última promoción llegada a Arkaute el mes pasado. (IREKIA)

«Parece no tener claro dónde está», respondieron 9 de los 17 alumnos de la academia de Arkaute sobre un compañero que acabó expulsado. ¿Cuáles son las posibilidades de que semejante coincidencia se produzca de forma espontánea? Según fuentes conocedores de la materia, que han revisado documentación que obra en poder de NAIZ y GARA, más bien da la impresión que son respuestas inducidas o dirigidas por los examinadores. De hecho, otros calificativos negativos también se repiten literalmente, lo que incrementa esta sospecha. E incluso varios alumnos y algún instructor hacen mención negativa a que se paró en una prueba física cuando llegó al límite en el que se podía considerar aprobado.

El «sociograma» consiste en que, tras el periodo de formación, alumnos de la Academia de Policía de Arkaute opinan sobre sus compañeros. Según informó ELA, en base a esta prueba se elimina a un 10% de cada promoción, que asciende al 20% en el caso de la mujeres.

Los alumnos tienen que adjudicar puntos positivos (9) y negativos (9) a una o mas personas, y después justificarlo ante el entrevistador. Pero según constatan personas que han pasado por ello, «en la entrevista te aprieten para que digas algo malo de alguien».

Después de conocer la opinión de sus compañeros, el aspirante vuelve a ser entrevistado  y la documentación con la que cuenta este diario evidencia que no es sencillo defenderse. ELA ya denunció que «las entrevistas direccionadas buscan la eliminación de aspirantes y premian el corporativismo y la desconfianza».

En este mismo sentido, ha habido quien ha afirmado públicamente que «es muy fácil ponerse de acuerdo entre varios en decir algo [de otro] que no sea cierto o esté fuera de contexto, que no te van a pedir pruebas de ello. Luego, en la entrevista final, por mucho que te justifiques y ofrezcas tu colaboración para corroborar los hechos, ni te creen ni hacen esfuerzo por corroborarlos». Esta persona explica que en el curso mantuvo su ficha disciplinaria impoluta y pese a ello fue eliminado.

Condena del Tribunal Supremo

En esas condiciones, en las que los alumnos saben que en buena medida su aprobado depende de la opinión del grupo, se da una especie de Ley de la Selva en la que se exacerba la búsqueda de filias y los pactos de fobias, un sálvese quién pueda que no entiende de solidaridad y que acentúa la competitividad.

Una sentencia del Tribunal Supremo de 2012 recoge que «la existencia de grupos que bajo la incitación de quienes se erigen en sus impulsores crean un clima de animadversión o desprecio contra algunos compañeros, sin que haya razón que lo justifique, invalidan tales pruebas desde el punto de vista de la objetividad». En aquel caso, se impuso «entre los alumnos una impresión negativa» del finalmente expulsado «a partir de hechos falsos».

El Supremo añadió que los profesores ni comprobaron las falsedades ni tenían «preparación profesional en psicología». El fallo ordenó retrotraer el caso a antes de realizarse ese «sociograma».

Filtro subjetivo e ideológico

El «sociograma» es visto por algunos sectores como un filtro que, además de subjetivo –te pueden puntuar negativamente por ser «excesivamente bromista»–, puede ser ideológico, de género o discriminar por condición sexual. Un tribunal también ordenó la readmisión de dos mujeres en cuya valoración influyó negativamente que fueran lesbianas.

En los primeros años de la Ertzaintza eran los batzokis los que ejercían como «oficina de reclutamiento» de los agentes o, al menos, los que se encargaban de su cribado, como se comprobó en las anotaciones filtradas a mediados de los 80.

Los mandos y personas de confianza que se instruyeron en aquellas primeras promociones se han ido jubilando, y el tipo de jóvenes que ahora entran en la academia tienen otro perfil. Se está constatando, por ejemplo, presencia de elementos ultraderechistas, provenientes de entornos urbanos y poco euskaldunes, que luego hacen piña.

La Ertzaintza es el único gran cuerpo policial que cuenta con pruebas como el «sociograma» como método de selección de aspirantes, por entender que las relaciones interpersonales entre  agentes son importantes en el trabajo policial.