Aitor Agirrezabal
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

El SNP se enfanga en un proceso estancado: ahora es Ucrania

Se acerca la primavera. Fecha señalada por Sturgeon para dar el siguiente paso hacia el referéndum de independencia. Sin embargo, el líder del SNP en la Cámara de Londres se ha encargado de enfriar las aspiraciones. Esta vez, bajo el argumento de que «la prioridad es Ucrania». La cuerda se tensa.

Nicola Sturgeon, con mascarilla y los colores ucranianos.
Nicola Sturgeon, con mascarilla y los colores ucranianos. (Andy BUCHANAN | AFP)

Escocia avanza hacia el independentismo pero no hacia el referéndum. La polémica sobre las fiestas que envuelve a Boris Johnson también tiene su reflejo al norte de la isla, donde suman argumentos y adeptos a la independencia. Sin embargo, no hay avances sobre la forma en la que materializarla.

En la última sesión de control a la primera ministra, Nicola Sturgeon, un compañero del SNP, el parlamentario por Greenock e Inverclyde, Stuart McMillan, registró una pregunta sobre los avances en la preparación de un nuevo referéndum de independencia. La premier escocesa, sin embargo, apenas mencionó novedades en el frente, pero aprovechó el momento para reforzar el argumentario independentista. Y esto resume a la perfección el punto en el que se encuentra el debate en Escocia.

«El pueblo de Escocia eligió a este Gobierno en mayo pasado: su decisión democrática fue elegir un Parlamento con la mayoría más grande jamás vista de a favor del referéndum. De acuerdo con ese mandato claro, se está trabajando en la preparación de un referéndum, si el Covid lo permite, dentro de la primera mitad de este período parlamentario», se limitó a señalar.

Y a partir de ahí, una lluvia de argumentos para alejarse de Londres: «el pueblo de Escocia tendrá la opción de tomar nuestro futuro en nuestras propias manos, en lugar de estar a merced de gobiernos del Reino Unido», «se incumplieron todas las promesas de la campaña ‘No’ de 2014», «separados de la UE contra nuestra voluntad», «la alternativa siguen siendo gobiernos que no hemos votado». Y ahí entra Boris Johnson.

El inquilino de Downing Street se ha convertido en el mayor argumento independentista. Pero, a su vez, en una pared contra la que choca el deseo de celebrar el segundo referéndum.

Y, de hecho, cada vez son más las voces independentistas que acusan al Gobierno escocés de encontrarse cómodo chocando contra esa pared. Sturgeon lleva muchos meses defendiendo de forma pública un referéndum antes de que termine el año 2023, siempre y cuando se haya superado la pandemia provocada por el covid-19. En 2020, cuando el virus lo cambió todo, la premier escocesa se encontraba enrocada en un repetitivo discurso sobre una nueva consulta, pero sin presentar ningún avance en su enfrentamiento con Londres. La pandemia le sirvió como argumento para aplazar sus planes y ganar tiempo.

Ucrania, nueva carta

En setiembre de 2021 se vislumbró el final de la pandemia (la variante Ómicron se encargaría al poco tiempo de corregir la ilusión óptica), y el Ejecutivo escocés anunció que retomaba los trabajos para organizar la consulta. La tercera y última parte del Proyecto de Referendums entrará en el Parlamento de Holyrood a principios de la primavera, para lo que apenas faltan 15 días, y fuentes del SNP aseguran que incluirá la pregunta del referéndum, que sería la misma de 2014 (¿Debería Escocia ser un país independiente?) y las opciones de fecha sugeridas. Al parecer, 21 de setiembre de 2023.

Sin embargo, a dos semanas de ese hito en el camino que había marcado la premier escocesa, el líder del partido en Westminster, Ian Blackford, ha enfriado el ambiente, señalando que «ahora la prioridad es Ucrania». Justo cuando el covid-19 parece que vuelve a dar respiro. Ha pedido «ser conscientes de dónde estamos» y «respetuoso con las responsabilidades», lo que ha acarreado numerosas críticas en medios afines y redes sociales, donde la palabra «excusa» ha tomado mucho protagonismo. Cada vez son más quienes ponen en duda la determinación de la dirección del SNP para organizar una segunda consulta. La cuerda que ha mantenido unido al independentismo escocés durante 15 años está cada vez más tensa.

El SNP ha reiterado su intención de presentar un proyecto de ley para la votación durante esta legislatura. El Gobierno del Reino Unido tendría entonces que decidir si permite que se lleve a cabo el referéndum o impugnarlo en los tribunales. Todos coinciden en que una batalla judicial reforzaría la posición del independentismo en la sociedad escocesa. Lo que no está tan claro es el resultado que arrojaría el tribunal. Ni cuándo piensa Sturgeon activar esta disputa.

En mayo Escocia afrontará elecciones locales, donde el SNP tiene mucho en juego. Su hegemonía al norte de la isla durante los últimos 15 años no parece correr peligro, pero la indecisión sobre el referéndum de independencia, sumada a crisis locales relacionadas con temas tan de actualidad como el cambio climático o las armas nucleares que reposan en sus aguas pueden quebrar la confianza sobre la formación.