El Ülker Sports and Events Hall de Estambul se llevó un chasco morrocotudo el domingo, en la finalísima de la Euroliga 2021/22, ya que el equipo anfitrión, el Fenerbahçe de Víctor Lapeña, se quedó a las puertas de lograr su primer entorchado a nivel continental. Por 60-55 después de una final de más emoción que calidad, fue el sopron húngaro quien sumó a su palmarés el trofeo más grande de su historia.
La serbia Jelena Brooks, la estadounidense nacionalizada francesa Gabby Williams fue nombrada MVP de la final mientras que la gigante de 2,08 metros Bernadete Hatar se convirtió en un obstáculo insalvable para un Fenerbahçe que, ante 10.000 incondicionales y para colmo de males, vivió una final a contrapié, a cuenta de una intoxicación alimentaria padecida la víspera de la final.
Una de sus estrellas, la ucrania Alina Iagupova, fue una de las afectadas, y entre la presión por la final y su flojera de piernas fimró un 4 de 18 en el tiro, con 0 de 10 en triples, para cerrar un momento que debía ser cumbre y fue para olvidar. Pero Iagupova solo fue una de las afectadas.
El propio Víctor Lapeña precisaba de suero para poder levantarse de la cama el domingo él y su cuerpo técnico tuvo que acudir con varias jugadoras al hospital más cercano el día de descanso debido a una intoxicación en la cena posterior a la semifinal. El equipo no se presentó al entrenamiento del sábado y, caprichos del destino, las jugadoras más afectadas fueron las titulares del equipo otomano.
Alina Iagupova, Kayla McBride y Elisabeth Williams estuvieron vomitando en el vestuario minutos antes de saltar a jugar la finalísima. Al 4 de 18 de Iagupova hay que sumarle el 1 de 10 de McBride y un 2 de 8 de Williams, con un 1 de 4 en tiros libres.
Lapeña –exentrenador de UNB Obenasa y que en 2014 llegó a fichar como técnico ayudante de Bilbao Basket antes de que lo «reclutara» la Federación Española de Baloncesto y el incierto futuro económico bilbaino– no quiso comentarlo ni en la rueda de prensa posterior. El preparador maño se limitó a decir que «no tomamos buenas decisiones en los momentos clave y eso se paga», a pesar de que lucía pálido después de lo sucedido.
Lo sucedido fue que el Sopron dominó la primera mitad y solo el vértigo de verse con el título en sus manos les dio opciones a la otomanas, que aun y todo llegaron a los compases finales con opciones, unas opciones que no lograron materializar.
En el partido por la tercera plaza, el Perfumerías Avenida entrenado por Roberto Iñiguez batió a un Praga que jugó con solo seis jugadoras a causa de la lesión en el hombro de María Conde. Sin la presión de las semifinales, las salmantinas se impusieron por 71-59.