El exdelegado del Gobierno español en Nafarroa y exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán ha fallecido la madrugada de este jueves en el hospital San Juan de Dios de Zaragoza, donde permanecía ingresado desde hace varias semanas. Está previsto que sea incinerado este viernes en el Tanatorio de Torrero.
Roldán, nacido en 1943 en la capital aragonesa, comenzó su carrera política como militante del PSOE, fue concejal en el Ayuntamiento de Zaragoza y su primer cargo relevante fue el de delegado del Gobierno español en Nafarroa, tras el que fue nombrado director general de la Guardia Civil, cargo que aprovechó para enriquecerse con fondos reservados antes de darse a la fuga.
Tras ser detenido en Tailandia y entregado a las autoridades españolas, fue condenado a 31 años de prisión por cohecho, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos, estafa y delito contra la Hacienda Pública y otra de 3 años por el ‘caso Urralburu’. Cumplió 10 años de condena en la prisión de mujeres de Brieva (Ávila).
Su unidad de acción con los responsables del Gobierno navarro del PSOE para manipular contrataciones públicas quedó probada a finales de los 90, con las condenas al expresidente Gabriel Urralburu y su exconsejero de Obras Públicas Antonio Aragón, entre otros.
«¿Quién va a ser pues?», a los Zabalza
Su trayectoria está por tanto muy marcada a la corrupción, pero también debería estarlo a la tortura y otras formas de violencia estatal, debido a sus responsabilidades tanto en la Delegación navarra como en la Guardia Civil en una década muy convulsa.
No obstante, son pocos los casos en que ha sido señalado directamente. Uno de ellos es el de Mikel Zabalza, muerto en Intxaurrondo a finales de 1985. Su hermana Lurdes recordó en una entrevista cómo fue Roldán, entonces ya director de la Guardia Civil, quien llamó a la familia para decirles que había aparecido un cadáver en el Bidasoa, y al preguntarle su hermana si se trataba de Mikel el responsable policial respondió: «¿Quién va a ser pues?».
En 1996, Roldán fue citado a declarar en la Audiencia de Gipuzkoa por la muerte a tiros de la activista de ETA Lutxi Urigoitia en Pasaia en 1987, en un asalto de la Guardia Civil, pero finalmente el caso no llegó a juicio y quedó impune.
En los últimos años Luis Roldán sí hizo algún reconocimiento implícito de la existencia de la tortura, aunque sin llegar a inculparse en ningún momento. Por ejemplo, en 2013 preguntó en voz alta en una entrevista en ‘El País’ «si alguien cree que los detenidos declaran lo que declaran sin coacciones».