Maite Ubiria

Macron reivindica el envío de policías y vacunas en su postal a «electores de ultramar»

No quiere debates en la metrópoli y se dirige por carta-postal a las plazas coloniales, los llamados «territorios de ultramar». Emmanuel Macron recuerda a los electores de esos parajes exóticos que gracias a su quinquenio cuentan con más cárceles y policía. Y que les llevó vacunas en pandemia.

Emmanuel Macron, el 27 de julio de 2021, agasajado a su llegada a Papetee.
Emmanuel Macron, el 27 de julio de 2021, agasajado a su llegada a Papetee. (Ludovic MARIN | AFP)

El presidente francés, Emmanuel Macron, no dudó en mantener el tercer referéndum en Nueva Caledonia cuando la covid-19 golpeaba con fuerza a ese archipiélago de Oceanía.

Finiquitó así un proceso de tres décadas marcado por los Acuerdos de Nouméa y Matignon con un voto que no reconocen las organizaciones que postulan la soberanía plena del territorio. En su carta para pedirles el voto el 10 de marzo, Macron les dice a sus potenciales electores en Nueva Caledonia que «el futuro del territorio está por construir», no sin remarcar la vocación francesa de anclarse como «potencia en el espacio indopacífico».

Con el debate del estatus encallado a esos 16.000 kilómetros que separan a París del país kanaky, mucho más cerca, en Corsica, el presidente-candidato fía a un segundo mandato el diálogo sobre la evolución institucional en la isla mediterránea.

Igual suerte se anuncia para Guadalupe, al que el ministro para los «territorios de ultramar» , Sébastien Lecornu, ya prometió, en noviembre pasado, una evolución hacia la autonomía, en plena olada de protestas.

En todo caso, mirando estrictamente a los cinco años de mandato y a sus consecuencias allende los mares, ¿cuál es el balance que el gobierno de Emmanuel Macron deja en las antiguas colonias a las que el Estado francés tipifica como «territorios de ultramar»?

«Franceses, compatriotas y amigos de...»

El presidente y candidato a su propia reelección adelanta que no debatirá con los otros candidatos antes de la primera vuelta electoral, que tendrá lugar el 10 de abril.

Ocupado por la presidencia de turno europea y la guerra en Ucrania, Macron ha postergado, de hecho, hasta el sábado 2 de abril su gran mitin de campaña, previsto en el parisino Defensa Arena, recinto con capacidad para 40.000 personas.

Por lo demás, el favorito de las encuestas ha optado por las entrevistas en medios de comunicación y, en el caso de los electores que habitan los territorios más alejados del Hexágono, ha optado por un formato más simplificado todavía: ha enviado cartas postales a los votantes que incluyen, indefectiblemente, un retrato de Macron junto a lugareños.

Guadalupe vive desde la década de los 2000 un clima perenne de crisis social que se manifestó con protestas durante la pandemia en las que la desconfianza hacia las medidas sanitarias ordenadas desde París se fusionó con reivindicaciones históricas contra la carestía de la vida o la falta de oportunidades para los más jóvenes.

A los habitantes de Guadalupe a los que saluda como «franceses, compatriotas y amigos» escribe ahora Macron una postal-balance con seis promesas cumplidas de las que dos afectan a materias de seguridad: remarca que han arrancado los trabajos de renovación de la cárcel de Base-Terre y que se ha ampliado además el centro penitenciario de Baie-Mahault. Incluye también como logro «un centro hospitalario universitario» por construir.

Como en Guadalupe, Macron hace gala en Martinica que haber dedicado 100 millones de euros a luchar contra los efectos de un pesticida altamente tóxico, el chlordicone, empleado desde los años 70 del siglo pasado de forma intensiva en las plantaciones de bananas con consecuencias medioambientales y sanitarias muy graves.

Pasando de puntillas por el escándalo sociosanitario, Macron prefiere destacar en su carta a los electores martiniqueses otro logro: desde 2017, les confirma, la Metrópoli ha enviado «efectivos suplementarios a la nueva comisaría de For-de-France».

Minas de oro en Guyana y carta traducida a lengua polinesia

En Guyana asegura el presidente-candidato que ha cumplido con sus compromisos en materia de lucha contra el tráfico de estupefacientes y que, suma y sigue, «se han aumentado también en un 10% los efectivos de las fuerzas de seguridad».

Hace gala Emmanuel Macron de haber reforzado los servicios sanitarios y de haber enviado 200.000 dosis de vacunas durante la pandemia.

Aboga además por seguir adelante con la explotación de las minas de oro en el territorio americano «en base a un sector legal y sostenible». Nada de aludir al controvertido proyecto de Montaña de Oro, mina a cielo abierto.

Las aspiraciones de ganar en poder de decision que se escuchan, en contextos de tensión en Guadalupe o Corsica, alcanzan también a Guyana donde sus autoridades locales aspiran a que la existencia del pueblo guyanés se vea recogida en la Constitución francesa.

A los electores de la Polinesia bajo soberanía francesa les ha remitido Emmanuel Macron un texto escrito originalmente en francés pero traducido a la lengua de Tahití -se hablan al menos cinco idiomas más en el archipiélago-.

Asegura en su carta Macron que en su reciente visita a Polinesia disfrutó de «cuatro días excepcionales» en los que pudo sentir «el Mana» (fuerza sagrada de los habitantes polinesios).

Tras el saludo de cortesía, el aspirante a continuar en el Elíseo cinco años más vuelve a resaltar, también en esa postal a electores exóticos, el esfuerzo financiero hecho por la República durante la pandemia, «y también para preservar la seguridad de los polinesios».

Elogia que bajo su mandato «se rompió el silencio sobre la cuestión nuclear», aunque se le olvida señalar que en su visita a Polinesia, el año pasado, no presentó las esperadas disculpas de París por los cerca de 200 ensayos con armas nucleares que desarrolló en el atolón entre los años 60 y 90 del siglo pasado, y que tuvieron consecuencias letales para el ecosistema marino además de ser responsables de que se disparara la incidencia de distintos tipos de cáncer entre la población.

Anunció en su visita Emmanuel Macron que se abrirían los archivos militares y que se habilitará una línea de indeminizaciones, además de prometer más recursos para los tratamientos contra el cáncer.

Pensando ya en un eventual segundo mandato, Macron no se olvida de exponer el compromiso de «reforzar y aumentar los efectivos del Ejército» en Polinesia.

Les llevamos vacunas y expulsamos a 100.000 extranjeros

A los «franceses, compatriotas y amigos» de Reunion el candidato les hace saber que durante su mandato el desempleo bajó ocho puntos y que la Metrópoli crea cada año 12.000 contratos con la garantía del Estado en ese territorio insular y 16.000 formaciones para los jóvenes. «la delincuencia ha bajado en un 6%», saluda, para insistir, una vez más, en las transferencias financieras y de servicios realizadas por el Estado para encarar la salida a la crisis sanitaria.

En la carta a los electores de Mayotte Emmanuel Macron elude cualquier acercamiento humanista a la crisis migratoria mayor que se vive desde hace años en el territorio.

Según el último informe de La Cimade, de las 42.353 personas extranjeras que el Estado francés encerró en Centros de Retención Administrativa (CRA) en 2021, 26.485 fueron recluidas en Mayotte, donde se ha llegado a encerrar durante meses a niños.

«La Corte Europea de Derechos Humanos condenó por ello a Francia», recuerda esa asociación al actual presidente de turno de la UE. Macron, en esa carta electoral, prefiere referirse como un logro a «las 100.000 expulsiones realizadas desde 2017». Y acompaña su carta postal con una fotografía suya estrechando manos de mujeres y niños que le sonríen durante su escala, en enero de 2019, en una visita que dejó como gran titular estas palabras del presidente: «Francia es, de entrada, la seguridad».